El gobernador Rubén Rocha Moya, en una autocrítica cínica de su gobierno, admitió que ha faltado capacidad para resolver la inseguridad en Sinaloa, que el pasado 9 de marzo cumplió seis meses de violencia por el choque de las facciones de los Chapitos y los Mayos a cuyos intereses el ha estado arrendado y ha sido solapado por el calculo politico de la Presidenta Sheinbaum y el disimulo del ejercito.
En su conferencia semanera, el ejecutivo estatal multiseñalado de narco por la sospecha, pero mas por la evidencia, señaló que el gobierno que él encabeza no tiene todavía la capacidad de resolverlo, y si bien dio a conocer cifras de aseguramientos y detenciones, por la magnitud del problema, esto no termina todavía.
“Qué podría decir yo, pues que la magnitud del problema, imagínense ustedes con los decomisos que se hicieron, simplemente los decomisos… pero como no termina todavía, quiero decirlo, que lo escuche México, tenemos problemas de inseguridad todavía”.
Estos crímenes se elevaron tras el presunto secuestro Ismael “Mayo” Zambada García a manos de Joaquín Guzmán López, uno de los hijos del Chapo, el 25 de julio del año pasado, aunque no fue sino hasta el 9 de septiembre en que facciones del cartel de Sinaloa comenzaron abiertamente su batalla, sobre todo en Culiacán.
La autocrítica del gobernador Rubén Rocha Moya sobre la incapacidad gubernamental para contener la violencia en Sinaloa revela un escenario de fracaso institucional multidimensional, donde las cifras oficiales exponen una crisis humanitaria sin precedentes.
Desgaste institucional y narrativas oficiales
El reconocimiento de Rocha Moya –”no tenemos capacidad para resolverlo”– funciona como un espejo de la debilidad estatal frente a cárteles que operan con mas eficiencia y sobrada impunidad. Aunque menciona 1,262 armas aseguradas (75% de EU) y 842 cámaras clandestinas desmanteladas, estos logros palidecen ante los 958 homicidios dolosos y 1,200 desapariciones registradas entre septiembre 2023 y marzo 2024.
La paradoja: cuantificar operativos sin reducir violencia evidencia estrategias fallidas.
La crisis humanitaria
- 800 personas siguen desaparecidas (65% del total reportado)
- Solo el 10% de desaparecidos fueron hallados sin vida, cifra que sugiere subregistro ante patrones de ocultamiento de cadáveres
- El recrudecimiento desde julio 2023, con el secuestro de Ismael Zambada García, muestra cómo disputas internas del crimen convierten territorios en campo de batalla donde el gobierno y el ejercito batallan sin exito sustantivo y venden las minucias como grandes logros.
Fallas estructurales
La sincronización con factores externos agrava la crítica:
- El incremento de laboratorios de drogas sintéticas (200 clausurados desde febrero 2024) coincide con amenazas arancelarias de Trump a México, revelando reactividad política en lugar de planes preventivos
- El flujo de armas desde EU evidencia corredores ilegales activos pese a acuerdos binacionales
La autocrítica gubernamental, lejos de ser un ejercicio de transparencia, funciona como reconocimiento tácito de que las tácticas actuales solo documentan la tragedia sin contenerla. Los números presentados son termómetro de una guerra no declarada donde instituciones aparecen como espectadoras, no como árbitros.
Con informacion: PROCESO/
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