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miércoles, 9 de abril de 2025

“SEGUIMOS al OJO por OJO”: “DOS MONEDAS y DOS ROSTROS de 2 NACIONES PERSONIFICAN el CHOQUE de VALORES y NO son MERAMENTE ECONOMICOS”…en esta partida de suma negativa,ambos pierden,pero orgullo insiste en contar pérdidas como victorias.


China prometió ayer combatir los aranceles de Estados Unidos“hasta el final” después de que el Presidente Donald Trump impuso gravámenes adicionales contra el gigante asiático que ascienden a 104 por ciento y que entraron en vigor anoche, en una nueva escalada en la guerra comercial entre las dos principales economías mundiales.

Pese al temor a una recesión global a causa de los aranceles y que ya provocó un lunes negro en las bolsas, Trump descartó por el momento una pausa en su agresiva política comercial.

China, el principal rival económico de Washington, pero también un socio comercial clave, respondió a los aranceles de la semana pasada, anunciando gravámenes del 34 por ciento sobre los productos estadounidenses a partir de mañana.

Poco después, Trump replicó con la amenaza de nuevos aranceles, que llevarían los impuestos de Estados Unidos sobre los productos chinos a un 104 por ciento.

“Tengo un gran respeto por China, pero no pueden hacer esto”, dijo Trump en la Casa Blanca.

No se gobiernan ni ellos

La escalada de aranceles entre Estados Unidos y China, que alcanzó un 104% sobre productos chinos, refleja una dinámica donde la falta de inteligencia emocional (IE) en la toma de decisiones ha exacerbado las tensiones, con graves repercusiones económicas. Este enfoque se manifiesta en tres dimensiones clave:

1. Autoevaluación emocional vs. regulación de emociones: divergencias culturales

  • Estados Unidos: La insistencia de Trump en mantener aranceles a pesar del daño económico (pérdida de $1.4 mil millones mensuales en ingresos reales entre 2018-2019 sugiere una priorización de la autoevaluación emocional (componente de la IE que en EE.UU. se correlaciona con percepciones sobre inteligencia artificial[. 
  • Esta postura busca proyectar fortaleza, pero ignora advertencias de economistas sobre el impacto en consumidores, que absorben el 100% de los costos tarifarios.
  • China: La respuesta de Beijing, combinando contramedidas agresivas con retórica de “lucha hasta el final”, muestra una regulación emocional orientada a evitar la humillación colectiva
  • La narrativa de Xi Jinping como “salvador nacional” limita su margen para ceder, ya que la percepción de debilidad podría erosionar su legitimidad política.

2. Efectos económicos inmediatos

  • Inflación y desaceleración: Los aranceles han elevado precios de bienes importados en EE.UU. (ej. componentes tecnológicos, mientras China enfrenta presiones en sectores laborales como textiles y electrónicos. El FMI estima que la escalada actual podría reducir el PIB global en 0.3%.
  • Reconfiguración de cadenas de suministro: Países como Vietnam y México han aprovechado el conflicto, con exportaciones a EE.UU. aumentando 29% y 18% respectivamente (2018-2019). Sin embargo, esto no compensa las pérdidas bilaterales: el comercio directo entre EE.UU. y China cayó $100 mil millones en 2023.

3. Ciclo de retaliación y su costo psicológico

  • Tit-for-tat estratégico: La dinámica de “ojo por ojo” (25% de aranceles en 2018, bloqueo de TikTok, sigue la lógica del dilema del prisionero, donde la desconfianza mutua lleva a resultados subóptimos. 
  • Este enfoque, alimentado por narrativas de “chantaje” (China) y “robo tecnológico” (EE.UU.), ha generado:
  • Pérdida de confianza inversora: La incertidumbre redujo la inversión empresarial en EE.UU. en 2019 a niveles recesivos.
  • Fuga de capitales: China enfrenta riesgo de depreciación del yuan (posible ajuste a 8 yuanes por dólar), lo que podría desestabilizar mercados emergentes.

Conclusión

La guerra comercial evidencia cómo la gestión emocional disfuncional en liderazgos (priorizar imagen sobre datos) amplifica crisis económicas. Mientras EE.UU. insiste en una IE basada en autopercepción de fortaleza, China responde con regulación emocional colectivista. 

El resultado es un equilibrio Nash donde ambos pierden: consumidores pagan más, empresas reubican cadenas con costos, y la sombra de una recesión global crece. 

Sin mecanismos para incorporar la inteligencia emocional (IE) en la diplomacia (ej. mediación emocionalmente inteligente), el conflicto podría escalar a un nuevo “lunes negro” bursátil.

La imagen (portada) que dice mas que mil palabras

La imagen muestra un poderoso contraste visual entre las dos monedas que representan las potencias económicas enfrentadas en la guerra comercial:

En el lado izquierdo aparece Benjamin Franklin en el billete de 100 dólares estadounidenses, donde tradicionalmente se encuentra la frase “In God We Trust” (aunque no visible en este primer plano). Esta divisa representa los valores occidentales y el capitalismo estadounidense.

En el lado derecho se observa a Mao Zedong en el yuan chino (renminbi), de color rojo intenso, simbolizando el sistema económico chino con características socialistas. A diferencia del dólar, el yuan no lleva un lema equivalente, pero representa un sistema de valores centrado en el colectivismo y el poder del Estado.

Esta yuxtaposición de las dos divisas encarna perfectamente la confrontación no solo económica sino también ideológica y de visiones del mundo que subyace en el conflicto comercial descrito anteriormente. Las monedas, como rostros de sus naciones, personifican el choque de sistemas de valores que complica la resolución del conflicto más allá de los meros cálculos económicos.

Con información de: ELNORTE/ THE NYT NEWS SERVICE/

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