La presidenta Claudia Sheinbaum presume que México es “el país más democrático del mundo”, pero sus palabras caen en la contradicción y evidencian una desconexión con la realidad institucional y social del país, que no soporta el escrutinio de los índices internacionales.
Pero un desmenuce de frase por frase de su mas reciente verbodiarrea, desmonta sus dichos y subraya la temperatura social reflejada en los comentarios ciudadanos, respaldada por cifras y análisis de organismos internacionales.
“Somos, y eso le duele al conservadurismo, pero es la verdad, el país más democrático de todo el planeta.”
La democracia no se mide por discursos ni por la irritación de los opositores, sino por indicadores objetivos. Según el Índice de Democracia Global 2025 de The Economist Intelligence Unit, México ocupa el lugar 84 con una calificación de 5.32 sobre 10 y está catalogado como «régimen híbrido», lejos de las democracias plenas como Noruega, Nueva Zelanda o Suecia, y muy por debajo de EE.UU. (puntuación de 7.85). Esa “verdad” presidencial, como otras, se queda en el aire.
“Aquí el pueblo decide quién es el presidente o la presidenta. Aquí el pueblo decide quiénes son sus legisladores. Y aquí el pueblo decide quién es su poder judicial.”
Decir que “el pueblo decide todo” es la esencia del populismo, pero la reciente reforma para elegir jueces por voto popular es señalada por expertos como una maniobra para controlar políticamente la justicia, no como un avance democrático. Bolivia, el único caso comparable, ha sufrido retrocesos: la calidad de los magistrados bajó y el voto en blanco es mayoritario. Más que «empoderar al pueblo», esto evidencia el afán de concentrar poder en manos del partido dominante.
“Estamos viviendo tiempos históricos, únicos, estelares en nuestro país…”
Históricos sí: no por su brillo democrático, sino por el retroceso en independencia judicial, por la polarización y por una ciudadanía que, aunque apoya a la presidenta por encima del 65%, solo confía en los partidos políticos en un 30%. Los tiempos estelares que ella celebra, muchos los viven como una telenovela de crispación y desencanto.
“El Presidente López Obrador está en el corazón del pueblo de México y de ahí nunca se lo van a arrebatar.”
La personalización del poder es justamente síntoma de democracias débiles y populistas, según todos los estudios internacionales. La institucionalidad está secuestrada por el carisma y el legado de una sola persona. Que el poder esté en el corazón popular, pero no en instituciones fuertes, es todo menos democrático.
Temperatura social: reacción ciudadana
Basado en los comentarios en reacciones a la informacion de ElNORTE, la temperatura social es de abierta indignación, sarcasmo y repudio a las afirmaciones oficiales. Los ciudadanos denuncian la manipulación de las instituciones, el control del poder y la exclusión de la oposición. Se repiten expresiones de burla (“¿El país más democrático del mundo? JAJAJA”), insultos, descalificaciones (“populista, mentirosa, marioneta de AMLO”), y acusaciones de autoritarismo y simulación.
El debate público se fragmenta entre el desencanto ante las instituciones, el enojo por la reforma judicial y el hastío por la retórica repetitiva del oficialismo. La mayoría de los comentarios reflejan molestia, rechazo y desconfianza total en el discurso presidencial.
Índices y cifras clave
- Índice de Democracia Global (The Economist): México en el puesto 84, calificación 5.32/10: régimen híbrido, no democracia plena.
- IDD-Mex: Evalúa 24 indicadores en los 32 estados; los mejores estados apenas alcanzan puntajes medios, reflejando una democracia incompleta
- V-Dem: México estancado en la medición de democracia liberal y electoral, alertando sobre el peligro de la concentración de poder.
- Latinobarómetro: Solo el 41% de mexicanos muestran interés en la política; baja participación, alta concentración de poder y debilitamiento opositor.
Resumen
La retórica presidencial sobre la “democracia estelar” en México es una estrategia populista y contradictoria, que no resiste el análisis objetivo ni el escrutinio internaciona. La temperatura social muestra hartazgo y desconfianza, entre el sarcasmo y la denuncia abierta de la concentración de poder. Los índices de democracia y la reacción ciudadana confirman que, lejos de ser el país más democrático, México enfrenta desafíos graves de institucionalidad, pluralismo y participación. Una democracia real exige mucho más que discursos, y la sociedad lo sabe.
Con informacion: ELNORTE/ IDD-MEX/ THE ECONOMIST/ V-DEM
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