La interrupción por “un cambio de configuración defectuoso” de las plataformas Facebook, WhastApp e Instagram por más de seis horas, pero también Telegram y TikTok por la súbita demanda de usuarios y mensajes que experimentaron, abrieron diversos debates y dejaron varias lecciones sobre la adopción social de estas aplicaciones, su integración de usuarios y datos, el diseño de los sistemas que privilegian la seguridad sobre la capacidad de recuperación y la regulación que pesa sobre los operadores de telecomunicaciones.
Facebook es la red social con más usuarios activos en el mundo (2 mil 895 millones), en tanto que WhatsApp es la app de mensajería con más usuarios (mil 600 millones) y una herramienta de comunicación, trabajo y negocios cada vez más utilizada por sus múltiples funcionalidades. Instagram es la comunidad más numerosa (mil millones) para compartir fotos, videos cortos y mensajes, sobre todo entre jóvenes. Messenger es el servicio de mensajería instantánea de Facebook (mil 300 millones) y la cuarta red social más utilizada.
Todas ellas forman parte de la “Familia Facebook” que alcanza 3.3 billones de usuarios activos al mes. Su propietario, Mark Zuckerberg, ha hecho intentos por integrar todas estas plataformas, usuarios y datos, lo cual ha recibido múltiples resistencias regulatorias. En 2019, en Alemania el organismo de competencia prohibió a Facebook combinar datos de usuarios de sus otras apps sin previo consentimiento.
En diciembre de 2020, la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) y 46 fiscales de Estados Unidos demandaron a Facebook por mantener un monopolio ilegal de redes sociales. En agosto de 2021 la FTC presentó una queja enmendada para el caso antimonopolio con acusaciones terribles.
La denuncia alega que “después de repetidos intentos fallidos de desarrollar funciones móviles innovadoras para su red, Facebook, en cambio, recurrió a un esquema ilegal de comprar o enterrar para mantener su dominio. Adquirió ilegalmente competidores innovadores con características móviles populares que tuvieron éxito donde las propias ofertas de Facebook fracasaron o se desmoronaron.
“Para afianzar aún más su monopolio, Facebook atrajo a los desarrolladores de aplicaciones a la plataforma, los vigiló en busca de señales de éxito y luego los enterró cuando se convirtieron en amenazas competitivas. Al carecer de una competencia seria, Facebook ha podido perfeccionar un modelo publicitario basado en la vigilancia e imponer cargas cada vez mayores a sus usuarios.”
La FTC podría exigir la venta de activos, incluidos Instagram y WhatsApp, prohibir que Facebook imponga condiciones anticompetitivas a los desarrolladores de software y exigirle que solicite notificación y aprobación previas para futuras fusiones y adquisiciones.
Durante la suspensión de la “Familia Facebook” los usuarios regresamos a otras formas de comunicación como el correo electrónico, el casi olvidado envío de SMS (precisamente sustituído por las apps de mensajería), llamadas telefónicas y la suscripción a otras aplicaciones de mensajería como Telegram, que también padeció la alta demanda de usuarios y también sufrió interrupciones en su servicio.
Los usuarios tuvimos opciones para seguir comunicándonos, pero es indudable que las plataformas de la Familia Facebook son las predilectas de las personas. Cuando volvieron a funcionar, muchos regresamos a ellas y todos esperamos que no se repita el incidente.
Facebook se presenta como una empresa de tecnología. “Nuestra filosofía de desarrollo de productos se centra en la innovación continua para crear y mejorar productos que son sociales por diseño, lo que significa que nuestros productos están diseñados para situar a las personas y sus interacciones sociales en el centro de la experiencia del producto.”
El Vicepresidente de Infraestructura de Facebook, Santosh Janardhan, explicó la interrupción por cambios de configuración en los enrutadores troncales que coordinan el tráfico de red entre los centros de datos de Facebook, lo cual ocasionó una desconexión total de Internet y entre los usuarios y las plataformas. Los ingenieros de Facebook, en una de sus jornadas más heróicas, por lo que significa desconectar y volver a conectar a millones de personas y negocios, tuvieron que desplazarse físicamente a los centros de datos para reiniciar el sistema manualmente.
Mientras entrábamos en pánico por la caída de la “Familia Facebook”, los usuarios comenzaron a quejarse en Twitter de los operadores de telecomunicaciones, creyendo que se trataba de una falla de Internet. Los proveedores no tenían culpa alguna, salvo que han sido los principales impulsores de las aplicaciones, con promociones como “redes sociales ilimitadas”. Los operadores no han tenido la capacidad de responder a la innovación y desarrollo de aplicaciones ampliamente aceptadas por la sociedad en detrimento de servicios tradicionales como mensajes de texto (SMS) o llamadas de voz.
Mientras los proveedores ofrecen servicios públicos de telecomunicaciones y requieren una concesión para operar, empresas de Internet como Facebook ofrecen redes sociales y apps de mensajería privada sobre Internet; incluso son vías efectivas de pago y para transacciones, es decir, son Fintech.
Un operador está obligado a informar al Instituto Federal de Telecomunicaciones las fallas en el servicio y puede ser sancionado por la gravedad de las mismas. El usuario de servicios de telecomunicaciones tiene derecho a la bonificación o descuento por fallas en el servicio imputables al concesionario, pero esto no sucede con las “caídas” en las redes sociales.
Los usuarios contratamos líneas o conexiones de Internet y eso nos otorga derechos como consumidores, pero una interrupción en las redes sociales y aplicaciones sólo las sufrimos porque el uso de esas plataformas es “gratuito” y se sostienen de la publicidad, a cambio de la vigilancia y los datos conductuales de los usuarios. Pero algunos negocios operan y dependen directamente de las ventas a través de dichas plataformas.
La comunicación de Facebook y WhatsApp fue extremadamente escueta, poco formalista y con mensajes “buena onda” de “lo sentimos”. La clave y el mensaje propagandístico de Facebook se halla en el párrafo final de la explicación de Santosh Janardhan: “hemos trabajado mucho para fortalecer nuestros sistemas para evitar el acceso no autorizado, y fue interesante ver cómo ese endurecimiento nos ralentizó mientras intentábamos recuperarnos de una interrupción causada no por una actividad maliciosa, sino por un error de nuestra propia creación. Creo que una compensación como esta vale la pena: mayor seguridad diaria frente a una recuperación más lenta de un evento tan raro como este.” La pregunta es cómo sentirnos más seguros en las apps sin perder comunicación, tiempo, trabajo y dinero por horas.
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