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domingo, 10 de noviembre de 2019

LA "MASACRE de la NETA": LOS "HOYOS NEGROS del EMBUSTE FEDERAL" en la HISTORIA del "CULIACANAZO"...contada por los vencidos.

Todavía hay muchos hoyos negros en la información que a cuentagotas ha estado ofreciendo el gobierno federal respecto a la fallida Operación Ovidio. Queda claro que la primera versión, ofrecida por el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, fue un embuste; también que las fuerzas militares cometieron errores de diseño del operativo, que se precipitaron, que no calcularon el nivel de una posible reacción del grupo criminal; que una vez sometidas, las fuerzas federales tuvieron que canjear a su presa por los militares que habían sido secuestrados y retenidos. Y que el mismo Gobierno ayudó a fortalecer el liderazgo de los hijos del ‘Chapo’ Guzmán en el Cártel de Sinaloa. 
Fue la graduación de Los Chapitos como jefes de la mafia y el gobierno federal les organizó la fiesta. Mal planeada, “precipitada”, acicateada desde los Estados Unidos, la operación fallida contra Ovidio Guzmán López solo sirvió para que los hijos de Joaquín Guzmán Loera terminaran de entronizarse como líderes indiscutibles de una de las organizaciones que componen el Cártel de Sinaloa. Y no de cualquier fracción, sino la que detenta las armas, los ejércitos, los que cuidan las plazas… de sus enemigos y ahora también del Gobierno.
Las advertencias que hicieron los operadores del cártel ese jueves tenían un sustento. Amenazaron con atacar bases militares también en Sonora y Durango. Ya tenían hincados a 29 militares en Estación Sufragio, en el Limón de los Ramos, en la caseta de peaje de Costa Rica y en El Fuerte.
Su brazo es largo, ya se demostró. La misma exposición que hizo el general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, así lo evidenció. En cosa de minutos, las células del Cártel de Sinaloa impidieron, de entrada, que los anillos de seguridad previstos para proteger la Operación Ovidio, se instalaran como se había previsto. Así, el punto principal del operativo, que era la casa de Ovidio en la calle José Muro, quedó desprotegido.
Sandoval González hizo un recuento de los sicarios que en las primeras dos horas participaron en los ataques directos a las fuerzas federales: fueron 375, todas las células dotadas de armas y vehículos que superaban la capacidad de fuego del Gobierno. Solo en la caseta de Costa Rica, dijo, había 150 hombres armados y alrededor de 30 camionetas.
No entraron en su recuento muchas células que actuaron sin que participaran en los enfrentamientos, ni los contingentes que se trasladaban a Culiacán desde distintos puntos de la entidad. Ni los cientos de punteros que ese día se movilizaron en autos y en motocicletas para ubicar los movimientos de las fuerzas del Gobierno.
Por qué invadieron la casa
Hay muchas cosas que no se han aclarado todavía a pesar de la extensa explicación, con datos y cuadros, gráficas e infografías: ¿Por qué, si no había una orden de cateo las fuerzas militares entraron a la casa? Para Ríodoce la razón es muy sencilla: entraron para protegerse. Ya el objetivo principal de la operación no era capturar a Ovidio sino resguardarse de los ataques que ya habían iniciado.
Obsérvese la línea del tiempo que, a pesar de los hoyos que tiene, muestra los momentos estelares de la fallida operación. Uno de ellos es la hora en que rodean la casa, las 14:30. Veinte minutos después, las fuerzas federales reportan que se encuentra bajo ataque con armas de fuego, aunque no se aclara si estas agresiones provienen del interior de la casa o desde otros puntos y contra los anillos de seguridad que se habían instalado o que pretendían instalarse. Luego se expone la hora, 15:15, en que los militares entran a la casa y conminan a Ovidio a salir hacia una cochera improvisada donde se observa un rústico piso de concreto.
En el video presentado durante la conferencia del miércoles 30, se pueden escuchar disparos pero no en la casa ni en el perímetro inmediato, sino a algunas cuadras del inmueble.
Dos minutos después, ya dominados, los militares le piden a Ovidio que se comunique con su hermano Iván Archivaldo y le pida que cese las hostilidades. Ovidio lo hace y recibe, según fuentes de Ríodoce, la respuesta de que “ni madres”, “te vamos a rescatar”.





EL TRÁMITE. Para extraditar a Ovidio.


