Ramón Álvarez Ayala, alias “R-1”, no sólo ilustra el manual de impunidad mexicana, sino que es el vivo ejemplo de cómo en México la puerta giratoria de la justicia no sólo gira… ¡parece más bien un tour guiado con pase VIP para capos! R-1 volvió a la vida pública gracias al asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ejecutado a plena luz entre festividades, escoltas municipales,militares y celulares prendidos como si fuera el after de la narcopolítica
El manual del capo recursivo
“R-1” fue capturado junto con sus hermanos en 2012, en un operativo digno de narcoserie, con helicópteros y SEDENA en modo Rambo, armas largas, efectivo y toda la parafernalia criminal. Se suponía que estaría años bajo llave. ¡Error! Una jueza —sí, el mismo Poder Judicial que cada sexenio promete limpiar— decidió que “no había pruebas sólidas” y, con la fórmula secreta de “libertad inmediata”, R-1 salió caminando como si hubiera ido a firmar autógrafos a la cárcel.
La puerta que nunca rechina
El relato es tan absurdo como recurrente: cada vez que uno de estos jefes criminales toca la cárcel, la puerta ni rechina. Los expedientes se pierden, las pruebas se evaporan y los jueces aplican, casi en automático, la vieja confiable: “no hay elementos”, “proceso irregular”, “presunción de inocencia extendida”. ¿Resultado? Capos que entran por la reja de enfrente y al poco tiempo salen, saludando a los custodios—que hasta les deben favores.
De la cárcel al mando, ni un pestañeo
Lejos de replegarse, tras salir de prisión en 2022, R-1, con todo y currículum, vuelve directo a la nómina del CJNG. No sólo el brazo derecho, también el jefe de operaciones en varios municipios, el que dicta órdenes por chat y manda “saludos” a los sicarios después de cada encargo, como quien reparte propinas en la posada de fin de año.
¿Justicia?
El cuento de la “puerta giratoria” ya ni causa asombro, más bien genera memes y resignación. Porque en México, los verdaderos profesionales del escape no están en Alcatraz ni inventan túneles: sólo esperan la orden del juez y salen por donde entraron. Caso R-1, otra vez, con pase doble y sin necesidad de romperse la cabeza. Porque aquí, la ley es para los de abajo… y la puerta, para los de siempre que tienen dinero para pagar por libertades adentro o afuera.
Con informacion: DIARIO ESPAÑOL/ELPAIS/MICAELA VARELA
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