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sábado, 14 de junio de 2025

“FRACASO GARANTIZADO”: EL “EJERCITO se VUELVE a EQUIVOCAR como DESDE hace MAS de 18 AÑOS e IMPONE MILITAR de JEFE de POLICIA MUNICIPAL en CULIACAN”…repiten formulas esperando que algun dia el resultado sea distinto.


A casi dos semanas de permanecer sin Secretario de Seguridad Pública de Culiacán, el Presidente Municipal Juan de Dios Gámez Mendívil señaló que se tiene la propuesta ya aprobada del Coronel del ejercito Alejandro Bravo Martínez,para encabezar la policia desde la próxima semana.

Gámez Mendívil señaló que la propuesta de militar fue presentada por la Secretaría de la Defensa Nacional.

La designación de mandos militares como jefes de policía en México, ha resultado transexenalmente fallida y es un fenómeno que refleja una tendencia recurrente en la política de seguridad del país.

Este tipo de decisiones suelen justificarse en contextos de crisis, como la pugna interna del Cártel de Sinaloa (CDS), la desconfianza hacia la policía municipal y la necesidad de coordinación interinstitucional. Sin embargo, la militarización de la seguridad pública ha sido objeto de debate y crítica desde la academia y la sociedad civil, señalando que, lejos de resolver los problemas estructurales, tienden a reproducir errores y catapultar problemas. 

Un reportaje de “PROCESO” en 2017, ya documentaba la experiencia fallida de la militarización de la seguridad pública en México,luego de que en 2006 militares y marinos salieron a las calles bajo instrucciones presidenciales para combatir el crimen organizado.

El análisis señalaba que en ese momento del tiempo que pese a la presencia de militares en 26 entidades y la designación de altos mandos castrenses como secretarios estatales de seguridad pública, directores de policía municipales o jefes operativos, los resultados habian sido considerados “calamitosos” por las estadísticas oficiales y el Índice de Paz México 2017.

En los estados más afectados por la violencia, como Colima, Guerrero, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa y Zacatecas, la seguridad pública ha estado bajo el mando de militares y, paradójicamente, es en esos mismos estados donde más ha empeorado la seguridad en los últimos años. 

De los 50 municipios más violentos del país en esa época, casi todos habian tenido en algún momento a militares al frente de la seguridad pública. Sin embargo, la presencia castrense no logró revertir la tendencia de inseguridad y, según el general retirado Sergio Aponte Polito, se trataba de una estrategia que debia terminar para que los gobiernos estatales asumieran la responsabilidad de capacitar y profesionalizar a sus policías civiles.

El artículo de PROCESO replicado en redes también destaca que la justificación oficial para la intervención militar habia sido el “fracaso de las policías”, pero reconoce que el propio personal castrense asignado a estas tareas no logró resultados satisfactorios,fueron en todos los casos,mediocres.

Aun hay mas

Otro articulo muy ilustrador fechado en 2015,de la periodista Isabel Arvide, especialista en temas del ejercito y desde su portal de “Estado Mayor”, profundizó en el análisis de las razones por las que los militares fracasan cuando se les asigna funciones de policía en México, en contraste con casos de éxito internacional como el de Colombia.

Destaca que la diferencia fundamental radica en el manejo de la inteligencia y la investigación. En Colombia, el general Rosso Serrano, considerado el “mejor policía del mundo”, combatió la corrupción y apostó por la inteligencia como eje central para desarticular los grandes cárteles, incluso sin contar con tecnología avanzada. En México, en cambio, la estrategia ha carecido ,aunque la presumen,de este enfoque y ha sido marcada por la corrupción, incluso entre mandos militares que debían combatir al crimen organizado.

El artículo de Arvide puso como ejemplo el caso del coronel Martín Pérez Reséndiz, procesado penalmente por el levantamiento y asesinato de siete personas en Zacatecas. Este caso ilustra cómo la militarización puede derivar en abusos graves, cuando la línea entre lo profesional y lo personal se desdibuja y se pierde el respeto a los derechos humanos. El texto cuestiona la formación y el criterio de los militares asignados a tareas policiales, y señala que no siempre están preparados para actuar con apego a la legalidad y el respeto a la vida.

Otra reflexión relevante es que los militares están entrenados para enfrentar enemigos y proteger la patria, no para investigar delitos, mantener el orden público o garantizar derechos fundamentales. El artículo sugiere que la militarización de la seguridad pública, sin una estrategia clara de inteligencia y control de la corrupción, tiende a reproducir fracasos y a vulnerar los derechos de la población.

En síntesis, el texto enriquece el análisis al mostrar que la militarización no es una solución mágica y que, sin una estrategia integral y un enfoque en la inteligencia y la investigación, solo reproduce errores y agrava los problemas de seguridad y derechos humanos en México,que preludia otro fracaso en puerta.

Con informacion: NOROESTEEstado Mayor/PROCESO

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