Un auto Lamborghini terminó sobre el camellón central de la Carretera Nacional y sobre el camellón en el cruce de la carretera y la calle Juan Zapata, en Allende N.L.
¡Qué manera tan elegante de estrenar nave!
El mismísimo Lamborghini Revuelto 2024, ese bólido italiano híbrido de más de mil caballos, terminó con sus ruedas besando el camellón central de la Carretera Nacional en Allende, como si estuviera buscando estacionamiento VIP para admirar el paisaje urbano.
Según el propio conductor, Julio Campos, quien apenas ayer empezó a domar semejante bestia, la emoción pudo más que la tracción y, en un intento de tomar el retorno, el pedal derecho decidió que era momento de estrenar el monofuselaje de fibra de carbono… pero contra el concreto regio. Porque claro, si vas a debutar un auto de 13 millones de pesos, lo lógico es probar la suspensión en el camellón, no en el autódromo.
El Revuelto, que presume un V12 de 6.5 litros asistido por tres motores eléctricos para un total de 1,015 caballos de potencia y una aceleración de 0 a 100 km/h en 2.5 segundos, demostró que puede ir de 0 a “¡ay, mi cartera!” en lo que tarda el semáforo en cambiar. Por fortuna, no hubo lesionados, salvo el orgullo del piloto y la fascia delantera, que ahora lleva una firma exclusiva de la banqueta de Buena Vista.
Así que ya lo sabe Monterrey: si ve un Lamborghini Revuelto, mantenga distancia… no vaya a ser que el siguiente retorno lo tome con más entusiasmo que pericia.
Si hay una marca que encarna el glamour, la rebeldía y la velocidad en su máxima expresión, esa es Lamborghini.
Nacida en 1963 en Sant’Agata Bolognese, Italia, la casa del toro furioso surgió casi por accidente… o más bien, por venganza.Ferruccio Lamborghini, industrial de tractores y amante de los deportivos, se cansó de que sus Ferraris le fallaran y, tras una legendaria discusión con Enzo Ferrari—quien le espetó que “un fabricante de tractores no sabe nada de autos”—decidió demostrarle que sí sabía, y de paso, que podía fabricar coches más rápidos, lujosos y fiables.

Así nació Lamborghini: con la misión de humillar a Ferrari y de paso, revolucionar la industria. El primer golpe fue el 350 GT, pero el verdadero terremoto llegó con el Miura en 1966, el primer superdeportivo de motor central trasero, que no solo era veloz, sino un objeto de deseo para la jet set mundial. Desde entonces, la marca ha sido sinónimo de excesos: líneas angulosas, puertas de tijera, motores V12 que rugen como ópera enloquecida y precios que solo los más osados pueden pagar.
El glamour de Lamborghini no es solo mecánico: es cultural. Sus autos han sido íconos en películas, posters y garajes de celebridades. Cada modelo, desde el Countach hasta el Aventador, pasando por el Diablo y el Murciélago, ha marcado época y alimentado fantasías de velocidad y lujo extremo.
Pero claro, el glamour tiene su precio… y sus riesgos. Como bien se ilustra en la imagen del Revuelto 2024, que decidió estrenar el camellón de Allende como si fuera pasarela de Milán. Porque un Lamborghini no solo es para correr: también es para que todos volteen a verte, aunque sea porque acabaste estacionado en el lugar menos pensado. Al final, la marca sigue fiel a su espíritu: desafiar los límites, provocar miradas y, de vez en cuando, recordarnos que el pedal derecho no perdona ni a los más valientes.
En resumen: Lamborghini es la prueba de que el lujo, la pasión y la venganza pueden ir de 0 a 100 en menos de tres segundos… y a veces, directo al camellón porque creías que el rendimiento de la nave era de 10 chicas volteándote a ver ,por kilometro.
Con informacion: ELNORTE/ MEDIOS/

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