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domingo, 29 de junio de 2025

“MALAS NOTICIAS CIUDADANOS: EL “OPERATIVO en SINALOA para BAJAR ROBO de AUTOS HIZO AUMENTAR…el ROBO de AUTOS”…ni eficacia, ni eficiencia, ni apagan el fuego, ni aprovechan el agua.


En términos coloquiales, la ausencia de eficacia y eficiencia en seguridad pública significa que el aparato estatal ni logra lo que promete ni sabe cómo hacerlo mejor. Es un menú de promesas sin platillo, donde la ciudadanía paga la cuenta y el crimen organizado se sirve a placer.

Incremento del delito pese a la “estrategia” oficial

Desde el arranque de la nueva estrategia estatal y federal para inhibir el robo de vehículos, la incidencia delictiva no sólo no descendió, sino que se disparó a niveles no vistos en una década. El operativo, implementado en marzo, coincidió con el recrudecimiento de la pugna entre los grupos criminales de “Chapos” y “Mayos”, lo que elevó los robos a cifras récord: de 762 vehículos robados en agosto de 2024 se pasó a 1,345 en octubre del mismo año.

Cifras que evidencian el fracaso

  • Enero 2025: 1,210 robos
  • Febrero: 1,193 robos
  • Marzo (inicio del operativo): 1,222 robos
  • Abril: 1,234 robos
  • Mayo: 1,306 robos

En total, de enero a mayo de 2025, la Fiscalía General del Estado reporta 6,165 vehículos robados, publica RIO DOCE.

Promesas y excusas oficiales

Previo al operativo, el gobernador Rubén Rocha Moya aseguró contar con un “mapeo” detallado de los sectores y colonias más afectados. Sin embargo, desde el primer día, los robos continuaron: nueve vehículos robados en Culiacán el día del lanzamiento y diez más al día siguiente. El promedio diario pasó de 39 robos en marzo a 42 en mayo.

Las autoridades, lejos de reconocer el fracaso, pidieron paciencia. Verona Hernández Valenzuela, vocera de la Secretaría de Seguridad Pública, admitió que los resultados “no serían de un momento a otro” y que “faltaba afinar detalles”, justificando el desplazamiento de los delincuentes a otras zonas.

Dos meses después, la misma funcionaria reconoció que “no se han tenido los resultados que se esperan por parte de las autoridades y también obviamente de la ciudadanía”.

Refuerzos y reformas: más de lo mismo

Ante la ineficacia, el gobierno anunció un refuerzo: 400 elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, 1,200 de la Sedena y 400 de la Guardia Nacional. El mandatario prometió “llenar de presencia policial lugares específicos” y el Congreso aprobó que el robo de vehículos se persiga de oficio.

Diagnóstico legislativo: desconfianza y afectación social

El dictamen del Congreso reconoce que la violencia y el robo de vehículos han dañado gravemente a los sinaloenses, generando desconfianza en las autoridades y afectando la economía local. La disputa criminal, lejos de ser contenida, ha exacerbado el problema.

“El estado debe reforzar la estrategia… para que los delitos no queden impunes y con ello, se logre a su vez, la recuperación de los vehículos robados”, señala el dictamen legislativo.

El operativo para prevenir el robo de vehículos en Sinaloa es un ejemplo palpable de fracaso institucional: promesas reiteradas, operativos mediáticos, cifras en ascenso y una ciudadanía cada vez más vulnerable y desconfiada. La respuesta oficial, más orientada al discurso que a la eficacia, destila mediocridad y deja en evidencia la incapacidad para enfrentar el delito más allá de los anuncios y los refuerzos de último minuto.

Doña eficacia y Doña eficiencia ausentes

Hablar de eficacia y eficiencia ausentes en la estrategia de seguridad pública es señalar, sin rodeos, que ni se están logrando los objetivos mínimos (eficacia), ni se están utilizando bien los recursos disponibles (eficiencia).

Eficacia significa simplemente alcanzar la meta propuesta, sin importar cómo se llegó a ella ni cuántos recursos se gastaron en el proceso. Por ejemplo, si el objetivo es detener a quienes asesinan ciudadanos,policías o impedir levantones o el robo de autos y no se logra, la estrategia es ineficaz, así de simple.

Eficiencia, por su parte, implica lograr ese mismo objetivo pero optimizando recursos: hacerlo rápido, con el menor costo posible, el menor desgaste institucional y el mejor resultado operativo, algo asi como hacerlo bien y a la primera. Una estrategia eficiente sería aquella que, además de detener a los responsables, lo hace sin derrochar tiempo, personal ni presupuesto.

Cuando ambas están ausentes, el resultado es doblemente grave: no se cumple el objetivo (los asesinatos siguen, levantones. no paran,robos de autos menos y nadie es detenido) y, además, se desperdician recursos públicos en operativos, investigaciones y despliegues que no producen resultados tangibles. Es como intentar apagar un incendio arrojando cubetas vacías: ni se apaga el fuego, ni se aprovecha el agua.

Con informacion: RIODOCE/

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