Eduardo es más precavido ante las cámaras de vigilancia —principalmente las del C5— cuando entrega mercancía a sus clientes, pues ahora ya no lo hace en fiestas o bares, sino a domicilio, a veces en vía pública. Desde que inició el confinamiento por la Jornada de Sana Distancia para la mitigación del Covid-19, usa cubrebocas y gel antibacterial. Antes vendía principalmente cocaína y mariguana, pero en la cuarentena disminuyeron los pedidos de estas drogas ilegales, y lo resume así: “Bajó mínimo un 50 por ciento la chamba; el jale antes era perico, pero ya ahora vendo más cristal”.
Otros tres narcomenudistas que operan en la Ciudad de México, entrevistados por La Razón vía WhatsApp, aseguraron que sus ventas se vieron disminuidas al principio de la cuarentena, pero han logrado mantener sus pedidos gracias al servicio a domicilio.
Antonio, dealer que opera en el Centro Histórico, dijo que al principio hubo “compras de pánico”, sobre todo de cannabis; luego las ventas cayeron y tuvo que cambiar de giro: “al principio estuve viviendo de mis guardados (ahorros), pero como trabajo secundario vendo con mi esposa gel antibacterial, cubrebocas y caretas”.
El delito de narcomenudeo en la capital se ha mantenido durante la cuarentena. Entre marzo y abril se reportaron 181 denuncias, cerca del 10 por ciento más que en el mismo periodo de 2019, según el portal de Datos Abiertos de la CDMX.
A escala nacional, las operaciones de los cárteles del narcotráfico disminuyeron, según publicó Mike Vigil, exagente de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), en una columna del medio Infobae, donde detalló que los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) no han podido mantener su producción, pues muchos de los químicos que utilizan provienen de China, el país donde se originó el nuevo coronavirus.
Al detonar los brotes de Covid-19, las industrias tuvieron que parar temporalmente y hubo más puestos de revisión, dijo Vigil; esto hizo prácticamente imposible surtir de materiales a los cárteles mexicanos.
En el paso fronterizo con EU, las incautaciones en los puestos de la Patrulla Fronteriza se mantuvieron relativamente estables entre marzo y abril, específicamente de cargamentos de mariguana, cocaína, y heroína respecto al periodo del año pasado.
“Bajó mínimo un 50 por ciento la chamba; el jale antes era perico, pero ya ahora vendo más cristal”
Sin embargo hubo un aumento en los decomisos de metanfetamina (67 por ciento) y fentanilo (78 por ciento) y en las drogas catalogadas como “otros”, pasando de cinco a 55 kilogramos, según datos de resultados de búsqueda de la Web de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
A nivel internacional también el Covid-19 ha provocado cambios, como aumento de precios, aunque la emergencia sanitaria no detiene la actividad ilegal, según una investigación del Proyecto de denuncia de la corrupción y el crimen organizado (OCCRP, por sus siglas en inglés), que revela que la industria global de cocaína, que mueve cerca de dos mil toneladas al año y miles de millones de dólares, se está adaptando al coronavirus mucho mejor que numerosos negocios legítimos.
Según sus hallazgos, en un principio la pandemia afectó la producción en los países del sur de América Latina, donde se cultiva y procesa, pero nunca se redujo el comercio porque la mayoría de los narcotraficantes han almacenado grandes cantidades de droga.
En Colombia, por ejemplo, los cárteles mantienen su negocio con la cocaína que tenían acumulada, según un informe de inteligencia de la Armada de Colombia de abril, obtenido por OCCRP, la cual concluyó que los narcos anteriormente usaban lanchas rápidas, así como buques pesqueros y submarinos para llevar su mercancía hacia Estados Unidos. Con la cuarentena, estos métodos se volvieron más difíciles de usar, principalmente por razones logísticas. Ahora, las mafias están volviendo a usar rutas más antiguas y lentas, a menudo divididas en numerosas etapas.
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