Durante su informe de gobierno, el martes por la noche, el presidente Donald Trump volvió a agarrar a México —¿y qué hay de nuevo?— de piñata por el tema de la migración indocumentada y la inseguridad.
La respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador fue la estándar para estos tiempos: no opinará porque no se quiere meter en los asuntos internos de Estados Unidos. Los que saben dicen que eso no es verdad.
Que detrás de esa justificación se encuentra el enorme miedo que tiene a que Mister Donald se enoje con él y empiece a atacarlo. Don Andrés, agregan los que saben, entiende que si alguien se le puede realmente atravesar para impedir que tenga éxito, esa persona está sentada en la Casa Blanca. Así que es mejor decir no comment, que no me arruine.
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