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viernes, 21 de noviembre de 2025

«EXHIBE REPORTAJE a EX-SECRETARIO de MARINA VULGAR BENEFICIARIO del TRAFICO de HUACHICOL y la FGR como BANDIDA OCULTANDOLOS»…a la Presidenta dedicada a esconder vínculos en vez de recuperarlos.


Mientras entre cortinas de humo y conferencias mañaneras la presidenta engañosa Claudia Sheinbaum ,repite como loro que su régimen es la encarnación de la honestidad, el polvo barrido bajo la alfombra del Palacio Nacional,permanecía lleno de secretos como saldo de ocultar el lodazal del trafico de Huachicol Fiscal,donde el gobierno ha sido protagonista y la presidenta «alcahueta».

El protagonista: Rafael Ojeda, almirante retirado y exsecretario de Marina, presunto paladín de la legalidad, que tambien resulta vulgar protector de traficantes.

La Fiscalía General de la República, tan diligente en esconder pruebas como en perder expedientes, ha hecho malabares para ocultar el vínculo económico entre Ojeda y su sobrino, el contraalmirante Fernando Farías Laguna, ese sí prófugo del manual del político mexicano, acusado de encabezar la red de huachicol fiscal.

¿Qué pasa cuando la sangre llama? Resulta que los terrenos de la tía Sandra Luz Laguna Rivera, adquiridos por Fernando Farías en 2015, también figuraban a nombre de Ojeda. Tres meses después de estrenar su cargo bajo el gobierno de López Obrador, ¡zas!, los vende alegremente. 

Si las transferencias inmobiliarias de la familia Ojeda tuvieran huellas dactilares, tendrían suficiente para abrir una sucursal del Registro Público de la Propiedad. La Fiscalía, muy creativa, omite el parentesco y hasta se hace la distraída con otros dos terrenos, de un exclusivo fraccionamiento donde el campo de golf bien podría ser el Vaticano de la corrupción familiar. Por si fuera poco, al deporte favorito de Ojeda también lo rodean las propiedades no reportadas, mientras la Fiscalía solo pone la mira en los dos terrenos menos jugosos.

Con nueve propiedades detectadas y solo dos en riesgo de aseguramiento, el daño financiero calculado para la red del Huachicol Fiscal alcanza cientos de miles de millones de pesos, pero el Estado parece más preocupado por esconder vínculos que por recuperarlos. Aquí, los verdaderos lazos de sangre son los del compadrazgo y el encubrimiento, demostrando que en México, la corrupción no se hereda: ¡se perfecciona en familia!.

Con informacion: @Latinus/

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