Las disputas internas de Morena difícilmente se resolverán con la elección de Alfonso Ramírez Cuellar como presidente nacional interino. Cada vez más actores de las cúpulas de la 4T reconocen, con preocupación, que el partido oficial se volvió un “desastre” por las ambiciones políticas de personajes y grupos que llevan al movimiento lopezobradorista a desgastarse tanto ante la sociedad que hoy corren dos peligros latentes: quedarse sin el apoyo del presidente López Obrador, que podría abandonar el partido y llevarse “hasta el nombre”, y perder los comicios intermedios de 2021 y con ellos la mayoría en la Cámara de Diputados.
El primer peligro ya lo hizo público el propio presidente quien, cada vez más distanciado de los asuntos de su partido, no descarta la posibilidad de dejar a Morena y renunciar a su militancia que hoy tiene suspendida por una licencia para dedicarse a los asuntos del gobierno. Pero cada vez más cercanos al mandatario ven real la posibilidad de que López Obrador cumpla su amenaza y se vaya del partido que él mismo creó y del que se ha decepcionado tanto que podría desconocerlos y quitarles el nombre que él mismo ideó.
“López Obrador puede sobrevivir sin Morena, pero Morena no existe sin López Obrador”, nos dijo hace poco el senador Ricardo Monreal en una entrevista que le realizamos.
Pero el peligro que más preocupa a la 4T, por las repercusiones que tendría para la administración lopezobradorista en la segunda parte del sexenio, es el de perder la mayoría en la Cámara de Diputados en las votaciones intermedias de julio de 2021. Ya existen análisis internos y encuestas en Palacio Nacional que ven “complicado” el escenario de un triunfo de Morena en la mayoría de los 300 distritos federales que se votarán el próximo año y hay incluso quienes ya dan por hecho que ante un retroceso del partido oficial en San Lázaro en los próximos comicios federales, el presidente ha comenzado a analizar “opciones” para armar una mayoría legislativa con otros partidos.
Y entre esas “opciones” que ya estudian seriamente en Palacio Nacional están los llamados “partidos emergentes”, que son los que podrían obtener su registro ante el INE en este año, a partir de que ya cumplieron con todos los requisitos legales y con las Asambleas Nacionales requeridas. Entre esos partidos, algunos de los cuales ya han sido llamados sus dirigentes a conversar directamente con el presidente o con funcionarios de alto nivel del gabinete, para plantearles “una alianza legislativa” con el gobierno, están el partido Grupo Social Promotor de México, ligado a la dirigencia nacional del SNTE; otro es Redes Sociales Progresistas, vinculado a Elba Esther Gordillo y su movimiento de Maestros por México; uno más es Fuerza Social por México, del dirigente de la CATEM, Pedro Haces; y una cuarta opción podría ser el Movimiento Ambientalista Social por México, que encabeza Nicolás Mollinedo, ex chofer del presidente López Obrador.
Con el apoyo de esos nuevos partidos y con los aliados actuales del PT, PES que puede recuperar su registro, y el PVEM, se buscaría garantizar una mayoría legislativa en la Cámara de Diputados, más allá del resultado que obtenga Morena. Es decir, que son tan pocas las expectativas que en este momento tienen sobre el “desastre” llamado Morena, que ya en la Presidencia buscan la forma de garantizar, al menos una mayoría simple en San Lázaro, para evitar que los últimos tres años de la administración la oposición se haga del control legislativo y pueda complicarle las cosas a la Cuarta Transformación.
Así que, de no ser con un milagro de la virgencita de la que tomaron el nombre, a los del partido gobernante el panorama no les pinta nada bien, ante su incapacidad de resolver sus pugnas y ambiciones. En una de esas, si las cosas no se componen y arreglan su desastre, Morena sería el partido en el poder de más corta vida, después de los 75 años ininterrumpidos del priismo y los efímeros dos sexenios del PAN. ¿Sobrevivirá Morena al sexenio del caudillo que los creó y que hoy podría, si lo terminan de decepcionar, aniquilarlos?
Así que, de no ser con un milagro de la virgencita de la que tomaron el nombre, a los del partido gobernante el panorama no les pinta nada bien, ante su incapacidad de resolver sus pugnas y ambiciones. En una de esas, si las cosas no se componen y arreglan su desastre, Morena sería el partido en el poder de más corta vida, después de los 75 años ininterrumpidos del priismo y los efímeros dos sexenios del PAN. ¿Sobrevivirá Morena al sexenio del caudillo que los creó y que hoy podría, si lo terminan de decepcionar, aniquilarlos?
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