Un grupo criminal en México presuntamente secuestró a un director de un centro penitenciario y a su hijo para usarlos como piezas de intercambio para la liberación de dos miembros del grupo, una muestra escabrosa del control que ejercen los grupos criminales en las prisiones del país.
Luego de secuestrar al director Gerardo Cuevas Rojas y a su hijo, un grupo criminal logró que se pusiera en libertad a dos de sus miembros, que estaban recluidos en el Centro de Reintegración Social (Cereso) de Tepeaca, sureste del estado de Puebla, a cambio de entregar ilesos al director del centro y a su hijo, informó la revista Zeta.
No todos los medios divulgaron el hecho de igual manera. El Sol de Puebla informó que los dos reclusos, Juan Carlos González Flores y Jaime Andrade Sánchez, "escaparon" del centro el 23 de octubre, mientras que la Secretaría Seguridad Pública (SSP) de Puebla anunció que los presos habían "escapado" al día siguiente.
Pero según Zeta, la subdirectora del Cereso Miriam Martínez Olmedo declaró que recibió una llamada del teléfono móvil de su superior el 23 de octubre. El director del penal informó a su subordinada que él y su hijo habían sido secuestrados por un grupo de hombres. A continuación un hombre tomó el teléfono y amenazó a Martínez Olmedo con torturar y asesinar al director y su hijo si no liberaba a González Flores y a Andrade Sánchez, según su versión, transmitida por Zeta.
González Flores y Andrade Sánchez recibieron ropas de civil y fueron escoltados hasta la salida de la prisión por la misma Martínez Olmedo, añadió Zeta. Tras confirmar su liberación, Cuevas Rojas y su hijo fueron dejados ilesos en Palmar de Brazo, unos 48 kilómetros al este de Tepeaca.
Se está investigando a todos los funcionarios implicados en la liberación de los dos presos, según Zeta, incluyendo a Martínez Olmedo, de quien Zeta afirma que recibió tres millones de pesos mexicanos (alrededor de US$150.000) por facilitar la fuga.
Análisis de InSight Crime
Las autoridades mexicanas han dado notorias muestras de falta de control sobre su sistema carcelario, y esta nueva evasión es una señal extrema de todo el control que pueden ejercer los grupos criminales del país dentro y fuera de la prisión. De hecho, un informe hace pocos meses halló que los grupos criminales controlan el 65 por ciento de las cárceles en México, lo que se refleja en la celebración de fiestas de reclusos y en brutales actos de violencia.
La organización criminal Los Zetas, con presencia en Puebla, ha demostrado ser la más experta en el control de las penitenciarías mexicanas. Las autoridades de la prisión de Piedras Negras, en el estado norteño de Coahuila, presuntamente permitieron que ese grupo criminal usara la cárcel como "base de operaciones", donde llegaron a asesinar y desaparecer cerca de 150 víctimas. Y en la cárcel del estado de Durango, se dice que los agentes permitían que miembros de Los Zetas salieran de las instalaciones a cometer homicidios, entre ellos la masacre de 17 personas.
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