El dia de ayer 23 de abril,Michoacán y regiones colindantes vivieron una jornada de caos cortesía de dos grupos criminales rivales —identificados como Los Viagras y Cárteles Unidos— que se enfrascaron en enfrentamientos armados, bloqueos carreteros y quema de vehículos.
La violencia se extendió a Jalisco y Guanajuato, con al menos 26 municipios de Michoacán afectados, más de una decena de vehículos incendiados, ataques a tiendas y la lamentable muerte de dos policías.
La presidenta Claudia Sheinbaum, en su conferencia matutina de este dia, al ser cuestionada por un reportero de Tamaulipas,aclaró sin verguenza,muchos menos pena,que en esta jornada de violencia “no hubo detenciones, que fue realmente un conflicto entre dos grupos” y que el gobierno sigue investigando los hechos”.
“Los Muchachitos Malcriados y el Gobierno de los Juegos Perdidos”
Pero como ya ni llorar es bueno, lo mejor sera narrarles que otra vez exhiben al gobierno en la tierra fértil de aguacates, limones, mariposas, y extorsiones,muchas extorsiones,pero de manera mas amable.
Resulta que a decir de la Jefa Sheinbaum,estos muchachitos malcriados parecia que andaban jugando a la guerra como si fueran a romper piñatas en plena fiesta patronal. Pero no, estos no traian dulces: traian cuernos, pero de chivo, y en vez de confeti, repartieron plomo y fuego a diestra y siniestra.
Mientras los ciudadanos intentaban llegar a sus trabajos , la tiendita o iban por las tortillas, estos “jóvenes inquietos” —hijos pródigos de la anarquía,los abrazos y pocos balazos— decidieron que era hora de bloqueos carreteros para organizar su propio rally de autos incendiados y con ese talento o creatividad que los caracteriza,quemaron camiones, cerraron titipuchal de carretera, desordenaron 3 estados y hasta las tiendas de conveniencia les parecieron buen objetivo para su versión retorcida de “compra y quema”.
Mientras el gobierno, ese maestro de la pedagogía zen, observaba desde la comodidad del Palacio Nacional,la presidenta, con la serenidad de quien narra el clima, ininmutable,nos explica: “No hubo detenciones, fue un enfrentamiento entre dos grupos”. ¡Ah, bueno! Entonces no hay problema, sólo son dos pandillas armadas hasta los dientes y resolviendo sus diferencias a la antigua, como si fueran niños peleando por el columpio, pero con lanzagranadas.
La respuesta oficial es tan eficaz como un paraguas roto en huracán: “El secretario de Seguridad va a emitir un comunicado… en algún momento”. Mientras tanto, los ciudadanos, esos espectadores involuntarios, se convierten en rehenes de la función. Comercios bajan cortinas, autobuses suspenden corridas, y los habitantes rezan porque el siguiente “juego” no sea en su colonia.
Así, los muchachitos malcriados siguen trastocando la vida de todos, exhibiendo —como en desfile de carnaval— a un gobierno que, incapaz de poner orden, sólo atina a narrar los hechos como si fueran el resumen deportivo del día: “Hoy, empate entre Los Viagras y Cárteles Unidos. El marcador: caos generalizado y la vida civil, otra vez, en tiempo extra”.
Porque en Michoacán, la ley es un rumor y el orden, un mito. Y mientras los verdaderos adultos —los ciudadanos— pagan el precio, los niños grandes con armas siguen jugando… y el gobierno, como siempre, mirando desde la ventana, esperando que algún día se cansen de tanto desorden, mientras el bien cómodo nos lanza cifras mañaneras de mejorías inexistentes,en tanto su “superpolicia supercuentero” nos dice como estuvo la peli de terror,que no sera la ultima.
Con informacion: VIDEO/ELNORTE/ REDES

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