El filtro con que suele mirar la vida el encargado, a perpetuidad encargado del despacho de procurador, don Alberto Elías Beltrán, provoca un gran desfase de la realidad. Y lo obliga a recular, al menos en cuanto a información se refiere.
Porque debió haber comenzado por el final. Es decir, por la exhaustiva gira mediática que ha hecho intentando explicar sus intenciones, buenas, limpias, preciosas pues, al despedir sin un mínimo de urbanidad al Fiscal de la FEPADE, el hoy muy famoso Santiago Nieto.
Comunicación, comunicación debió explicarle su principal asesor en la materia. No lo hizo, y ahora paga los platos rotos.
Quiero suponer que recibió la orden, y como buen “encargado del despacho a perpetuidad” la cumplió de inmediato, contundente, sin espacio alguno para la política. Y el problema, grande, de percepción fue para el gobierno, para el Presidente Peña Nieto. Porque ahora muy pocos mexicanos van a creer que la abrupta, grosera, destitución de Nieto tuvo algo que ver con temas legales.
Y entre más repitan esto, como mantra, los personeros del gobierno, menos convencen a millones de ciudadanos hartos de la corrupción.
En los hechos había una confrontación entre la realidad y lo que Emilio Lozoya dice que es, debe ser la realidad. O sea, para que nos entendamos, la naturalidad con que el extitular de Pemex dice haber comprado una casa de 38 millones de pesos al inicio del sexenio, final de la campaña priísta presidencial en la que participó, sin titubeo alguno. Como las otras casas en Las Lomas o los departamentos en Miami tan de moda.
Si esto, poderse comprar una residencia de este precio, no despierte inquietud alguna en Lozoya es que hay un desfasamiento entre la realidad de un país donde 25 millones de personas no tienen dinero para poder comer tres veces al día, y la suya tan imbricada en el poder público.
A lo mejor Lozoya es un mago de las finanzas, pero está bajo sospecha por sus relaciones con una empresa extranjera que ha sido acusada en todo el mundo de dar “sobornos” a gobiernos.
En esa espiral cayó el “encargado del despacho a perpetuidad”. Y obedeció. Porque no iba a salir de su propia iniciativa, tan en automático, “cesar” a Nieto.
Su posición, en la PGR, no ha sido aprobada por el Senado. La del Fiscal Nieto sí lo fue. Entonces, se me ocurre, por qué proporcionar toda la información sobre su decisión, de manera educada y abierta, a los señores senadores… antes de correrlo.
¿Para quiénes era ya muy incómodo Nieto?
Su salida, ahora responsabilidad histórica del “encargado a perpetuidad del despacho” que no escucha a su asesor en comunicación, es un compendio de todo lo que no debe hacerse en comunicación política, de todos los caminos que no deben andarse.
Seguramente hay un fundamento jurídico válido, otorguemos por principio de inocencia, el beneficio de esto a Alberto Elías Beltrán. De su lado puede haber, y los senadores pueden encontrarlo, un fundamento jurídico, una inmensa falta cometida por el señor Nieto… no importa, aunque no lo restituyan a su puesto, ya Nieto se ganó la percepción social de millones de mexicanos a favor, la certificación de que es honesto… Lo que en cualquier circunstancia política, en el futuro u hoy, vale mucho.
En cambio, Elías Beltrán se hizo conocido por razones contrarias. Y va a ser una cuesta muy difícil la suya, se puso una etiqueta muy desagradable… sin necesidad, “el modito”, el modito que olvidó y que en política, hoy por hoy, sigue siendo esencial.
Si lo iban a quitar debieron convertirlo en el peor villano de la historia… antes. Debieron, Beltrán y su asesor principal en comunicación política, medir las consecuencias. Debieron reunirse en un “cuarto de guerra” y diseñar la estrategia ganadora, o por lo menos, la estrategia que les saliera menos costosa…
Ahora el desastre tiene progenitor, y el “encargado a perpetuidad del despacho” va a ser recordado como el funcionario que obedeció la orden de correr al más honesto de sus colaboradores… sea o no cierto.
Fuente.-Isabel Arvide
@isabelarvide
(Imagen/Internet)
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