En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, puede que el ganador no sea el candidato que más votos del público tenga.
Y es que el presidente del país no es elegido directamente por los votantes, sino por un organismo conocido como el colegio electoral.
Aquí te contamos en qué consiste este sistema.
Entonces, ¿qué votan en concreto los estadounidenses?
Cuando los estadounidenses acuden a las urnas en elecciones presidenciales, a pesar de que en la boleta aparecen los nombres de los candidatos por cada partido (Donald Trump y Joe Biden en este caso) en realidad están votando por un grupo de funcionarios que forman el conocido como "colegio electoral".
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La palabra "colegio" simplemente se refiere a un grupo de personas con una tarea común. Estos individuos son electores y su trabajo es elegir al presidente y vicepresidente/a.
El colegio electoral se reúne cada cuatro años, unas semanas después del día de las elecciones, para llevar a cabo su cometido.
¿Cómo funciona el colegio electoral?
El número de electores de cada estado es mayoritariamente proporcional al tamaño de su población.
El colegio se compone de 538 electores en total.
California tiene el mayor número, 55, mientras que una serie de estados poco poblados como Wyoming, Alaska y Dakota del Norte (y Washington DC) tienen un mínimo de 3.
Los seis estados con más delegados son California (55), Texas (38), Nueva York (29), Florida (29), Illinois (20) y Pensilvania (20).
Cada elector representa un voto electoral, y el candidato necesita ganar una mayoría de votos (270 o más) para alzarse con la presidencia.
En general, los estados dan todos sus votos electorales al candidato que haya ganado los votos del público en ese territorio.
Por ejemplo, si un candidato del Partido Republicano ganó el 50,1% del voto popular en Texas, se le proporcionarían todos los votos electorales de ese estado, 38.
Solo hay dos estados (Maine y Nebraska) que dividen sus votos electorales en función de la proporción de votos que cada candidato obtenga.
Esto hace que algunos estados sean muy importantes para los candidatos, ya que los que más poblados tienen mayor cantidad de votos electorales.
Además esto hace que los candidatos a la presidencia de EE.UU. centren sus esfuerzos en los llamados estados "péndulo" -que pueden caer de uno u otro lado de la balanza-, en lugar de tratar de ganar el mayor número de votantes por todo el país.
Cada estado que ganen les acercará al objetivo de los 270 votos electorales que necesitan.
¿Puede un candidato ganar el voto popular y no conseguir la presidencia?
Sí.
Es posible que un determinado candidato sea el más popular entre los votantes a nivel nacional, pero no consiga suficientes estados como para llegar a los 270 votos electorales.
De hecho, dos de las últimas cinco elecciones fueron ganadas por candidatos que tenían menos votos del público que sus rivales.
En 2016, Donald Trump consiguió cerca de 3 millones de votos menos que Hillary Clinton, pero ganó la presidencia porque el colegio electoral le dio la mayoría.
En 2000, George W. Bush triunfó con 271 votos electorales, pese a que el candidato demócrata al que se enfrentó en las elecciones, Al Gore, ganó el voto popular por una diferencia de más de medio millón de votos.
Solo otros tres presidentes han sido elegidos sin haber ganado el voto popular, todos ellos en el siglo XIX: John Quincy Adams, Rutherford B. Hayes y Benjamin Harrison.
¿Por qué se eligió este sistema?
Cuando la Constitución estadounidense estaba siendo elaborada en 1787, una votación popular a nivel nacional para elegir a un presidente era prácticamente imposible, por el tamaño del país y la dificultad de las comunicaciones en la época.
Al mismo tiempo, había poco entusiasmo para permitir que un presidente fuera elegido por legisladores en la capital, Washington.
Es por ello que los artífices de la Constitución crearon un colegio electoral, con cada estado eligiendo a sus electores.
Los estados más pequeños apoyaron el sistema ya que les proporcionaba mayor voz que en una votación popular a nivel nacional.
El colegio electoral también fue visto con buenos ojos por los estados del sur, donde los esclavos formaban una gran parte de la población. Pese a que éstos no podían votar, sí eran contabilizados en el censo (como tres quintas partes de una persona).
Dado que el número de votos electorales era determinado por el tamaño de la población de un estado, los territorios del sur tenían mayor influencia en la elección de un presidente que la que el voto popular directo les hubiera otorgado.
¿Tienen los electores que votar por el candidato que ganó?
En algunos estados, los electores pueden votar por el candidato que prefieran, sin tener en cuenta a quién apoyaron los votantes en ese territorio.
Pero en la práctica, los electores casi siempre votan por el candidato que gana la mayoría de votos en su estado.
Si un elector vota contra la opción escogida por el estado, se le identifica como "desleal".
En 2016, siete votos del colegio electoral fueron clasificados de esta manera, pero ningún resultado ha sufrido cambios determinantes por electores "desleales".
¿Qué ocurre si ningún candidato consigue la mayoría?
La Cámara de Representantes, la cámara baja del Congreso estadounidense, entonces votaría para elegir a un presidente.
Esto solo ha ocurrido una vez, en 1824, cuando cuatro candidatos se dividieron el voto electoral, lo que propició que ninguno consiguiera la mayoría necesaria.
Con dos partidos dominando actualmente el sistema político estadounidense, es poco probable que esto ocurra.
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