Cuando la gente huye y no hay quien la ayude a no huir, el Estado se evapora. Se borra como si nunca hubiera existido. Y ahí, entre los cerros del Triángulo Dorado, donde el miedo manda y las balas hablan en clave conocida, queda claro que la “estrategia militar” no está fallando: está en coma.
Setecientas cincuenta personas desplazadas que se suman a cientos mas,no son una cifra ni un “dato de la semana”, son familias que empacan vidas en costales y cruzan caminos polvosos buscando no ser la siguiente estadística. La autoridad promete seguridad mientras despliega comunicados que suenan más a excusa que a acción. Les preocupa más el discurso que la gente.
El Estado, ese ente que jura proteger integridad y bienes, anda más ocupado gestionando su credibilidad perdida privilegiando capturas por encima de cumplir su primer deber: dar seguridad. ¿De qué sirve hablar de “soberanía” ,de “presencia territorial” o de «cifras maquilladas» ,si el único uniforme visible es el del miedo?
Llaman “operativo” a mandar miles, miles de soldados como lo han hecho los últimos 5 sexenios, sin estrategia, tan solo a saturar de discursos que glorifican el fracaso y vuelven victoriosas las derrotas mientras la vida sigue, o mejor dicho, sobrevive.
Porque cuando el pueblo huye y el gobierno se aplaude solo en sus propias conferencias mañaneras, la única táctica que funciona es la del silencio. Y esa, tristemente, la ejecutan a la perfección.
Con informacion: NOROESTE/

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