El asesinato de varios niños y mujeres de una prominente familia mormona estadounidense por parte de hombres armados pertenecientes a un cartel en el norte de México ha vuelto a poner de relieve la pésima situación de seguridad del país, y se teme que los asesinos logren evadir la justicia.
NI QUIEN LE GANE:
Al menos nueve ciudadanos estadounidenses, todos ellos miembros de la familia del activista mexicano-estadounidense contra el crimen Julián LeBarón, murieron en un ataque en el pueblo de Bavispe, en el estado de Sonora, ubicado en la frontera noroeste del país con Estados Unidos. Según Animal Político, entre los muertos había tres mujeres y seis niños, dos de los cuales eran bebés.
Según los informes, el grupo de 17 miembros de la familia viajaba en tres vehículos distintos cuando fueron atacados. Hombres armados les dispararon a algunos de los pasajeros a quemarropa y acribillaron los vehículos, causando el incendio de uno de ellos, según supuestos videos del vehículo quemado.
Aún no se sabe por qué la familia fue atacada, pero es probable que el grupo de vehículos haya sido confundido con el de un grupo rival. La región donde tuvo lugar el ataque ha sido violentamente disputada por grupos criminales —como el Cartel de Sinaloa y otro grupo conocido como La Línea, que está vinculado al Cartel de Juárez— debido a sus rutas de tráfico de drogas y de migrantes hacia Estados Unidos.
La familia LeBarón hace parte de una comunidad mormona que ha vivido en la región fronteriza entre Estados Unidos y México durante décadas. Previamente habían confrontado directamente a los grupos del crimen organizado que ejercen un control de facto en esta anárquica frontera. Hace una década, otros dos miembros de la familia LeBarón fueron secuestrados y más tarde asesinados, cuando los habitantes del pueblo se negaron a pagar el rescate exigido por los secuestradores.
El vil asesinato de mujeres y niños marca un nuevo hito en la deteriorada situación de seguridad de México. Justo el mes pasado, 14 policías murieron a manos del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Michoacán. Al día siguiente, 14 presuntos criminales murieron en Guerrero, en lo que según las autoridades fue un tiroteo. Poco después, 13 personas murieron cuando un grupo de hombres armados del Cartel de Sinaloa convirtió a la capital del estado de Sinaloa, Culiacán, en una verdadera zona de guerra con el fin de liberar a un hijo del exlíder del cartel, Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”.
Según un comunicado de prensa oficial, las autoridades de los estados de Sonora y Chihuahua, su vecino, han lanzado una operación conjunta para encontrar a los otros miembros desaparecidos de la familia LeBarón, así como a los responsables del brutal asesinato.
Análisis de InSight Crime
México está a punto de registrar el año más violento en la historia del país, a la vez que una grave crisis de impunidad pervive junto a niveles récord de homicidios, lo que lleva a pensar que los asesinos de la familia LeBarón nunca serán capturados.
En 2018, 30 de los 32 estados de México tenían tasas de impunidad altas, muy altas o atípicas, según el Índice Global de Impunidad de México. La tasa de impunidad a nivel nacional obtuvo una puntuación de casi 70 en una escala de 100 puntos, en la que las puntuaciones más altas significan mayores tasas de impunidad. A nivel mundial, México suele ubicarse entre los peores países en cuanto al enjuiciamiento de delitos.
Los responsables de los recientes hechos violentos en Michoacán y Culiacán, por ejemplo, aún no han sido detenidos. Pero podría decirse que el ejemplo más notorio de impunidad en los últimos años es la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, caso que aún no ha sido resuelto.
Mientras que la atención y los recursos se invierten en medidas de seguridad de línea dura, la policía mexicana continúa careciendo de formación y recursos para acordonar las escenas de los crímenes, investigar a fondo los delitos y reunir las pruebas suficientes para que los fiscales enjuicien a los delincuentes. Asimismo, a los grupos criminales del país se les ha dado un cheque en blanco para operar con la violencia que les plazca sin temor a ser detenidos o ir a prisión.
Aun así, la emboscada a los LeBarón es un “caso excepcional”, como dice el analista de seguridad y exagente de policía mexicano Jaime López, porque involucró infanticidios y por la importancia de la prominente familia en la región.
Uno esperaría una mejor respuesta de las autoridades para identificar y arrestar a los culpables. Sin embargo, López advierte que el gobierno actual ha mostrado “poca intención de mejorar la capacidad para investigar y enjuiciar los asesinatos de manera efectiva”.
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