Mazatlán, la joya turística, el escaparate del Pacífico, vive un espectáculo que ya ni Hollywood se atreve a filmar: el del crimen que desafía la lógica militar. Porque, a ver, ¿qué clase de genios del mal logran incendiar tiendas, lanzar atentados y desaparecer entre soldados desplegados por miles? Si el puerto está «blindado», los criminales parecen tener la contraseña del blindaje.
Los comunicados oficiales hablan de “operativos permanentes”. Los resultados, en cambio, hablan de fuegos, explosiones y negocios humeantes. Suena más a teatro que a estrategia. El libreto podría llamarse “La Seguridad Nacional y Otros Cuentos”, protagonizado por instituciones que dicen estar, pero no se ven cuando la pólvora truena.
Lo más inquietante es que Mazatlán no es un caso aislado. Los ataques son continuos en estados donde el Ejército, la Guardia Nacional y policías estatales conviven con cárteles como si fueran parte de la nómina. México aparece en el podio mundial del crimen organizado y la medalla parece brillar sin pudor, como si fuera motivo de orgullo.
Quizá la mejor hipótesis ya no es “¿cómo logran infiltrarse?”, sino “¿a quién se reportan?”. Porque si una ciudad sitiada puede arder sin que nadie lo evite, la pregunta no es dónde está el Estado, sino cuántas veces cambia de uniforme.
Con informacion: NOROESTE/

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: