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domingo, 22 de junio de 2025

“ENFERMERO LEVANTADO NO PUEDE CAMINAR”: “VICTIMAS de RULETA RUSA que SIGNIFICA TRANSITAR por la MONTERREY-REYNOSA ahora son PRISIONEROS del DOLOR,la INCERTIDUMBRE y el TRAUMA”….otro retrato de la ruina de dos estados en mal estado.


El enfermero del IMSS levantado el domingo pasado en la carretera libre Monterrey-Reynosa, y liberado el viernes tirándolo a la brecha junto con otros, fue golpeado por sus captores, por lo que aún permanece en cama y requiere atención médica, aseguraron ayer personas cercanas a su familia.

Pedro Antonio Lorenzo Martínez, de 48 años, dijeron, aún no caminaba ayer debido a los golpes que recibió en su cautiverio de cinco días.

Además, una de las tres mujeres de Reynosa que fue plagiada el sábado en esa misma carretera, y liberada junto al enfermero, fue reportada con complicaciones en su diabetes.

Indefensión Normalizada: El Fracaso del Estado y la Agonía Ciudadana

La noticia de la privación ilegal de la libertad de Pedro Antonio Lorenzo Martínez, enfermero del IMSS, y de tres mujeres en la carretera Monterrey-Reynosa, es mucho más que una crónica roja: es el retrato de la ruina de las garantías mínimas que debería proporcionar un Estado. No es un caso aislado ni una excepción. Es la regla, la rutina, la normalidad impuesta por la incapacidad y/o complicidad de las autoridades.

Consecuencias Humanas: Cuerpos y Mentes Rotos

Pedro Antonio fue liberado, sí, pero no salió ileso. Los golpes de sus captores lo mantienen postrado en cama. Su libertad es relativa: ahora es prisionero del dolor, la incertidumbre y el trauma. María de la Luz Lara, una de las mujeres plagiadas, enfrenta complicaciones graves por su diabetes, agravadas por el cautiverio. ¿Cuántos más regresan a casa pero no a la vida? ¿Cuántos quedan marcados física y psicológicamente por la violencia que el Estado minimiza?

La Carretera del Miedo: Espacios Tomados por el Crimen

La carretera Monterrey-Reynosa, como tantas otras en Tamaulipas y el noreste de México, se ha convertido en territorio de nadie. O peor, en territorio de criminales. Viajar por ella es una ruleta rusa. Las familias lo saben, los transportistas lo saben, los ciudadanos lo saben. ¿Y el gobierno? Finge ignorancia, emite comunicados, promete operativos que no llegan o no sirven. La gente se resigna, se adapta, se calla. El miedo se vuelve costumbre.

Indefensión Aprendida: El Peligro de la Normalización

La mayor tragedia no es solo la violencia, sino la aceptación resignada de la indefensión. Nos han convencido de que esto es “lo normal”. Que ser levantado, golpeado, extorsionado o asesinado es un riesgo inherente a vivir aquí. Las autoridades minimizan, los medios lo reportan como una estadística más, nos presumen cifras maquilladas, y la sociedad sigue adelante, anestesiada. Pero cada secuestro, cada asesinato, cada desaparición es una derrota colectiva.

El Fracaso del Gobierno: Entre la Omisión y la Complicidad

El Estado tiene una función básica: garantizar la vida y la seguridad de sus ciudadanos. Cuando esto falla, todo lo demás es secundario. El gobierno que no puede —o no quiere— proteger a su gente, está fallando en lo esencial. Y la impunidad, la falta de investigación y castigo, solo alimenta la maquinaria del terror.

Despertar las Conciencias: No Más Normalización

No podemos permitirnos normalizar la barbarie. Cada historia como la de Pedro Antonio y María de la Luz debe indignarnos, debe dolernos, debe empujarnos a exigir respuestas y cambios reales. No es suficiente con sobrevivir. Merecemos vivir sin miedo, transitar sin rezar por no ser la próxima víctima, confiar en que el Estado hará su trabajo.


La verdadera emergencia nacional es la indefensión cotidiana. La verdadera crisis es la anestesia social ante la violencia. Despertemos antes de que la resignación nos consuma por completo.

Con informacion: ELNORTE/

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