Pareciera que la Guardia Nacional tiene el toque de Midas… pero al revés: todo lo que custodia se les escapa, se les muere o simplemente desaparece. Primero fue “El Chino”, el supuesto objetivo prioritario que se esfumó entre uniformes, radios y reportes. Cero detenidos, cero responsables, y una montaña de excusas.
Y cuando uno pensaba que no podían superarse, llega el episodio de Uruapan. Al alcalde Carlos Manzo lo acompañaban nada menos que 14 elementos de la GN, más policías municipales “de su confianza”. Catorce. Con dos vehículos. Todo un convoy como los de Sinaloa,donde tampoco han podido.
En pleno centro de la ciudad de Uruapan, el alcalde fue asesinado sin que nadie —ni los 14 ni los otros— pudieran hacer algo más útil que levantar el parte informativo después de la tragedia.
El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, experto en «tirar rollo», trató de explicar que la GN vigilaba la “periferia” mientras la policía local cuidaba el círculo cercano, el discurso perfecto como escudo. Un trabajo en equipo tan descoordinado que al final lo único que coincidió fue el fracaso. Si para “El Chino” no sirvieron, y para el alcalde tampoco, uno se pregunta cuál es realmente su especialidad: ¿la custodia o el simulacro?
Con informacion: ELNORTE/
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