"...y asi sonreía CIENFUEGOS". |
La comunicación del secretario de Defensa al secretario de Marina es lacónica, como suelen ser las de los militares, pero precisa: “Distinguido Secretario, en relación con la instrucción del C. Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, en el sentido de que la Secretaría de la Defensa Nacional ejerza el control operativo de la Guardia Nacional (…) le agradeceré hacer del conocimiento de los coordinadores estatales y regionales que le dependen, las disposiciones contenidas en la presentación (que se anexa)”.
NUEVAS HISTORIAS,MISMOS ACTORES:
El documento anexo enumera los acuerdos presidenciales para que todos los efectivos de la Guardia Nacional, incluidos los que proceden de la Marina-Armada de México, obedezcan a los comandantes de la Región Militar que les corresponde. La línea de obediencia entre marinos integrados a la Guardia Nacional y sus mandos de la Armada quedará rota para evitar “inconsistencias” en la operación.
Son 29 coordinaciones regionales de la Guardia Nacional conformadas por marinos, básicamente Policía Naval y reclutas de la Armada y es a ellos a los que se refiere en muchos apartados el oficio número 91636, del 8 de octubre, dirigido por el General Secretario Cresencio Sandoval “para la atención del C. Almirante José Rafael Ojeda Durán”. El control y el poder total de la Guardia al Ejército, es evidente, y los marinos implicados quedan desde ahora a disposición completa de la Guardia, “dependiendo operativamente de la Defensa Nacional” y la Secretaría de Marina sólo intervendrá en procesar sus pagos, sus prestaciones y otros asuntos administrativas.
Y como forma es fondo, se hizo patente al presidente López Obrador que muchos elementos de la Guardia seguían operando en las zonas propias de su secretaría por lo que se solicitó y se logró aprobación presidencial a que “el personal de la Sedena y de Semar que se integre a la Guardia Nacional, porte el uniforme e insignias propias de esta nueva institución”.
En el documento anexo al oficio, un objetivo a lograr con estas medidas es “continuar con el desarrollo logístico, administrativo y operativo de la Guardia Nacional, para ser una fuerza autosuficiente en el cumplimiento de sus misiones”.
La redacción del objetivo, muy propio del lenguaje militar, se acompaña de Líneas Directrices en las que se hace patente que “a partir del 1 de noviembre, (habrá) de operar de manera conjunta la Guardia Nacional con las fuerzas del Ejército coordinados por los Comandantes de Región Militar, respetando el marco jurídico de la Guardia”.
Un capítulo denominado “Inconsistencias”, refiere en realidad lo que los propios militares denominan “debilidades”, es decir, puntos negativos dentro de la propia institución (no externos) que ponee en peligro el cumplimiento de las misiones.
Como Crónica reportó hace un par de días, una de esas inconsistencias es la presencia de expolicías federales (aquellos que enfrentaban al narcotráfico y los policías de caminos) “que no se subordina a los Coordinadores Estatales de la Guardia”. Como se reportó en esa nota de Crónica, 8 mil elementos antinarco y 10 mil de policía de caminos están en el aire pues la intención es que dejen de pertenecer a la Guardia Nacional.
Y en ese documento se expone una debilidad de la Guardia Nacional directamente ligada al personal de la Marina: “Las 29 Coordinaciones Regionales integradas con personal asignado y reclutado por Semar (5 mil 999 asignados iniciales; 5 mil 235 reclutados en 2019 y 2 mil 342 reclutados en 2020) en muchas de ellas no asume la responsabilidad territorial y los comandantes operan sólo en las comunidades o poblaciones donde radica su base (naval)”.
Es decir, al menos en parte, 13 mil 576 elementos de la Guardia Nacional, cuya formación o reclutamiento procede de Marina, sigue realizando exclusivamente las labores propias a esa secretaría.
La capacitación que brinda el Ejército no es igual a la de la Marina, lo que constituye otra “inconsistencia” de la Guardia ya que “afecta la operatividad” de la institución a la que AMLO apostó para resolver el problema de seguridad pública.
La Sedena logró la aprobación presidencial para que el futuro adiestramiento quede exclusivamente en sus manos. Si hay cursos de especialización que imparta Marina, deberán homologarse a los que el Ejército designa para la Guardia Nacional.
No obstante, a diferencia de la intención de echar a los expolicías federales de la Guardia Nacional, la Defensa Nacional hace patente que estos 13 mil 576 elementos de la Marina sí le interesan, pero que es necesario que queden inmediatamente bajo el mando del comandante de la Zona Militar, es decir, de un miembro de rango del Ejército Mexicano.
Un amable, “por su atención, gracias”, concluye el documento, sellado en cada hoja con un “Propuesta autorizada el 6 de octubre” en el marco de la sesión del Gabinete de Seguridad.
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