La peligrosa normalización de las inconsistencias morales bajo la legislatura de Morena y el gobierno de Americo Villarreal en Tamaulipas ,sigue hablando y muy mal,de esa política donde la ética institucional se vuelve selectiva y oportunista. Dos hechos lo ilustran con claridad y apuntan hacia una hipocresía oficial difícil de ocultar:
El caso del diputado de Morena, Byron Alejandro Cavazos ex beneficiario del Cártel del Golfo, que habría accedido al cargo como saldo del diferendo que esta organización criminal mantiene con su mentor ,el ahora Diputado con Licencia,Alberto Lara Bazaldúa,quien para salvar la vida tuvo que huir a Texas.
Causalmente por las amenazas de muerte de Mario Guitian Rosas,alias La Chispa,el lugarteniente del Cartel del Golfo que sonríe en imagen junto al gobernador y que nos dejan ver de “puerco casi completo” al responsable y el coorresponable desde el gobierno , de cientos de ejecuciones,levantones y extorsiones.
Paradójicamente, el Diputado de “chiripa” Byron Cavazos, fue el impulsor desde el Congreso de eliminar el nombre del exgobernador Manuel Cavazos Lerma de espacios públicos, invocando motivos éticos y de limpieza institucional que hoy seran atendidos en Ciudad Mante por la alcaldesa Patricio Chio,pues va atender la autorización ya publicada en decreto en el Periódico Oficial del Estado y el bulevar que lleva el nombre del ex Gobernador ahora se llamará Pablo L. Sidar Puras.
Puras fue un pionero de la aviación mexicana y militar, nacido en 1897 en Zaragoza, España. Huérfano de padre, emigró a México a los 10 años. Durante la invasión estadounidense a Veracruz se enlistó como voluntario y, posteriormente, ingresó al ejército constitucionalista, donde realizó el curso de piloto aviador.
Lo llamativo no es solo la medida en sí, sino su carácter selectivo: mientras el nombre del exgobernador es retirado como símbolo del pasado turbio del PRI, en Reynosa permanece intacta una calle que honra a Juan Nepomuceno Guerra, fundador del Cártel del Golfo, uno de los pioneros del narcotráfico organizado en México y figura central en el desarrollo del crimen político-económico del noreste que es ligado a Americo Villarreal Guerra,ex-gobernador priista (1987-1993) y padre del hoy Gobernador de Morena,Americo Villarreal.
Estas dos acciones —la del legislador que tuvo eco y la respuesta municipal— parecen más un acto de simulación que una política real de depuración institucional. Retirar un nombre asociado al PRI mientras se omite conscientemente la exaltación de un narcotraficante histórico habla de una hipercorrección dirigida y superficial, no de una estrategia seria contra la narcopolítica.
La farsa legislativa y gubernamental es doble:
- Por un lado, se legitiman las instituciones con funciones “decorativas” de justicia simbólica.
- Por el otro, se blinda el legado del crimen organizado con el silencio, la omisión y la complicidad.
En un ambiente dominado por la narcopolítica y la corrupción heredada, el verdadero combate no es contra los nombres, sino contra las estructuras que los perpetúan. De nada sirve quitar placas si se mantiene el poder de quienes las merecen por sus conexiones criminales. La omisión sobre la calle dedicada a Nepomuceno Guerra en Reynosa delata el límite del discurso oficial: no hay valor para tocar al verdadero poder fáctico, porque muchos de los operadores actuales ,como Americo Villarreal,son productos directos de esa herencia.
Conclusión:
Ni Morena puede predicar limpieza cuando postula y protege a personajes ligados al crimen, ni los gobiernos municipales pueden simular ética mientras conviven con homenajes públicos al narcotráfico. Tamaulipas no necesita más gestos simbólicos, necesita una depuración real de sus estructuras criminal y políticamente organizadas. Mientras calles y cargos permanezcan bajo sombra de criminales o sus herederos, cualquier otra acción será solo una cortina de humo secundada por la prensa de prepago al servicio del estado en clarisimo estado.
Con informacion: MEDIOS/REDES/
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