El almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, titular de la Secretaría de Marina (Semar) designó al almirante Juan José Padilla Olmos, como director general del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a partir de este domingo.
La Semar informó que Padilla, quien fungirá como director general de las tres entidades: AICM, Servicios Aeroportuarios de la Ciudad de México (SACM) y Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), solo percibirá una remuneración económica por los tres cargos asignados.
Con esto se busca eliminar duplicidades en la estructura corporativa de las entidades aeroportuarias para optimizar operaciones y recursos, mejorar la rentabilidad de las empresas, la seguridad y la conectividad aérea del país en beneficio de los usuarios.
En un comunicado la dependencia señaló que una vez concretado el proceso de fusión, el AICM fungirá como concesionaria y operadora del Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” de la Ciudad de México, y en adelante como titular de las asignaciones de los aeropuertos internacionales de Ciudad del Carmen, Ciudad Obregón, Guaymas, Loreto, Matamoros y el nacional de Colima.
También, ejercerá su participación accionaria en los aeropuertos internacionales de Toluca y Cuernavaca.
Adicionalmente, administrará y colaborará con el aeropuerto internacional de San Felipe y el nacional de Lázaro Cárdenas, respectivamente, paulatinamente incorporará a otros aeródromos del territorio nacional.
El Almirante Padilla agradeció el trabajo realizado por el Contralmirante José Ramón Rivera Parga en el AICM, quien seguirá formando parte de su equipo.
Riesgos estructurales y operativos
La designación del almirante Juan José Padilla Olmos como director general del AICM, SACM y GACM bajo una estructura unificada plantea interrogantes estratégicos y operativos, más allá de las justificaciones oficiales. Estos son los puntos críticos que podrían limitar su éxito:
Sobrecarga funcional: Concentrar tres cargos directivos en una sola persona genera una carga administrativa incompatible con la gestión eficaz de entidades complejas como aeropuertos internacionales. La experiencia militar en logística no necesariamente se traduce en competencia para manejar procesos civiles multinivel, desde contrataciones públicas hasta relaciones con aerolíneas comerciales.
Falta de especialización: Cada entidad (AICM, SACM, GACM) requiere conocimientos específicos:
- Operaciones aeroportuarias diarias (AICM)
- Gestión financiera y de servicios (SACM)
- Planeación estratégica de infraestructura (GACM).
Un solo director podría priorizar áreas de su expertise naval, descuidando otras dimensiones técnicas.
Problemas de gobernanza
Centralización de poder: La fusión elimina contrapesos institucionales. Al controlar todas las decisiones operativas, presupuestales y estratégicas, se crea un monopolio funcionalque dificulta la transparencia y rendición de cuentas.
Conflictos de interés latentes: Al administrar simultáneamente aeropuertos competidores (como Toluca y Ciudad de México), existen incentivos perversos para desviar recursos o tráfico aéreo entre instalaciones.
Desafíos financieros y legales
Rentabilidad vs. seguridad: El comunicado prioriza “mejorar la rentabilidad”, lo que podría llevar a recortes en mantenimiento crítico o seguridad aeronáutica para cumplir metas económicas.
Subestimación de costos de integración: Unificar sistemas informáticos, normativas laborales y protocolos de seis aeropuertos adicionales requiere inversiones no contempladas en el modelo de remuneración única.
Incertidumbre institucional
Rotación de personal clave: El relevo del contralmirante José Ramón Rivera Parga podría generar pérdida de conocimiento operativo acumulado, especialmente riesgoso en infraestructura crítica.
Ampliación geográfica precipitada: La incorporación paulatina de “otros aeródromos” sin un plan claro de capacidad técnica y financiera expone a sobrextensión operativa.
Si bien el modelo busca eficiencia, ignora lecciones de gestión aeroportuaria global: los consorcios exitosos (como ASUR o GAP) mantienen estructuras descentralizadas con equipos especializados por instalación. La militarización de puestos civiles, aunque temporal, podría generar fricciones con actores comerciales internacionales cuyo engagement es vital para la conectividad aérea.
Con informacion: ELUNIVERSAL/
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