El Presidente Andrés Manuel Lopez Obrador quedó atrapado ayer en una manifestación a unos metros de la entrada del cuartel de la Séptima Zona Militar en Tuxtla Gutierrez Chiapas,por una turba de "prófugos del salón de clases",por un "Cartel" de maestros que tradicionalmente han exigido por la via del amago, el sometimiento y el chantaje a gobiernos, toda clase de canóngias que chocan contra el estado de derecho y que confunden la mesura y las libertades con el peor de los libertinajes, azuzados por corrientes políticas cada vez mas corrientes politicas,donde tampoco Morena ha hecho diferencia e incluso el propio Presidente en su faceta de opositor.
Pero la novedad corrió ayer en la sala de espera en la sede de la Sptima Zona Militar,donde se celebraría la "Mañanera",como un rumor que resultó cierto cuando los reporteros, citados desde una hora antes, miraron en sus celulares la transmisión en vivo de la sección 7 de la CNTE: en la semioscuridad de las seis de la mañana, a bordo de su camioneta negra, López Obrador apareció atrapado.
"Ya nada más, aquí me quedo", decía el Presidente, señalando el piso desde el asiento de la camioneta. "Yo no acepto chantajes", añadía, la guayabera descompuesta, el cinturón de seguridad atravesado. "No, no, no es chantaje, Presidente", le reviraba una voz en el tumulto, pero él ya había subido la ventanilla. "¡Ya la cerró, ya la cerró, dice que no es chantaje, pero ya le cerró el vidrio, no hay disposición al diálogo!".
"Me dejan pasar, me respetan, luego hablamos", alegaba el Mandatario desde el asiento del copiloto, volvía a bajar el cristal, manoteaba. Todo eso parecía normal. En mil y un días de Gobierno, que cumplió ayer, López Obrador había superado más que eso.
Los desencuentros del Presidente
En diciembre pasado, en Villahermosa, los damnificados por la inundación en Tabasco lo esperaron en la salida del estacionamiento del aeropuerto, golpearon el cofre de su camioneta, pero él atravesó entre el grupo y se fue a supervisar el Tren Maya.
En julio, en Chilpancingo, Guerrero, durante la inauguración de un cuartel de la Guardia Nacional, reporteros que protestaban por la violencia contra el gremio, casi se pelean con los integrantes de la Ayudantía que lo protegen. Los mismos que ayer se quedaron pasmados, con una mano apoyada en la camioneta.
"Con todo respeto, Presidente...". "No se preocupen, yo estoy acostumbrado a esto, aquí me quedo". "Con todo respeto, Presidente, nosotros estamos planteando...".
Y de nuevo la ventanilla levantada. Adentro del cuartel, los militares impedían la salida a los reporteros. Aclaraba el caliente amanecer, la reunión del Presidente con el Gobernador Rutilio Escandón; con el Secretario de Marina, Rafael Ojeda; el de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y de Seguridad Publica, Rosa Icela Rodríguez, ya se había cancelado.
Dijeron que ya había entrado el Presidente. Diez minutos antes de las siete, permitieron el paso a la conferencia, a unos metros de donde se oían los gritos. Unas palmeras altas, unos jardines, una carpa blanca donde aparecieron los secretarios y el podio presidencial vacío. No era cierto, López Obrador seguía atrapado. Aun así, como si nada, el Gobernador y los encargados de la seguridad nacional iniciaron la conferencia matutina con el titular del Ejecutivo atrapado.
"El Presidente está dialogando con la sección 7 del magisterio, la Coordinadora, por eso no está aquí con nosotros. Esa es la característica del Presidente Andrés Manuel López Obrador, un demócrata, un hombre que a través del diálogo y la fuerza de la razón", dijo zalamero el Gobernador morenista.
Afuera, los de la CNTE armaban su propio informe y rodeaban la camioneta de López Obrador.
"Queremos decirle, señor Presidente, que es mentira lo que está diciendo el Gobernador Rutilio Escandón en su mañanera de que nosotros no queremos dialogar", se oía a través de un altavoz.
Los periodistas abandonaron las sillas de la mañanera. Afuera del cuartel militar, encerrado en su camioneta, en el asiento del copiloto, López Obrador parecía enfadado.
Los maestros disidentes reclamaban el pago de un fondo de ahorro, plazas y cumplir con la derogación de la reforma educativa.
Las madres de mujeres asesinadas, justicia. Los egresados normalistas, plazas prometidas. Había incluso familiares de los policías detenidos hace seis años por la fuga del "Chapo" Guzmán.
Reclamaban con altavoces, pegaban en la ventanilla hojas con sus peticiones escritas a mano, acercaban la cara al cristal para mirar al Presidente que seguía impasible dentro de la camioneta negra.
"Creo que hace mal, porque nos debe de atender, debe de saber nuestras peticiones y por qué estamos aquí", dijo una mujer que sostenía frente a los ojos del Presidente un mensaje sobre el asesinato de su hija.
La investidura
Adentro del cuartel, Rosa Icela anunció unos spots de Lopez Obrador por su tercer informe. "Hechos, no palabras", decía. Afuera, López Obrador estaba atrapado. Luego, exhibieron un video mensaje del Presidente, grabado desde su asiento.
"Podría yo entrar, llevar a cabo la conferencia, pero decidí no hacerlo. Es como una protesta de mi parte para que estos grupos no se excedan. Por la dignidad de la investidura presidencial, no puedo someterme a chantajes de nadie", decía. Que igual que Mandela, que como Luther King, que como Juárez, mencionaba López Obrador.
"¡No es posible esa falta de respeto!", reclamó afuera un profesor jubilado. "Tienen al Presidente secuestrado", dijo, minutos antes de que la CNTE se retirara y López Obrador ordenara el avance, sacudiendo dos dedos de la mano.
Dos horas y doce minutos había durado el bloqueo, pero su mañanera ya había acabado.
Después, en un ex convento de San Cristóbal de las Casas, presidió un informe sobre avances del programa de reconstrucción, junto con la Jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbuam, y con el Gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat.
"Estuve haciendo una protesta, para no olvidar aquellos tiempos", argumentó sobre el bloqueo previo.
Y luego, al inaugurar un cuartel de la Guardia Nacional, apenas comentó algo más.
Parecía pensativo o cansado, recordando el bloqueo mañanero: "No, quise quedarme porque no son buenos modos".
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