A los 7 años Damián fue vendido o regalado por su madre en el estado fronterizo de Tamaulipas, en México, un año después ya era parte del narcotráfico en el Cártel de Los Zetas (CDZ), y a los 14 años, cuando ya había participado en múltiples delitos como venta de drogas, secuestros y robos, fue detenido.
Sin escolaridad y sin aprendizajes, el chico cayó en una casa dedicada a la mendicidad de la que huyó para refugiarse en la indigencia y vivir en un basurero, ya sin recursos ni salida alguna, el niño fue integrado por delincuentes a una red de robo de infantes para tráfico de órganos, iniciando así una vida de delincuencia.
Damián, su nombre ficticio, forma parte de los miles de menores de edad que en los últimos años han sido captados y se han integrado a la filas de la delincuencia, una realidad que en México aplasta y que retrata el libro “Un sicario en cada hijo te dio: Niñas, niños y adolescentes en la delincuencia organizada” (2020, Editorial Aguilar).
Escrito por la activista y psicóloga Saskia Niño de Rivera, cofundadora y presidenta de la asociación Reinserta, que busca romper los círculos de delincuencia, junto a tres expertas en psicología y criminología, el texto presenta seis testimonios que explican por qué los menores mexicanos se vuelven criminales.
“Existe un gran vacío y un gran olvido social alrededor de esta problemática; lo más fuerte son las edades tan tempranas en las que empiezan a delinquir“, explicó en entrevista.
La también especialista en criminología dijo que la ausencia del Estado no ayuda a prevenir que escale el nivel de violencia al que están expuestos los menores “y como la sociedad los ha categorizado como una población totalmente olvidada”.
Según datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), entre 35,000 y 45,000 menores de edad actualmente están reclutados de manera forzada por el crimen organizado.
DAR VOZ A LOS MENORES INFRACTORES
“Damián encontró en la delincuencia organizada todas las carencias que tenía en su corta existencia”, explicó Mercedes Llamas, coautora del libro junto con Fernanda Dorantes, Mercedes Castañeda y Niño de Rivera.
“Cuando el niño llegó al Centro de Internamiento para Adolescentes no tenía una identidad, no tenía un acta de nacimiento y con ello se vulneran sus derechos a tener un nombre, una nacionalidad y una familia”, apuntó.
Llamas, también criminóloga, dijo que la constante en estos menores y sus familias son carencias afectivas, marginación social, pocas oportunidades laborales para los padres y para ellos, además de un fracaso y un rezago escolar muy fuerte y una violación de derechos humanos
Por ello, dijo, el objetivo del libro es visibilizar esa problemática y dar voz a los niños “para poder entender por qué llegan a ser victimarios y tienen esa conductas delincuenciales” y presentar, desde otra perspectiva, “por qué nuestros niños y adolescentes están optando por este camino”.
UN SOLDADO EN CADA HIJO TE DIO
Niño de Rivera recordó que el primer trabajo de Damián en la delincuencia organizada fue robarse a niños y cuando lo conoció en el Centro de Internamiento “apenas si sabía hablar y tenía un lenguaje completamente carcelario, delictivo y vulgar”.
Recordó que al llegar a la mayoría de edad y a tres día de dejar la cárcel para menores, Damián logró obtener un acta de nacimiento gracias a la presión de las autoras del libro y tener una identidad, pero que le sirvió de poco porque “hace unos meses lo mataron“.
“Esa es la realidad de los menores infractores en México y no la podemos ocultar”, coincidieron las autoras, quienes señalaron que el título del libro es una frase tomada del himno mexicano, que dice: “Un soldado en cada hijo te dio“.
“Es un título fuerte y el cambio de soldado por sicario es un llamado a proteger a la infancia y no ha olvidarnos de ella. Queremos remover conciencias a través del título para sacudir al Gobierno y a la sociedad”, concluyó Llamas.
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