Con la derrota electoral en Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca perdió el estado, pero el PAN perdió a quien era su aspirante mejor posicionado entre el panismo nacional para el 2024 y a un posible candidato que ya había demostrado que sabía desafiar y poner en jaque al presidente López Obrador, a Morena y a su 4T. Pero como el hubiera no existe en la vida y menos en la política, con el gobernador tamaulipeco fuera de la pelea, los escenarios y listas de presidenciables se modifican y se mueven en Acción Nacional.
De entrada, con la caída de Cabeza, el escenario mejora para el gobernador panista mejor posicionado por sus niveles de aprobación y por sus resultados de gobierno, el yucateco Mauricio Vila, quien con un perfil muy institucional, alejado de la estridencia y cuidadoso en extremo de las formas, no habla mucho de sus aspiraciones, pero sí tiene un proyecto y una intención de participar en un proceso interno por la candidatura presidencial del PAN.
El nombre de Vila, que ya aparece en varias encuestas que miden a los aspirantes presidenciales del panismo, ha sido incluso mencionado por López Obrador en sus conferencias mañaneras, en donde menciona al yucateco como uno de los prospectos del PAN y de la oposición para la sucesión presidencial, además de que, en corto, en reuniones y giras de trabajo que ha tenido en fechas recientes por Yucatán, el Presidente ha mencionado el tema con el gobernador.
A diferencia de Mauricio Vila, que puede presumir buenos resultados en seguridad, crecimiento económico, turismo e incluso en el manejo de la pandemia, el gobernador panista de Guanajuato, Diego Sinhúe, nomás no puede con la violencia que afecta al Bajío, en donde las masacres, balaceras y desapariciones son la constante. Tal vez por eso el mismo Sinhúe ya se ha autodescartado como aspirante presidencial y ha dicho que no tiene interés en buscar la candidatura panista. “Hoy sí te digo con toda claridad que me descarto, yo no tengo la intención de buscar la presidencia de la República, estoy concentrado y seguiré concentrado en Guanajuato, me interesa cerrar bien la administración…y a lo que sigue, irme a mi vida privada”, dijo el pasado 5 de mayo, en declaraciones a la prensa de su estado.
A la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, su poco tiempo en el cargo no le daría para pensar en una aspiración que se ve lejana para ella, además de que la reciente llegada a México del exgobernador César Duarte, es para ella un arma de doble filo: porque si al priista acusado de corrupción y desvíos millonarios en su estado no se le dicta una sentencia ejemplar, del tamaño de los desfalcos y defraudación que cometió al erario chihuahuense, la sombra de la sospecha y la complicidad alcanzarán a la gobernadora panista, a quien su propio compañero de partido, Javier Corral, acusó y denunció por estar en una “nómina secreta” de Duarte; y si a eso se le suma que, de la mano de Maru el duartismo volvió a ocupar posiciones de poder, como la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua, con Myriam Victoria Hernández Acosta, quien declaró como testigo a favor de César Duarte en una corte de Miami, además de ser muy cercana al priista.
Fuera de los gobernadores del PAN, quien ha levantado la mano argumentando su “experiencia y trayectoria política” es el diputado Santiago Creel, quien ha dicho en corto a los panistas que buscaría ser candidato presidencial del PAN, algo que ya intentó sin éxito en el pasado, cuando pasó de ser el “delfín” de Vicente Fox, a dejarse ganar por el rebelde Felipe Calderón. Creel es hoy una de las figuras pensantes y operadoras del PAN y sin duda el exsecretario de Gobernación, exsenador y actual vicecoordinador tendría los merecimientos y conocimientos para ser abanderado panista, aunque sería su tercer intento y no está claro si puede lograr, a diferencia de AMLO, aquello de que “la tercera es la vencida”.
De Ricardo Anaya los propios panistas empiezan a ver cada vez más lejana la posibilidad para el excandidato presidencial. Las acusaciones en su contra, que ya no ha movido la Fiscalía General de la República y su decisión de permanecer en el exilio con el que huyó de una posible detención del aparato de poder, hacen que cada vez se difumine más un proyecto como el de Anaya, que ya solo se mantiene de videos semanales en las redes sociales que cada vez tienen menos impacto y resonancia. Se habla de una “negociación” entre el PAN y el fiscal Alejandro Gertz para “desactivar los expedientes” judiciales abiertos contra Ricardo Anaya, pero lo cierto es que la causa penal sigue abierta y él sigue fuera del país.
Así es que no se ve, al menos hoy, muy clara la respuesta a la pregunta de ¿quién por el PAN para el 2024? Como dijera el clásico, la caballada blanquiazul se ve muy flaca, y salvo un gobernador muy bien calificado como Vila y un político con experiencia como Creel que lleva dos intentos fallidos, no parece haber nada definido en el principal partido de la oposición que, con o sin alianza opositora, sigue sin encontrar la forma de contrarrestar el crecimiento electoral de Morena y del presidente López Obrador.
La decisión de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de posponer ayer, por segunda ocasión en una semana, la discusión y votación sobre las controversias constitucionales del caso Cabeza de Vaca, despertó todo tipo de interrogantes y suspicacias. Porque lo que el pasado 1 de junio se entendió como prudencia, cuando la Primera Sala decidió posponer una semana ese debate, por estar a solo 4 días de las votaciones en Tamaulipas, ahora, pasadas esas elecciones y con el resultado de la gubernatura ya claramente definido a favor de Morena, simplemente no se entiende por qué los ministros decidieron darle largas a un tema que lleva ya más de un año en la indefinición y fuera del debate constitucional. Según fuentes de la Corte, fue el mismo ministro ponente, Juan Luis González Alcántara, quien pidió retrasar de nueva cuenta la discusión de su proyecto de sentencia en el que él sostiene que el gobernador Cabeza de Vaca aún conserva el fuero constitucional y no lo perdió por la votación de la Cámara de Diputados, sino que lo mantendrá hasta que termine su cargo de gobernador de Tamaulipas, el próximo mes de septiembre. González Alcántara habría argumentado la necesidad de analizar a fondo temas como el desistimiento del Congreso local tamaulipeco. El caso es que ayer, cuando los otros cuatro ministras y ministros que integran la Primera Sala de la Corte ya estaban listos para debatir y votar, el ministro ponente volvió a pedir posponer el análisis del caso hasta la siguiente semana. Cómo que ya son muchas posposiciones, ¿no? ¿No será que alguien le quiere dar tiempo (y oxígeno político) a Cabeza de Vaca o que, como dicen desde hace meses algunas voces, que el mandatario tamaulipeco ya negoció su impunidad? Son preguntas.
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