“No vamos a permitir que vengan a destruirnos. ¿O sí? No…”.
“Eso es lo que hace el nuevo gobierno, el que está ahora. Está consultando a que nos vengan a enfrentarnos. Nosotros, los pueblos originarios y en especial a nosotros, al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y con esa su porquería del Tren Maya. No lo aceptamos”.
Esa fue la proclama anunciada hace meses en Chiapas por los altos mandos zapatistas, en contra del proyecto insignia del gobierno de la Cuarta Transformación, que para ellos es una amenaza no solo a su selva, sino a las zonas arqueológicas, los centros coloniales y las playas cristalinas.
Visto entonces, la percepción de aquel ejército popular lucía apenas como un incipiente reclamo al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pero hoy, que el inquilino de Palacio Nacional involucró directamente al Ejército Mexicano, en la construcción del Tren Maya, podríamos estar frente a un eventual conflicto armado entre los dos ejércitos.
Es una declaratoria que no se daba desde que el primero de enero de 1994, el Subcomandante Marcos le declaró la guerra a las Fuerzas Armadas mexicanas, en una acción que generó intranquilidad no solo en México, sino en el mundo entero. Era el día preciso en el que entraría en vigor el Tratado de Libre Comercio.
De origen popular, con amplias raíces en la izquierda latinoamericana que exalta la guerra de guerrillas como método para reivindicar a los indígenas, y acabar con la desigualdad, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se convirtió en el estandarte de la guerrilla mexicana que hizo de la Selva Lacandona su territorio impenetrable.
Limitado con los años a ser una guerrilla postulante, que fijaba posiciones, pero no entraba en combate, su atardecer se dio en el sexenio de Vicente Fox, cuando el Subcomandante Marcos se urbanizó, entrando en la Ciudad de México donde tomó la tribuna en la Cámara de Diputados. El mito del pasamontañas se desvaneció.
Siempre cercano a los movimientos políticos de izquierda, como el de Andrés Manuel López Obrador en 2006 y en 2012, los sobrevivientes del Subcomandante Marcos sorprendieron cuando en la campaña presidencial del 2018 fijaron una posición cautelosa frente al gobierno de la Cuarta Transformación.
Pero el quiebre vino con el anuncio presidencial de la construcción del Tren Maya, una obra ferroviaria de mil 525 kilómetros, que conectará a Palenque con Tenosique, Escárcega, Campeche, Mérida, Chichen Itzá, Cancún, y por el Caribe, a Playa del Carmen, Tulum, Carrillo Puerto, Bacalar, Calakmul y cierra con Escárcega.
Para el sobreviviente zapatismo de la selva chiapaneca, el megaproyecto insignia del lopezobradorismo es una afrenta que lesionaría, no solo al ecosistema, sino a las comunidades indígenas del sureste mexicano.
El clímax del quiebre se dio cuando el 16 de diciembre del 2018, el presidente López Obrador promovió en Palenque una ceremonia a la que llamó Ritual de los Pueblos Originarios a la Madre Tierra para Pedir la Anuencia del Tren Maya.
Fue una ceremonia religiosa en la que participaron representantes de 12 etnias mayas, con rezos en su lengua, incienso, música de tambor y de vientos. En el acto se hicieron presentes los gobernadores de Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán.
Pero la resistencia del zapatismo al Tren Maya no disminuyó. Y de súbito, el 16 de marzo de este año, Rogelio Jiménez Pons, director general de Fonatur, anunció que los recursos del Tren Maya ya no pasarían por la Secretaría de Hacienda.
Y para sorpresa de todos, se anunció que el patrimonio de la obra, no solo su construcción, será para el Ejército Mexicano, que creará una empresa privada, lejos del escrutinio presupuestal público, para administrar y asumir las ganancias.
Sobraron los que se preguntaron el por qué el presidente López Obrador le entregaba una concesión más a los de uniforme verde olivo.
Revisando el video de la advertencia del Ejército Zapatista, la única respuesta es que cualquier afrenta que venga a partir de ahora, de la selva lacandona contra el Tren Maya, será un desafío contra las Fuerzas Armadas.
Al final del día, Ejército Zapatista, defensor de su selva contra Ejército Mexicano, defensor de su tren.
Y no es para menos, porque la advertencia de los líderes zapatistas para el presidente López Obrador fue severa.
“Eso es lo que está haciendo ese señor. A nosotros no le creemos. Solo porque la Madre Tierra no habla, si no se lo dijera ‘¡chinga a tu madre!’, porque la tierra no habla. Si fuera no, ‘vete a la chingada’. ¡Muera el mal gobierno!”.
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