Tras el ataque a su camioneta, que recibió 37 impactos de bala y dejó a su guardaespaldas y su secretaria heridos, Valencia decidió cambiar su rutina, por lo que ahora se traslada en un vehículo blindado y utiliza chaleco antibalas para ir a eventos públicos.
Su caso se suma a más de 400 ataques y amenazas contra candidatos que se han reportado desde septiembre pasado hasta la fecha, según registros de Etellekt Consultores, lo que ha convertido la elección intermedia del 6 de junio en una de las más violentas de la historia reciente de México.
Protegido por unos nueve guardaespaldas que le asignó el gobierno federal, algunos de ellos armados con pistolas y un fusil galil, Valencia, un exdiputado local y exalcalde de 40 años de edad, se moviliza ahora por las calles de Morelia en una camioneta blindada que le prestó un amigo, y siempre va escoltado por otro vehículo, en el que se traslada el personal de seguridad.
Desde hace un par de años, el gobierno federal le envió escoltas al candidato, tras recibir amenazas por el trabajo que realiza en su organización civil Revolución Social, que se dedica a apoyar a los habitantes de Morelia que son víctimas de la delincuencia, uno de los problemas que azota a los más 800 mil ciudadanos de esa capital michoacana.
El político relató que a partir del incidente viaja solamente en la camioneta, acompañado únicamente por un conductor, debido a que algunos de sus colaboradores ahora tienen temor.
“Huelo a pólvora. ¿Quién se va a querer juntar conmigo?”, declaró Valencia.
Los temores de que sufra un nuevo atentado siempre están latentes y se acrecientan especialmente cuando acude a eventos públicos anunciados con antelación como parte de su agenda de campaña. Es por ello que poco antes de dirigirse a un mitin en la popular colonia de Colinas del Sur, el fornido candidato, de 1.93 metros de estatura, se detiene en la casa de un familiar para colocarse un chaleco antibalas.
“Hay un trabajo que quedó inconcluso y buscarán la forma de concluirlo… tal vez en alguna de esas alguien que yo le sonría y le dé un abrazo saque una pistola y me dé un balazo, porque hay mucha gente que lo hace. “En México la vida no vale nada. Matan por matar y con más razón si les dan dinero”, comentó el candidato priista.
Sospechosos
Con relación al atentado que sufrió su equipo, no hay mayores avances en las investigaciones oficiales ni detenidos, según reconoció Valencia.
Agregó que gracias a informaciones que le aportaron miembros de Revolución Social supo que un hombre, identificado como Ernesto Medina, supuesto integrante del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), podría ser uno de los presuntos pistoleros que participó en el hecho.
Valencia dijo desconocer qué motivaciones podría tener el Cartel Jalisco Nueva Generación para atentar contra él y descartó que el hecho tenga alguna relación con la situación que vivió en 2014, cuando también enfrentó amenazas y fue destituido de la presidencia municipal de su natal Tepalcatepec, por ausentarse del ayuntamiento, decisión que se dio luego de ser señalado de tener vínculos con el cártel de Los Caballeros Templarios.
“El tiempo demostró que yo nunca tuve nada que ver con esa gente. Tan es así que pasaron los años y yo seguí mi vida tranquilo luchando por los derechos de las víctimas”, sostuvo.
Proceso violento
En opinión de Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano —que sigue la incidencia delictiva en México—, la violencia que se ha visto en este proceso es consecuencia de la “ausencia de las políticas de seguridad” y la “incapacidad del gobierno federal de generar algún tipo de posible solución, y de dotar de recursos suficientes a las policías o a los estados”.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Seguridad, durante este proceso electoral se han atendido 398 casos de políticos, de los cuales 148 han terminado en procesos de investigación y se les ha brindado protección. Del total de casos, 187 corresponden a amenazas, 101 a agresiones, 11 privaciones temporales de libertad, y 13 homicidios.
Sobre las consecuencias que acarrean los ataques contra los políticos, Rivas afirmó que los delincuentes utilizan la violencia como un “mecanismo de control” para incidir en el resultado electoral.
“Eso significa desde desmotivar a la ciudadanía para que no vayan a votar hasta controlar las decisiones de los candidatos”.
Asimismo, María Elena Morera, directora de la agrupación local Causa en Común, que defiende los derechos y libertades, indicó que la violencia “le quita a la gente la posibilidad de elegir libremente a sus representantes” y fomenta que “lleguen al poder figuras que están ligadas con actividades ilícitas”.
Desde el día del atentado, Valencia aseguró que cada mañana al salir de su apartamento debe llenarse de mucha fuerza para despedirse de su esposa e hijas, de 7 y 2 años, porque teme que sea la última vez que las abrace. “Es complicado y cuesta trabajo a veces hasta despedirme, porque no sé si voy a volver”.
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