Las cifras son contundentes: en el actual proceso electoral 34 candidatos a puestos de elección popular han sido asesinados; las amenazas, secuestros, robos y atentados contra políticos y aspirantes suman 476 (64% más que en el periodo pasado) y 146 candidatos hacen campaña con protección policiaca o de la Guardia Nacional. Mientras el presidente López Obrador considera que la violencia electoral es magnificada por los medios, los especialistas ven que se enmarca en luchas locales por el poder político o en disputas por territorio entre grupos del crimen organizado, los cuales ya están influyendo en estos comicios en función de sus intereses.
El asesinato de Alma Rosa Barragán, candidata de Movimiento Ciudadano (MC) a la alcaldía de Moroleón, Guanajuato, en pleno acto proselitista el pasado martes 25, ocurrió una semana después de que en el mismo municipio sufriera un atentado, que lo dejó herido, Juan Guzmán Ramírez, candidato del PRI-PRD a una diputación local.
El lunes 17, la dirigente estatal del Partido Encuentro Solidario en Guanajuato, Rosario Cañada Melecio, había denunciado públicamente la infiltración del crimen organizado en los comicios en siete municipios del sur del estado, donde se encuentra Moroleón.
Guanajuato es sólo una muestra de un fenómeno multifactorial que está ensombreciendo las campañas electorales rumbo al 6 de junio: la violencia política, la cual se manifiesta en asesinatos, atentados, secuestros y amenazas contra candidatas y candidatos a cargos de elección popular, en muchos casos cometidos por grupos del crimen organizado o que responden a disputas políticas por el poder local.
Considerados los comicios más grandes de la historia porque se renovarán 21 mil cargos en el país, se trata también del que se perfila para ser el proceso electoral más violento en la historia reciente, que hasta ahora es el de 2017-2018, cuando fueron asesinados 48 precandidatos y candidatos, de acuerdo con el conteo de la consultoría Etellekt, mediante el monitoreo de fuentes abiertas.
En la contienda actual van 34 asesinatos de aspirantes, del 7 de septiembre de 2020 al corte del martes 25, día de la ejecución de Barragán, según la misma compañía consultora. Mientras que se han registrado 88 asesinatos de políticos al 25 de mayo, y en las presidenciales de 2018 el saldo final fue de 152. Aunque el gobierno federal, a través de la Estrategia de Protección en Contexto Electoral, reconoce el asesinato de 13 candidatas y candidatos en su informe al corte del viernes 21.
Sin embargo, Etellekt, que dirige Rubén Salazar, señala que en el balance total de agresiones, si se toman en cuentan amenazas, secuestros, intimidaciones, robos y atentados, hasta el 30 de abril pasado estos comicios habían superado en 64% las cifras de violencia hasta el mismo corte del periodo electoral pasado, con más de 476 agresiones contra políticos, 282 contra aspirantes y candidatos.
Amalia Pulido, profesora investigadora de la División de Estudios Políticos del Centro de Investigación y Docencia Económicas, explica en entrevista que estamos viviendo una crisis de violencia política y que ésta podría ser la elección más violenta desde los ochenta, sobre todo porque es una elección intermedia, en condiciones complicadas por la pandemia del covid-19.
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