La bancada del Partido Verde,aliada de Morena en el Senadopresentó una iniciativa para que quienes escuchan narcocorridos sean advertidos de que están apoyando a grupos que hacen apología del delito.
El senador Jorge Carlos Ramírez Marín subió a tribuna con una bolsa de papas para presentar la iniciativa con la que el partido pretende concientizar a la población de que, al escuchar narcocorridos, se apoya a quienes elogian a criminales que matan mexicanos.
Con las papas fritas, hizo notar que en su bolsa viene con sellos negros de advertencia como para prevenir “gordo, no te comas esas sabritas, pero si ustedes quieren oír un corrido tumbado, un bélico, o uno de estos que hacen apología del crimen organizado y de sus actores principales, pueden hacerlo con toda libertad”.
¡Oh excelsa creatividad legislativa mexicana!
En un país donde la realidad supera a la ficción, la bancada del Partido Verde nos regala esta joya normativa del año: advertencias en los narcocorridos, cual etiquetas de “exceso de calorías” en las papas fritas, para que el pueblo sepa que, al escuchar un corrido bélico, está a punto de consumir “música chatarra” espiritual.
Porque, claro, la violencia no se combate con justicia, oportunidades o Estado de derecho, sino con un audio previo que diga: “Lo que usted va a escuchar podría causarle apología del delito, efectos secundarios de admiración por criminales y un súbito deseo de comprarse un sombrero tejano”.
¿Acaso no es glorioso imaginar a los jóvenes de México, con el pulgar temblando sobre el play de Spotify, detenidos en seco por una voz institucional que les advierte: “Cuidado, este corrido contiene altas dosis de impunidad, corrupción y balazos”? ¿Y si después de la advertencia, el corrido suena igual de sabroso, qué hacemos? ¿Le ponemos doble sello negro, como a las Sabritas con exceso de sodio y grasa, para que el alma mexicana sepa que no sólo engorda el cuerpo, sino también la moral?.
La sátira se escribe sola: el senador Ramírez Marín, papas en mano, nos ilustra que, así como uno se arriesga a la hipertensión con las papitas, también se arriesga a la “hipercriminalización” con la música.
¡Qué analogía tan profunda! Porque, por supuesto, el problema de la violencia en México no es la falta de justicia, ni la desigualdad, ni la impunidad rampante o el gobierno moreno complice,igual que el resto de partidos, porque narcos no discriminan, sino la ausencia de un sello de advertencia en los corridos tumbados
Y mientras los jóvenes sin futuro buscan en los narcocorridos una fantasía de poder que la realidad les niega, el Senado responde con campañas y prohibiciones, como si la raíz del problema estuviera en la playlist y no en las condiciones sociales que les dan sentido.
¡Bravo! Porque si algo ha demostrado la historia es que la censura y las advertencias han sido siempre la mejor medicina para los males sociales. ¿No quieres que la juventud admire a los narcos? ¡Ponle un sticker y asunto arreglado!.
En resumen, esta propuesta es el equivalente legislativo a ponerle curitas a una hemorragia: mucho show, poco efecto. Pero eso sí, qué bien se ven las papas en la tribuna, y qué fácil es para el Congreso cantar victoria cuando la realidad desafina. Si la violencia se resolviera con etiquetas, México sería ya un paraíso de paz… y colesterol.
Con informacion: ELNORTE/ MEDIOS / REDES

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