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viernes, 30 de agosto de 2019

SI TE MATAN en E.U,"TERRORISMO" y AMLO "PIDE CASTIGO EJEMPLAR",SI TE MATAN AQUI es "VENGANZA de CARTELES" ...y no es novedad.





¿Qué diferencia hay entre un loco supremacista blanco que entra armado a un centro comercial y dispara contra la multitud matando a 22 personas, entre ellas a 8 mexicanos a los que dice odiar, y cuatro o cinco sicarios, no menos locos, que entran a un bar disparando también a la multitud, luego rocían gasolina en el lugar y lanzan bombas molotov para incendiarlo y se salen sellando las puertas para que todos los ahí presentes, más de 28 mexicanos a los que también odian, mueran quemados, intoxicados y calcinados, cuando no asesinados por las balas?

El acto de crueldad extrema, terror e inhumanidad es exactamente el mismo; la única diferencia es que los primeros 8 mexicanos murieron en El Paso, Texas, territorio de los Estados Unidos, y los 27 baleados e inmolados en una venganza en Coatzacoalcos, Veracruz, territorio mexicano.

¿Por qué entonces el gobierno de México reacciona de forma tan distinta ante la muerte de los mismos mexicanos? Cuando ocurrió la masacre de El Paso, con toda su carga de violencia y odio racial, la administración del presidente López Obrador alzo de inmediato la voz no sólo aquí sino en los Estados Unidos y mandó al canciller Marcelo Ebrard a la frontera con Texas para exigir castigo a los responsables de la masacre, denunciar el atentado contra los 8 mexicanos como “un deleznable y condenable acto de terrorismo” y pedir de inmediato que la Fiscalía General de la República iniciara una carpeta de investigación contra el asesino con miras a extraditarlo y juzgarlo en México; mientras que hoy el presidente sólo reaccionó cuando los reporteros le preguntaron en su conferencia mañanera lamentando la masacre y pidiendo a la FGR “que participe en la investigación” y que “se investigue a autoridades si se detuvo antes a estas personas (los brutales asesinos) y se les dejó en libertad”.

No hubo en la declaración del presidente una condena a lo que, quizás por motivos distintos pero con el mismo nivel de crueldad y saña, también es un acto de terror y de terrorismo contra mexicanos civiles indefensos. Mucho menos hubo reacción ya no digamos del canciller Ebrard, que interviene en asuntos ocurridos en el extranjero, sino del gris y anodino secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, que ni siquiera se pronunció sobre el tema ni subió ningún video condenando el hecho o acusando el acto de terror cometido contra los habitantes de Coatzacoalcos y menos se trasladó a Veracruz para atender personalmente el asunto y dirigir las primeras acciones para capturar a los responsables; igual que los de El Paso, estos 27 mexicanos asesinados cruelmente, junto con otros 11 heridos en condiciones de gravedad, estaban en una actividad meramente recreativa y no tenían conflicto alguno ni estaban vinculados a ningún tipo de actividad delictiva. ¿Cuál fue su error o su fatalidad? El mismo que los que murieron en el Walmart de la ciudad texana: estar en el momento y el lugar equivocados y ser el blanco de una violencia y un odio irracional y cruel contra su humanidad.

Y vendrán los expertos y los estudiosos de estos temas a decir que no se puede hablar de “terrorismo” en las constantes masacres que vivimos en todo el territorio nacional, bajo el tecnicismo de que “no hay en estos atentados crueles e inhumanos motivos ideológicos, raciales o políticos”. Pero el odio y el desprecio que se manifiesta contra la vida de civiles inocentes, sacrificados en aras de una venganza o de reivindicar la pertenencia a uno u otro grupo delictivo, es exactamente el mismo para los 8 mexicanos asesinados en El Paso o las decenas de muertos en ataques con bombas en Siria o Afganistán, que el que mueve a los terroristas asesinos que ayer condenan a morir calcinados a estas 27 personas en Coatzacoalcos, o los cinco sujetos que antier entran armados a una fiesta y disparan ráfagas de armas de grueso calibre contra los asistentes y matan a tres niñas de 14, 13 y 4 años de edad y a un adulto; o antes contra nueve sujetos torturados, asesinados y colgados en un puente o contra miles (20 mil en total de enero a julio de este año) que mueren diariamente de manera violenta en el país, hombres, mujeres, niños.

Le pueden llamar como quieran, pero el nivel de crueldad e impunidad con el que están actuando los grupos del crimen en México es de terror total y absoluto y sus acciones son por tanto de terrorismo contra la población civil de este país. Todo ante un Estado que desaparece y, que totalmente ausente, apenas le alcanza para “condenar”, “lamentar”, “ofrecer investigar”. Es la segunda gran masacre que ocurre en Veracruz en los últimos meses, desde que el estado es gobernado por un mandatario de Morena como Cuitláhuac García, en múltiples ocasiones defendido y reivindicado por el presidente López Obrador. La primera fue Minatitlán con sus 13 muertos apenas en abril pasado, entre ellos un niño de 1 año de edad.

Ayer fueron 28 vidas inocentes que se suman a las más de dos decenas de miles de muertes que ya pueblan este primer año del gobierno de la “Cuarta Transformación” Y surgen dos dudas: ¿cuántas muertes violentas más para que tome forma la estrategia contra el crimen hoy difusa y casi inexistente? ¿y de estos muertos, sus muertos, también hablará el presidente en su primer informe “no por presumir”?
Fuente.-Salvador Garcia S.

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