Un águila que devora a una serpiente, el mismo símbolo de la bandera de México, resalta sobre fondo naranja. Debajo, un lema: El movimiento del norte. Junto al cartel, cinco candidatos hablan de lo que diferencia a los territorios fronterizos del resto del país. Desde la terraza del centro de convenciones se divisa la hilera de rascacielos de San Pedro Garza García, un municipio del área metropolitana de Monterrey que la consultora Fitch sitúa entre los más ricos del continente y a la cabeza, con cerca de 60.000 dólares per cápita, de los ingresos América Latina, según una medición del pasado septiembre.
“Nunca vamos a permitir que desde el centro nos maltraten, que desde el centro nos digan qué hacer, pero menos que desde el centro se quieran meter a nuestras tierras”, advierte Samuel García, que el 6 de junio aspira a convertirse en gobernador de Nuevo León, una de las locomotoras económicas de México. Este político de 33 años de Movimiento Ciudadano, una fuerza que se define como socialdemócrata y lleva una década tratando de romper el esquema tradicional de partidos, participó este viernes en un acto con el coordinador nacional de la formación y los candidatos de Chihuahua. Gracias también a la popularidad de su esposa, la influencer y empresaria Mariana Rodríguez, y una gran inversión en la promoción en redes sociales es una de las sensaciones del proceso electoral que el próximo domingo renovará la Cámara de Diputados, los Gobiernos de casi la mitad de los Estados y miles de cargos locales.
Pero el fenómeno García tiene que ver con el desplome que, según las encuestas, ha sufrido la candidata del partido oficialista Morena y la frialdad que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha mostrado con el norte. Nuevo León, el territorio que más Producto Interior Bruto (PIB) aporta al país después de Ciudad de México y el Estado de México, era una de sus asignaturas pendientes. Por eso postuló a una política prometedora, la exalcadesa de General Escobedo, otra de las ciudades que conforman el área metropolitana de Monterrey. Clara Luz Flores había crecido en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero rompió con esa formación y aceptó la oferta. Hasta finales de marzo encabezó todos los sondeos y su repentina caída en picado coincidió con la filtración del video de una conversación que hace cinco años mantuvo con el líder de la secta NXIVM, Keith Raniere, un autodenominado gurú que el año pasado fue condenado en Estados Unidos a 120 años de prisión por explotación sexual, tráfico de pornografía infantil y trata de personas.
La difusión de esa conversación, que ella siempre había negado, marca, salvo sorpresas de última hora, el fin de las esperanzas de Morena en Nuevo León. El movimiento de López Obrador ha tenido una campaña fácil solo en uno de los cuatro Estados norteños en juego el 6 de junio. En Baja California está a un suspiro de la victoria. En Sonora, Alfonso Durazo, exsecretario de Seguridad del actual Gobierno, tenía por delante una carrera cuesta abajo, pero el aumento de la violencia pone ahora en jaque su candidatura. Hace tres semanas un candidato local de Movimiento Ciudadano fue asesinado con diez balazos mientras pegaba carteles. Tampoco en Chihuahua los estudios de opinión dan por hecha la victoria del partido oficialista y la disputa sigue abierta.
“Hoy Movimiento Ciudadano está por convertirse en la primera fuerza política de Nuevo León. La ventaja es irreversible”, manifestó Clemente Castañeda, líder de la formación, en referencia a García y a Luis Donaldo Colosio, aspirante a la alcaldía de Monterrey e hijo del candidato presidencial asesinado por el en 1994. En realidad, está por ver, ya que el PRI, encabezado por Adrián de la Garza, tiene una estructura territorial de la que Movimiento Ciudadano, que solo gobierna en el Estado de Jalisco, carece. Tanto De la Garza como García tienen, además, desde hace semanas una carpeta abierta en la Fiscalía. El primero por un presunto caso de compra de votos y el segundo -que hace el verano pasado despertó indignación y enfrentó una oleada de críticas por unos comentarios machistas- por supuestas aportaciones ilícitas a su campaña.
El regionalismo, en cualquier caso, es uno de los sentimientos que marca la campaña. Si muchos votantes del norte consideran que López Obrador les dio la espalda, también es cierto lo contrario. Esto es, que Nuevo León, vista a menudo como tierra de oportunidades, está lejos, no solo geográficamente, de los equilibrios políticos de Ciudad de México.
