¡Vaya joyita de declaración la de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle! Imagínense el cuadro: te secuestran unos criminales porque no pagaste extorsión, te golpean, terminas con el cuerpo lleno de moretones según el propio legista, y luego sale la funcionaria más poderosa del estado a decir en conferencia —como quien da receta de cocina— que no fue asesinato, que fue un infarto, “les guste o no”.
Pero eso sí, a quienes señalan la brutalidad, la criminalidad y reclaman justicia, les endilga el mote de “miserables”. Porque al parecer, lo verdaderamente ruin aquí es informar, exigir que pare la violencia y poner bajo el reflector la realidad de Veracruz. No señora, lo ruin y cobarde es minimizar el dolor de una familia que perdió a una hija, madre, maestra y trabajadora, revestirlo de tecnicismos y regañar a la prensa por hacer su chamba.
Y claro, no podía faltar la clásica: si los medios reportan la violencia, es que están confabulados en un “nado sincronizado”. Pues sí, gobernadora, cuando asesinan con saña y encima intentan disfrazarlo como muerte natural, lo mínimo es hacer olas, no quedarse callados esperando el aplauso o la palmada.
Así que menos “les guste o no”, y más autocrítica, empatía y responsabilidad. Porque a Irma Hernández no la mató el susto, la mató la impunidad.
Y a usted, gobernadora, le queda grande el papel de ofendida. La indignación social y periodística no es escándalo, es mínimo decoro y exigencia ante lo inaceptable.
Por que del titulo: “FUE INFARTO con CARA de ASESINATO”: “GOBERNADORA ESCANDALIZA por ESCANDALIZARNOS por la ESCANDALOSA MUERTE de MAESTRA que JUSTAMENTE debe ESCANDALIZARNOS”…y lo que sigue de eso.
Es una síntesis satírica y crítica de toda la serie de absurdos y contradicciones en la reacción oficial ante el asesinato de la maestra Irma Hernández en Veracruz.
Los argumentos:
- “FUE INFARTO con CARA de ASESINATO”:
Pone en tela de juicio la explicación oficial de la Gobernadora Rocío Nahle. Aunque la versión médica dice infarto, lo que no puede ocultarse son los signos evidentes de violencia (golpes, secuestro, tortura). Es decir: oficialmente, murió “de infarto”, pero todo indica que fue consecuencia directa de un acto violento, un asesinato. El título subraya la burda diferencia entre la causa clínica y la brutal realidad. - “GOBERNADORA ESCANDALIZA por ESCANDALIZARNOS”:
Aquí se señala el intento de la gobernadora de voltear la tortilla: en vez de enfocarse en la víctima y la violencia, Nahle busca que el escándalo sea la reacción pública (la indignación de la prensa y sociedad), no el crimen mismo. Se indigna porque otros se indignan. - “ESCANDALOSA MUERTE de MAESTRA que JUSTAMENTE debe ESCANDALIZARNOS”:
Remarca que, en realidad, lo verdaderamente escandaloso es el asesinato mismo y la impunidad, no el que la sociedad lo denuncie o exhiba. Que la muerte de una maestra trabajadora a manos del crimen organizado es motivo más que suficiente para una indignación genuina y masiva. - “…y lo que sigue de eso”:
Sugiere que el ciclo de minimizar la violencia, atacar a quienes la visibilizan y negarse a asumir responsabilidades no tiene fin, y que seguramente veremos más reacciones evasivas y más intentos de culpabilizar a los mensajeros (la prensa y la sociedad) en vez de atacar el problema de fondo.
En resumen:
Nuestro título es un esfuerzo de sátira que exhibe la incongruencia entre la versión oficial (muerte natural) y la realidad (muerte violenta), el intento de las autoridades de controlar el discurso y la legítima indignación social ante el asesinato de la maestra. Critica el cinismo de desviar el foco del crimen al escándalo mediático, y llama la atención sobre el derecho –y deber– de la sociedad de indignarse ante estos hechos.
Con informacion: ELNORTE/

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