La narrativa periodística que pretende convertir una simple reunión institucional en un “certificado de confianza y honestidad”, como se observa en la cobertura sobre Beto Granados y la cónsul de EE.UU. en Matamoros, es parte de una tendencia en la llamada prensa de “periodismo de prepago” o “plan amigo”. Esta cobertura omite que tales eventos diplomáticos suelen ser procedimientos protocolares y no equivalen a una prueba de integridad o aval judicial del funcionario que aun es la primera autoridad municipal, pese a que arrastrando cauda de ligas con el crimen organizado, con el Cartel del Golfo en Matamoros.
Construcción del “certificado de confianza”
La nota de HOYTamaulipas le presenta la reunión a los ciudadanos como muestra de confianza y legitimidad, partiendo del supuesto de que si existieran señalamientos en contra del alcalde, no habría sido recibido en la sede diplomática.
Sin embargo, la historia reciente de figuras como Tomás Yarrington –presumiendo reuniones con George Bush– y Genaro García Luna –con contactos del más alto nivel internacional antes de terminar encarcelado– ,revela que la presencia en eventos oficiales o relaciones diplomáticas no garantiza honestidad ni limpieza en el actuar de los políticos mexicanos.
El antecedente de otra reunion semejante de otro Consul en Matamoros en julio de 2105 con Francisco Javier García Cabeza de Vaca,es otro indicador de que se trata, al mismo tiempo que celebraban con pastel , lo investigaba el mismo consul.
Los antecedentes desmontan la narrativa
- Tomás Yarrington, exgobernador de Tamaulipas, asistió a reuniones de alto nivel con representantes de EE.UU., pero acabó siendo procesado por vínculos con el narcotráfico y corrupción internacional.
- Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública, sostenía contactos y cooperación internacional con agencias estadounidenses antes de ser condenado por delincuencia organizada en EE.UU..
Ambos funcionarios usaron sus vínculos institucionales para simular confianza, mientras la prensa cercana al poder omite el contexto y utiliza el acceso a espacios oficiales para encubrir o legitimar sujetos que eventualmente enfrentan investigaciones graves.
Argumentos para desmontar narrativa «Plan Amigo”
- Las reuniones institucionales son formales y no implican aval ético ni judicial.
- La diplomacia suele priorizar la relación entre gobiernos, no la integridad personal de actores locales.
- La historia muestra que personajes después procesados fueron acogidos por instancias diplomáticas, sin que ello los eximiera del escrutinio legal ni de la responsabilidad política.
En conclusión, la comparación y los antecedentes tumban cualquier intento de lavarle el rostro al alcalde de Morena que padecio «interrogatorio de 8 horas» en cruce a EE.UU antes de ser liberado.
Asociar la presencia en eventos de alto nivel con certificados de honestidad y confianza, mas que insuficientes, son inutiles para juzgar el actuar político en términos éticos o legales.
La postura traidora de medios de confusion a ciudadanos
La postura traidora de los medios que abogan por la confusión y el encubrimiento de intereses espurios constituye una afrenta al espíritu republicano y al deber sacrosanto de la prensa como agente de escrutinio y luminaria de la verdad pública. Estos vehículos de desinformación se configuran como apóstatas del periodismo genuino, extraviados en el laberinto de la connivencia y la venalidad, pues tuercen el relato y pervierten el sentido último de la comunicación social: preservar la dignidad del ciudadano frente a la obscenidad del poder.
En su empeño por suplantar la conciencia ciudadana a cambio de unas monedas como judas modernos de la comunicación, estos periodistas demuestran una abyección moral que los condena como operadores de la ignominia, insidiosos artífices de la impostura. Elevando la mentira a categoría institucional y tejiendo falacias con los hilos del servilismo, prostituyen el ejercicio informativo y perpetúan una narrativa impostora, en la que la confianza se manipula al tenor de intereses mezquinos y la ética se convierte en moneda de cambio.
La prensa confusa, infiel a su mandato democrático, encarna la más sutil traición: aquela que, bajo el disfraz de lo legítimo y el oropel de la institucionalidad, socava la voluntad colectiva y difumina la frontera entre lo público y lo privado, perpetuando el reinado de las sombras sobre la claridad del entendimiento social.
Con informacion: MEDIOS/REDES

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