Miles participaron en vigilias para honrar la memoria de las víctimas del ataque.
La ciudad fronteriza de El Paso está en shock después de que un hombre armado condujera aparentemente casi mil kilómetros para cometer una atrocidad allí.
"Nunca antes había tenido miedo de ser latina, pero ahora sí", le dijo a la BBC Ivonne Díaz, de 31 años, con lágrimas en los ojos.
"No puedo creer que haya pasado esto. El Paso es una ciudad de inmigrantes y siempre nos hemos ayudado los unos a los otros".
En la ciudad, ubicada justo en la frontera entre México y Estados Unidos, a las 10:30 de un sábado de agosto no hay una actividad más común que ir al supermercado.
Ese día, miles de personas estaban en Walmart. El estacionamiento estaba repleto de carros con placas estadounidenses y mexicanas.
"Nunca antes había tenido miedo de ser latina, pero ahora sí", confesó Ivonne Díaz con lágrimas en los ojos.
Conductores y pasajeros iban en busca de materiales escolares o simplemente leche y pan, o quizás un par de cervezas para el fin de semana.
Y luego se escucharon disparos, que mataron a 22 personas.
"Me preocupa el momento en que salga la lista de nombres", dice la taxista Carla Karam.
"Todo el mundo conocerá a alguien. Todos nos conocemos. Es una ciudad en donde hay seis grados de separación".
Con los brazos abiertos
Lo que te sorprende aquí es lo amigables que son.
Reciben a los extraños -en algunos casos literalmente- con los brazos abiertos. Abrazan a los periodistas y les dan botellas de agua.
Cynthia Chavez (derecha) cuenta que El Paso es una ciudad que le abre los brazos a los extraños.
"Estoy tan triste, no sé cómo podremos explicarle esto a nuestros niños. En El Paso somos el tipo de gente que, si vienes de visita, te recibe con las puertas abiertas y te hará sentir que eres parte de la ciudad", dice Cynthia Chavez, una mujer de 41 años.
Danielle Novoa, de 30 años, quien estaba con su marido, su hermana melliza y su hijo de 10 meses, dice que estaban yendo a la tienda y se encontraban a media hora cuando se enteraron de lo que ocurrió.
"Supimos de inmediato que no sería alguien local. No hay forma en que un ciudadano de aquí pueda ser o pensar así.
"Siendo latina, en una comunidad hispana enorme, a veces pensaba: 'Nosotros podemos ser un blanco por como se están desarrollando las cosas en otros estados'. Pero nunca pensé realmente que esto podría pasarnos.
"Nos sentimos tan seguros caminando por El Paso. Pero ahora vamos a estar pensando: '¿Estaré bien si salgo a buscar leche? ¿O pañales para el bebé?'".
La familia Novoa lleva una pancarta donde dice que nunca olvidarán lo que ocurrió.
Su marido, Julio Novoa, habla de lo orgullosos que siempre se han sentido de la convivencia de los mexicanos y los estadounidenses.
"Fuimos atacados porque somos lo mejor de lo que significa la unidad y diversidad. Saben que somos representativos de cómo puede ser realmente Estados Unidos. Y por eso, no me sorprende que un supremacista blanco quisiese atacarnos".
Tributos
Otros visitan el sitio de homenaje improvisado detrás de Walmart para llevar sus propios tributos.
Hay flores, osos de peluche y carteles que dicen "El Paso es fuerte".
Se vierten lágrimas por aquellos que murieron y por la inocencia destruida de esta comunidad.
Deena Delgado, de 26 años, está junto a su hija Aerie de 10 meses y llora mientras cuenta que su hermano y su sobrina estaban en Walmart cuando ocurrió la balacera.
Estaban pensando en buscar algo más cuando empezaron los disparos.
Cerca del sitio del tiroteo, muchos dejaron flores y otros recuerdos.
Ella teme que su sobrina, de 7 años, quede traumatizada.
Todos hablan de la necesidad de unirse. Dicen que unidos se harán más fuertes que antes.
Y uno de los temas de los que más se habla es del control de las armas.
Armas de fuego
José Rijos, que vive en la ciudad desde hace mas de 30 años, dice: "Mientras tengamos odio y una forma de canalizar esa rabia a través de las armas, no vamos a encontrar una respuesta".
"Ahora tenemos la combinación para provocar esto: tenemos odio y tenemos armas. Y este es el resultado".
Pero Willa Melendez dice: "Sé que mucha gente va a pedir permiso para portar armas de fuego después de esto. Creo que esa es la realidad. No debería ser así, pero llegamos a esto".
Hay quienes no salen de su asombro con lo que ocurrió.
Ella cuenta que su hermana justo salió de Walmart cuando ocurrió la balacera. "Estábamos en la carretera cuando nos enteramos. Llamé a todos para ver que si estaban bien", me cuenta.
"Mi nieto de 26 años quedó atrapado en el centro comercial, donde estaba trabajando. Él no está bien. Anoche no durmió. Estamos tan cerca de la frontera aquí, que no consideramos que sean dos países diferentes".
"Por eso nos duele".
Jonas Porras, de 19 años, habla del presunto atacante, que es apenas unos años mayor que él.
"La idea de venir aquí, de entre todos los lugares, venir aquí y alterar la paz... Pero creo que esto nos hará mas fuertes. Nos hace lo que somos. Vamos a salir adelante".
Porras estaba de camino a Walmart cuando vio que los autos que tenía enfrente comenzaban a dar la vuelta y regresar, así que hizo lo mismo.
"Me siento bendecido en este momento", agrega.
Unidos en la tragedia
Por la noche, se hicieron vigilias en la ciudad. Miles acudieron para honrar a las víctimas y para fortalecer la unión de la comunidad.
En Ponder Park, a poca distancia de Walmart, se reunieron cientos de personas. Se formó una procesión multirreligiosa antes de empezar a cantar al unísono, con los celulares a modo de linterna en la mano.
Uno de los aplausos más fuerte fue para tres empleados de Walmart aclamados como héroes de la comunidad por salvar innumerables vidas.
De pie en el escenario, les brotaban lágrimas mientras el público aplaudía su valentía.
Unidos nos haremos más fuertes, dicen los habitantes de El Paso.
Beto O'Rourke, candidato presidencial demócrata oriundo de El Paso, fue uno de los que habló durante un acto en la ciudad, después de llevar a cabo un minuto de silencio en homenaje a las víctimas.
O'Rourke fue aplaudido por el público cuando hizo un llamado para acabar con la violencia armada junto con los padres de Joaquín Oliver, un joven que murió en el tiroteo masivo de Parkland en 2018.
Ese era el día del cumpleaños de Joaquín.
Unidos en la tragedia, la gente lloraba mientras le cantaba el feliz cumpleaños. Portaban pancartas. Una de ellas decía: "Conmocionados, no quebrados".
El Paso no es la clase de lugar donde pasan estas cosas. Eso es lo que repiten sus habitantes una y otra vez.
¿Filas para donar sangre con gente esperando durante horas? Eso es El Paso, dicen.
¿Miles de personas participando en una vigilia para cantar Amazing Grace? Eso es El Paso.
¿Una comunidad que se une en uno de sus momentos más oscuros para jurar que esto no puede pasar nunca más? Esto es es El Paso.
Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: