A todos nos indigna el feminicidio de Ingrid Escamilla. La forma atroz e inhumana en que su pareja sentimental la atacó y posteriormente vejo su cadáver es, quizá, el punto más alto de la violencia contra las mujeres en nuestro país.
Las cifras de feminicidio en México son alarmantes, entre 10 y 11 mujeres son asesinadas cada día y no parece haber una tendencia a la baja.
En la mayoría de los casos, las víctimas han hecho denuncias previas que no han sido escuchadas y terminaron asesinadas.
Rosaura Fernández sobrevivió a un intento de feminicidio y porque no quiere ser un número más en esa estadística tan vergonzosa, contó a En Corto, la angustia que está viviendo.
El pasado 22 de enero, Rosaura fue atacada a balazos por un hombre después de dejar a su hija en un kínder de la colonia Niños Héroes, en la alcaldía Benito Juárez.
El sicario logró herirla en tres ocasiones. Una bala dio en su celular y desvío uno de los proyectiles, si no fuera por ese hecho, quizá estuviera muerta.
Al escapar, el atacante tiró una cartulina en la que la acusaba de hacer mal un “trabajo” de santería. Se cree que buscaba desviar la investigación pues Rosaura no practica ningún ritual ni cree en esa religión.
Para Rosaura no hay duda que la persona que le pagó a ese pistolero fue su ex pareja sentimental y padre de su hija, Jesús Gabriel Bermúdez González, con el que lleva un juicio por la guarda y custodia de su hija.
“Yo no tengo problemas con nadie, él es el único que me ha amenazado porque incluso una vez me amenazó con una pistola y me dijo que él me podía desaparecer cuando quisiera», dijo a este columnista.
La ex pareja de Rosaura es sobrino de Arturo Bermúdez, quien fue Secretario de Seguridad Pública de Veracruz, durante el gobierno de Javier Duarte. Periodo en el que se incrementaron las desapariciones de personas y denunciaron cientos de abusos de autoridad.
En el departamento donde Rosaura y su ex pareja vivían, en la colonia Del Valle, la entonces PGR aseguró 23 millones de pesos en efectivo, que presuntamente pertenecían al erario de Veracruz.
En noviembre de 2019, Rosaura fue golpeada por una pareja cerca de la escuela de su hija. Asegura que no había razón para esa agresión. Hoy sabe que fue una advertencia, pues dos meses después fue baleada.
En esa fecha, Rosaura acudió al Ministerio Púbico a presentar una denuncia, le dijeron que no procedía pues las lesiones que presentaba, tardan en sanar menos de 15 días.
Ahora parece haber un cambio de perspectiva en la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México, que inició primero la carpeta de investigación por lesiones dolosas por arma de fuego, pero tras los señalamientos de Rosaura, el caso se turnó a Homicidios, donde ya se investiga como homicidio en grado de tentativa.
Rosaura tiene miedo pero es clara: “No quiero que me pase lo que en el caso de Abril Pérez, que las autoridades tardaron en reaccionar y la asesinaron”, sostuvo. Ahora vive a salto de mata, porque sabe que alguien la quiere muerta.
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