El informe de la SEDENA lo reconoce en su informe: a la llamada de Ovidio, Iván responde “con una negativa y lanzando amenazas en contra del personal militar y sus familias”.
A los ocho minutos de esta llamada, donde Ovidio le dice a su hermano que “ya paren todo, ya me entregué, ni modo”, se reportan los primeros soldados del Ejército y de la Guardia Nacional heridos de parte de los grupos armados.
Media hora después, según la cronología de la SEDENA, vehículos con hombres armados se concentran en actitud hostil muy cerca de la casa de Ovidio, lo cual se conoció casi en tiempo real por las redes sociales: camionetas artilladas circulando por las calles de Culiacán, hombres armados desplegados por las calles aledañas, principalmente por el boulevar Enrique Sánchez Alonso, gente abandonando sus autos y buscando refugio, comercios bajando sus cortinas metálicas…
33 minutos después de la llamada entre los dos hermanos, se reporta a los mandos de la SEDENA que vehículos con gente armada están rodeando las bases militares de Cosalá, Costa Rica y El Fuerte, Sinaloa, así como la retención del personal militar de dichas bases.





LA ORDEN JUDICIAL.

Para ese momento, es decir, una hora con 20 minutos después de que inició la Operación Ovidio rodeando la casa de la calle José Muro Pico, las fuerzas del Cártel de Sinaloa se habían impuesto sobre el Ejército y la Guardia Nacional.
Lo demás fue negociar. Un oficial y cuatro elementos de tropa fueron tomados como rehenes en la caseta de cobro de Costa Rica y desde entonces amenazaron con fusilarlos si no se entregaba a Ovidio. También se habían llevado a un oficial y a un empleado de seguridad que se encontraban en la Unidad Habitacional de la colonia 21 de Marzo, al sur de la ciudad. Amenazaron con llevarse las pipas de gasolina que retuvieron en la caseta de peaje y hacerlas estallar en el complejo familiar.
Contra la pared, perdida también la guerra sicológica, el gobierno cedió. A las 18:49, informó el general secretario, “por decisión colegiada del Gabinete de Seguridad Federal, se ordenó dar fin a la operación, cesando los desmanes, mientras las fuerzas operativas se replegaban”.
A las 19: 17 horas, es decir, 28 minutos después de que los militares se retiraron de la casa de Ovidio dejándolo allí junto con su familia y acompañantes, el grupo armado dejó en libertad al oficial y a los cuatro elementos de tropa. Esto se hizo en la salida norte de Culiacán, frente al motel París, según declaró uno de los rehenes liberados a Televisa.
La Operación Ovidio había fracasado.





DURAZO Y SANDOVAL. Contradicciones. Foto: Galo Cañas/Cuartoscuro.


La mano que mueve la hamaca
La exposición del general Secretario de la Defensa durante la conferencia arranca con un trámite que se hizo en el distrito de Columbia el 2 de abril de 2018, cuando una corte federal gira orden de aprehensión contra Ovidio Guzmán López “por los delitos de asociación delictuosa para distribuir drogas”. Sería la misma corte donde se llevaría a cabo el juicio contra el Chapo Guzmán.
Como un dato más —pero no era solo un dato más—, Luis Cresencio Sandoval informó que fue el 13 de septiembre cuando el gobierno de los Estados Unidos solicitó a México la orden de detención provisional con fines de extradición.
Doce días después, el 25 de septiembre, la Fiscalía General de la República (FGR) solicita al centro de justicia penal federal de Almoloya de Juárez, Estado de México, la orden de detención provisional y el mismo día un Juez de Distrito la libera.
Al Presidente de la República se le preguntó si Washington había tenido que ver en el operativo para detener a Ovidio Guzmán, pero Andrés Manuel López Obrador rechazó que la orden para capturar a Ovidio Guzmán López haya salido de allá.”Nosotros no recibimos órdenes de Washington…”, atajó.





SICARIOS EN VEHÍCULOS APOSTADOS. En espera de actuar.

Sin embargo, la fecha en que Estados Unidos solicita a México la orden de detención, coincide con la visita que agentes de la DEA y dos delegaciones de funcionarios gringos —una de Alabama y otra de Nueva Orleans— hicieron a México y a Sinaloa y a la que le siguió una reunión del mismísimo director interino de la DEA, Uttam Dhillon con el gobierno estatal.
Durante esa visita, el 11 de septiembre, se llevó a cabo una reunión de “alto nivel” con funcionarios mexicanos en la embajada de los Estados Unidos en México, según declararon el fiscal federal Jay E. Town y el agente de la DEA, Clay Morris (Ríodoce 874). Las delegaciones, dijeron, fueron seleccionadas por la DEA.
Y más aún, Morris agregó que estaban trabajando para llevar ante la justicia de su país “a las personas que están en la cima de estas organizaciones”. (Se refería a las que producen drogas sintéticas, principalmente Fentanilo).
Puede creerse que en el fallido operativo para aprehender a Ovidio Guzmán no hayan participado directamente agentes de la DEA y que ello se deba a una nueva actitud del gobierno federal respecto a la forma en que las agencias norteamericanas han participado en esta clase de operativos. Pero ajenos a la Operación Ovidio no fueron.
***Artículo publicado el 3 de noviembre de 2019 en la edición 875 del semanario Ríodoce.

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