No se tiene que ser un profundo analista para entender por qué en el primer informe de Américo Villarreal, ninguno de los 21 gobernadores de Morena se tomó la molestia de poner un pie en Tamaulipas.
Fue como si a un niño le hacen su piñata de cumpleaños y ninguno de sus amiguitos del salón de clases asiste. Vaya, ni el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien había prometido que iría a darle su “abrazo”, se dignó a asistir.
La razón es clara: el gobernador de Tamaulipas entró en zona de radioactividad política, con las evidencias que lo ligan a los dineros “huachicoleados” del difunto Sergio Carmona, tanto para su campaña como para la de gobernador en Sinaloa de Rubén Rocha. Tanto que la viuda del ejecutado, Perla McDonald Sánchez, es hoy la gobernadora de facto en Tamaulipas. Cobrando facturas.
De Mauleón narra que recibió un paquete de audios y videos en los que se dan una serie de confesiones de una fundadora de Morena, María del Rocío Jocelyn Hernández Jiménez, ex colaboradora de la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, ex colaboradora de Américo Villarreal, ex subdelegada de los programas del Bienestar en Sinaloa y actualmente subdelegada en Puebla.
En un video tomado por Zoom, la líder morenista -no es una opositora- confiesa que hasta Sinaloa llegaba el senador Américo Villarreal -cuando era delegado de Morena en esa entidad- en un avión con maletas llenas de efectivo. La descripción concuerda con los hallazgos de chats, audios y videos encontrados en el teléfono móvil de Sergio Carmona.
En el video, Hernández Jiménez alcanza a revelar que conoció sobre viajes en jet privado de Américo Villarreal con el entonces candidato Rubén Rocha -hoy gobernador- a la sierra de Sinaloa para presuntamente recibir apoyos de narcotraficantes para su campaña.
Las revelaciones de la subdelegada de programas sociales en Sinaloa advierten que, incluso, le pedían que diera por perdidas o robadas tarjetas del Bienestar, para que los jefes del partido se quedaran con el dinero, pero que jamás aceptó hacerlo y les amenazó con renunciar.
El peregrinar de Hernández Jiménez para denunciar el caso, entre sus propios compañeros de Morena, alcanzó a Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, a Ignacio Mier cuando era coordinador de los diputados de Morena y a Gabriel García, el mayor responsable del programa de Bienestar dentro del gobierno de la Cuarta Transformación.
Salvo Irma Eréndira Sandoval, todos se hicieron de la vista gorda e incluso le advirtieron que, si no cooperaba con la desaparición o robo ficticio de las tarjetas del Bienestar, entregara su renuncia.
La secretaria de la Función Pública le reveló a Hernández Jiménez que el caso que denunciaba no era el único que le había llegado. Que exigían muchos otros delegados que ya habían ido a denunciar la misma estafa. Pero apenas estaban integrando el expediente e Irma Eréndira fue relevada de la Secretaría de la Función Pública.
Pero ni el hoy candidato a senador Ignacio Mier ni Gabriel García se indignaron. Por el contrario, parecían estar de acuerdo con el desfalco y si no se cooperaba, pues fuera. La renuncia, sobre la mesa.
Hernández Jiménez critica abiertamente a su partido, a Morena, al que antes defendía, porque dice que ella vio las maletas llenas de dinero.
“Yo no era así, nunca criticaba al partido (Morena), ahora lo tengo que criticar porque ya lo vi. Antes me decían y yo decía, no. Es que jamás… pero sí ya lo vi, yo vi las maletas llenas de dinero”.
Con su denuncia en video, Hernández Jiménez dejó en claro su lealtad a uno de los lemas de campaña del candidato Andrés Manuel López Obrador: “Honestidad valiente”.
¿Corresponderá el hoy presidente con esa “honestidad valiente” al valor civil de esa fundadora de Morena, quien se atrevió a desafiar a los jefes que le pedían que recibiera maletas llenas de efectivo y desapareciera tarjetas del Bienestar? Una investigación formal, a fondo, junto con lo que ya se conoce del Caso Carmona, es obligatoria, de oficio.
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