Una grave falla de los servicios de inteligencia del Estado alcanzan algunos a percibir en el asesinato del juez penal federal de Colima, Uriel Villegas Ortiz y su esposa Verónica Barajas ocurrido por la mañana en su domicilio de la colonia Real de Vista Hermosa, al norte de la capital de ese estado.
SEGURA NI LA POLICIA:
Villegas Ortiz, ejecutado con al menos veinte tiros, había sido transferido a Colima por la Judicatura Federal apenas el pasado primero de febrero procedente de Guadalajara donde, como juez de distrito, ordenó en marzo de 2018 el cambio de Rubén Oseguera González El Menchito, hijo de Nemesio Oseguera El Mencho, cabeza del violento Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), del penal federal 13 de Oaxaca —donde estuvo antes de ser extraditado a Estados Unidos— a la cárcel 2 de Occidente en El Salto, Jalisco.
El jueves pasado, en una reunión del gabinete de Seguridad Nacional, sus participantes escucharon la grabación de una llamada telefónica entre presuntos sicarios de esa organización criminal, interceptada por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), según confirmaron a esta columna dos diferentes fuentes de la seguridad del Estado.
En la grabación, cuya autenticidad —aseguran— fue verificada por la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA), los presuntos sicarios hablan, sin mencionar nombres, de la preparación de un atentado de alto nivel. Las fuentes consultadas refieren que del análisis de situación hecho por el gabinete de seguridad se definieron cuatro posibles blancos: el canciller Marcelo Ebrard, por haber firmado la extradición a Estados Unidos de El Menchito, concretada el jueves 20 de febrero pasado; el director de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto, por las acciones emprendidas contra las finanzas de la organización delictiva; el secretario de Seguridad de la CDMX, Omar García Harfuch por los golpes asestados a las estructuras de narcomenudeo del cártel en la capital del país; y el secretario federal de Seguridad, Alfonso Durazo, cabeza de la estrategia antinarcóticos del gobierno.
Como resultado de ese análisis, se reforzó la protección y seguridad de los cuatro funcionarios durante los últimos días y se decidió que la gira que AMLO realiza por Veracruz, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo y Morelos esté bajo la más estricta supervisión militar y que las pernoctas se hicieran en cuarteles del Ejército.
Las fuentes no descartan, incluso, que el rumor que corrió el fin de semana pasado sobre la muerte de Nemesio Oseguera El Mencho fuera esparcido por los criminales como distractor de los preparativos del atentado de alto nivel a que se refería la grabación escuchada por el gabinete de seguridad.
La presumible falla fue que la información mostrada al Ejecutivo por el CNI no fue compartida oportunamente con los otros poderes de la Unión, lo que impidió reforzar mecanismos de protección de sus integrantes de otros posibles blancos. De ahí que los sicarios hubieran irrumpido sin ningún problema al domicilio del juez Villegas Ortiz, quien resultó ser el objetivo del atentado que el ministro presidente de la Corte, Arturo Zaldívar condenó e interpretó ayer como un acto de intimidación al Poder Judicial.
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