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viernes, 28 de noviembre de 2025

LOS "EXCESOS del TREN FALLA": "INFORME DESTACA LOCOMOTORA del DESARROLLO FUE TANQUE MILITAR que DEJÓ la SELVA y CENOTES PERFORADOS"...prometía conectar pueblos y terminó conectando inmobiliarias voraces con territorios despojados.


Un año después de la pomposa inauguración del carísimo Tren Maya ,parece menos “locomotora del desarrollo” y más tanque de guerra con vagones turísticos: un megaproyecto que dejó selva rota, cenotes perforados y comunidades disciplinadas a punta de uniforme. 

Militarización en vía rápida

Lo que empezó como obra estrella de López Obrador terminó en experimento de ocupación militar a cielo abierto: Sedena, Marina y Guardia Nacional convertidas en constructora, policía, casero y juez de paz en los tramos 5, 6 y 7. Los testimonios de abusos, extralimitación de funciones y uso del miedo como herramienta de “gestión de obra” dibujan un tren donde el silbato lo tocan las botas, no los ingenieros.

Ecocidio con boleto de ida

El informe pinta una postal ácida: deforestación, humedales atravesados, nuevas canteras abiertas y un sistema de cuevas y cenotes tratado como si fuera unicel desechable. El tramo Cancún–Tulum fue empujado hacia la selva para no molestar hoteles, dejando más de 15.000 pilotes incrustados en cuevas y al menos 125 cenotes dañados, prueba de que la naturaleza perdió la licitación frente al lobby turístico.

Tierra de nadie… de todos los especuladores

Mientras el discurso oficial hablaba de bienestar, el valor de la tierra a lo largo de la vía se disparó hasta 400%, florecieron asentamientos irregulares y proliferan desarrollos de lujo sin permisos claros ni propiedad ordenada. El tren que prometía conectar pueblos terminó conectando a inmobiliarias voraces con territorios despojados, poniendo a las comunidades en el vagón de carga del negocio.

El ejército, nuevo gran concesionario

Con un presupuesto que pasó de 150.000 a más de 500.000 millones de pesos, las fuerzas armadas no solo construyen vías: se quedan con el pastel del turismo, la obra pública, puertos, aeropuertos y hasta trozos de Áreas Naturales Protegidas. El mensaje de fondo es claro: si hay conflicto, no se dialoga, se despliega; si hay queja, no hay ventanilla, hay cuartel. 

Sociedad civil como caja negra

Frente a esta maquinaria, el informe de colectivos indígenas, ambientalistas y de derechos humanos funciona como la caja negra del siniestro: registra daños ambientales, abusos y despojo que el relato oficial quiere diluir entre spots y inauguraciones. Lo que dejan claro es que el Tren Maya sí llegó a su destino, solo que no era el prometido: menos justicia territorial y más poder concentrado en manos armadas con contrato de obra ilimitado. 

Con informacion: DIARIO ESPAÑOL/ELPAIS/ CARLOS CARABAÑA

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