Elber Martínez nació en el Estado de Hidalgo hace 30 años. A finales de 2019, antes de que estallara la pandemia de coronavirus, se fue a la capital en busca de empleo. No lo encontró y optó por mudarse a Monterrey. Al llegar, relata, logró en dos días un puesto como maestro interino en tercero de primaria y ahora ha decidido terminar sus estudios mientras trabaja como camarero. “Esto es lo mejor de México. Es aquí o Estados Unidos”, afirma. El 6 de junio no podrá votar porque sigue empadronado en Hidalgo, pero asegura que lo haría por García, percibido de alguna manera como el político de la renovación y el más cercano a los jóvenes.
Al margen de los resultados de las elecciones, lo que ha dejado clara esta campaña es la gran proyección de Morena en el centro y en el sur del país, con territorios como Guerrero donde un excandidato, hoy inhabilitado, denunciado por violación no había perdido popularidad. Y, al mismo tiempo, en las últimas semanas han aflorado las dificultades de la formación en el norte. Con estas premisas, un hipotético triunfo de Movimiento Ciudadano en Nuevo León tendría un impacto a escala nacional, formando un nuevo eje de oposición al Gobierno en la segunda mitad del mandato, una suerte de tercera vía. Si, en cambio, el PRI logra la victoria con Adrián de la Garza, este se convertiría de facto en el líder de la oposición, desarticulada y sin caras que hayan logrado hacerle sombra al presidente desde que llegara a la presidencia en 2018.
El mandatario aún no ha llegado al ecuador de su sexenio pero, más allá del programa de reformas, ya ha logrado uno de los objetivos centrales de su proyecto. Se ha convertido en el eje polarizador de la vida política. Su afán por marcar la agenda y su omnipresencia en cada debate, desde la tribuna privilegiada de las conferencias de prensa matutinas, siempre se ha traducido en una visión de un México partido en dos. El presidente lo repite casi cada día. Todos sus adversarios pertenecen al “partido conservador”, una formación que no existe en el mapa político actual y que López Obrador usa como contenedor genérico para encasillar las voces críticas. Conservadores, en su opinión, son todos los partidos de oposición. Y conservador, según este esquema, sería ahora el norte. Hoy Samuel García le lanzó un desafío: “Que Morena aquí no gane nada para mandar un mensaje de que el norte ya despertó”.
Pulso entre poderes
El pulso entre Ciudad de México y el norte del país, al mismo tiempo una disputa entre el partido oficialista, Morena y la oposición, ha quedado plasmado con nitidez en el Estado fronterizo de Tamaulipas, donde este viernes el dirigente nacional de fuerza oficialista fue intimidado por un grupo armado en la ciudad de Matamoros.
GOBERNADO POR UN DELINCUENTE FEDERAL AMPARADO:
El actual gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca, fue despojado hace semanas por la Cámara de Diputados federal -dominada por los diputados afines a Andrés Manuel López Obrador- de su inmunidad para que la Fiscalía pudiera proceder en su contra por un supuesto escándalo de lavado de dinero. Sin embargo, el Congreso estatal de Tamaulipas rechazó esa decisión, generando un inédito choque entre instituciones nacionales y locales. El caso se quedó en un limbo hasta que un juez ordenó su detención, que, sin embargo, no llegó a concretarse porque otro magistrado suspendió la petición de arresto. El PAN atribuye la investigación a una persecución política del Gobierno, mientras el presidente instó a la justicia a resolver cuanto antes el expediente.
Cabeza de Vaca está acusado de acumular propiedades sin declarar en México y en Estados Unidos. A pesar de las pruebas recabadas por la Unidad de Inteligencia Financiera y las autoridades mexicanas, este supuesto episodio de corrupción ha tenido un recorrido marcado por los choques entre partidos en plena carrera electoral. Tanto el PRI como el PAN rechazaron en la Cámara federal el desafuero de Cabeza de Vaca llegando calificar las investigaciones de “linchamiento político y penal orquestado desde el Gobierno”. Pero el presidente lo considera, al igual que otros, un caso emblemático de corrupción del pasado reciente de México.
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