El Gobernador Samuel García y su esposa Mariana Rodríguezpresumieron en redes el clóset de su hija Mariel, en donde hay alrededor de 120 pares de zapatos y cientos de prendas de ropa.
“Oye qué bonito, ¿quién ordenó todo esto?, oye, tienes más zapatos que mamá, y a mí no me compran ni unos tenis, ¿por qué?”, señala el Mandatario emecista mientras exhibe en video el clóset.
El clóset de Mariel y la república de la opulencia
En el Nuevo León de Samuel García y Mariana Rodríguez, la austeridad es un mito tan lejano como el unicornio naranja. Mientras en las calles de Monterrey aun persiste el derramadero de sangre por tanta violencia y el calor derrite esperanzas o la inflación exprime los bolsillos, en el palacio de Instagram la familia gobernante presume un clóset infantil que haría palidecer a cualquier boutique de Polanco: 120 pares de zapatitos para la heredera, cientos de prendas y, claro, la asesoría de una empresa de organización de interiores, porque hasta el desorden debe ser de primer mundo.
Samuel, con la frescura de quien nunca ha hecho fila en el IMSS, bromea: “Oye, tienes más zapatos que mamá, y a mí no me compran ni unos tenis”. El chiste, por supuesto, no es para los niños del DIF, que a veces ni calcetines tienen, ni para las familias que estiran el salario mínimo hasta hacerlo invisible. Es para sus seguidores, que aplauden cada “story” con la esperanza de que la opulencia sea contagiosa.
Mariana, por su parte, ordena la ropa con la dedicación de quien sabe que cada prenda es una historia… o una factura. “Nunca sabes de qué tamaño va a nacer”, dice, justificando el exceso. Lo que sí sabemos es de qué tamaño es el ego y, sobre todo, el blindaje de privilegios que rodea a la pareja.
Porque, claro, no hay que olvidar que la fortuna que permite estos lujos ha sido señalada —no por la envidia, sino por la Auditoría— como producto de una alquimia financiera digna de estudio: contratos a modo, empresas fantasma, y una habilidad para multiplicar bienes que haría sonrojar a cualquier mago. Pero en la tierra de las redes sociales, lo importante no es de dónde viene el dinero, sino cuántos likes genera.
Así, mientras el clóset de Mariel crece, también lo hace la distancia entre el Nuevo León de Instagram y el Nuevo León real. Pero no hay problema: si la indignación ciudadana se sale de control, siempre queda la opción de bloquear comentarios. O de organizar el clóset de los niños del Capullo… aunque ahí, tristemente, no hay mucho qué ordenar.
Con informacion: ELNORTE/
Así de idiotas en insensibles son, ella no sabe que en un mes nada le va a quedar?
ResponderBorrarCon respecto a lo que "trata de representar" en el DIF y capullos, cuántos niños son nada hay ahí?
Si lo tiene que no lo publique, su etapa de youtuber debe esperar mientras siga pariendo hijos de un gobernador.
El tampoco se me ilumina nada para evitar hacerlo público.
Les falta y ya no lo aprendieron ...