Van dos ocasiones que Ricardo Monreal intenta hacer que el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, salga del escondite donde se encuentra para que sea detenido por la Fiscalía General de la República. El primer intento lo hizo el líder morenista el viernes pasado, al mandar al presidente de la Mesa Directiva del Senado, Eduardo Ramírez Aguilar, a decir que no hay “ninguna orden de aprehensión contra Cabeza de Vaca” y que todo es un rumor sin fundamento; y como el tamaulipeco, que tiene más colmillo que un mamut, no cayó, el domingo fue el propio zacatecano quien retó al gobernador “a dar la cara” y a comparecer ante la Fiscalía “para reclamar que no hay orden en su contra”.
El único resultado de ambos intentos de Monreal fue que ayer el gobernador Cabeza de Vaca, que sigue sin dejarse ver en público desde la semana pasada cuando un juez le libró una orden de aprehensión en su contra, subió un mensaje a su cuenta de Twitter en donde dijo encontrarse “trabajando en Casa Tamaulipas” en Ciudad Victoria, donde aseguró que sostuvo varias reuniones de trabajo con miembros de su gabinete. Para probar su dicho, el gobernador puso cuatro fotos donde se ve él sentado en una sala de juntas, con cubrebocas y rodeado de varios colaboradores.
Hasta ahí podría pensarse que, efectivamente el mandatario está trabajando y ejerciendo su cargo desde la casa que es la sede oficial del Gobierno de Tamaulipas, pero ayer circulaba la versión de que las fotografías que pone en su cuenta son de reuniones de gabinete ya pasadas y que no fueron tomadas ayer. Quienes sostenían eso afirmaban que, al menos dos funcionarios de los que aparecen retratados con el gobernador, fueron vistos ayer por Matamoros, la ciudad fronteriza de Tamaulipas que está ubicada a unos 332 kilómetros de Victoria.
Y los que sostenían esa versión, de un uso de fotos fakes o de reuniones pasadas, se preguntaban por qué en todo caso, el gobernador Cabeza, que es tan dado a transmitir sus actividades en línea, no ha subido videos o transmisiones en vivo de sus supuestas actividades de trabajo, y en todo caso no sale de la Casa Tamaulipas ni sostiene ninguna actividad o se deja ver en público.
La insistencia de Ricardo Monreal para que Cabeza de Vaca pueda ser detenido confirma la fuerte disputa política que desde hace algunos años sostienen el actual líder del Senado y el mandatario tamaulipeco. Lo que menos piensa hacer en estos momentos Cabeza es acudir ante la FGR, sabedor que si lo hace lo detendrían y, con el argumento de que sus delitos son graves y ameritarían la prisión preventiva oficiosa, ya no saldría de la cárcel mientras se sigue su proceso.
Y es que en la 4T han demostrado que, cuando se trata de acusaciones judiciales a opositores políticos, la buena voluntad no existe ni cuenta para nada que alguien acusado se presente a declarar o a comparecer voluntariamente. Van dos opositores detenidos justo cuando acudieron de buena voluntad a responder a las acusaciones en su contra, seguros de que no había ninguna acusación o prueba sólida en contra de ellos y menos que ameritara su encarcelamiento.
La primera que pecó de ingenua fue Rosario Robles, la extitular de Sedesol y Sedatu que, en contra de lo que le recomendaban sus abogados y amigos políticos, decidió regresar de Europa, donde estaba de vacaciones, para presentarse “voluntariamente, porque no tengo nada que temer ni que esconder” al Juzgado de la Ciudad de la Ciudad de México donde la habían acusado del delito de “omisión” en el caso de la Estafa Maestra. Era el 13 de agosto de 2019 y desde entonces Rosario no volvió a salir de la cárcel de Santa Marta Acatitla, luego de que el juez Jesús Delgadillo Padierna, sobrino de Dolores Padierna, le dictara la prisión preventiva oficiosa, a pesar de que ese delito no ameritaba cárcel, con base en una acusación de “riesgo de fuga” que hizo la FGR basándose en una licencia de manejo falsificada.
El otro que creyó en la “buena voluntad” de los jueces y de la FGR fue el panista Jorge Luis Lavalle, quien acudió al Reclusorio Norte para presentar “un elemento de prueba” en su defensa y en ese momento fue detenido por las autoridades federales, luego de que el juez federal determinó que sí se justificaba la medida cautelar necesaria en contra del exsenador por Campeche, acusado de haber recibido sobornos por Emilio Lozoya a cambio de la aprobación de la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto.
Así que, si Ricardo Monreal piensa que Cabeza de Vaca va a actuar tan cándidamente como lo hicieron Rosario y Lavalle, ya puede esperar sentado. Sería mejor que el senador convenciera a su amigo el fiscal Gertz Manero, a quien por cierto le aprobó su iniciativa a modo de la Ley Orgánica de la FGR, para que le pusiera valor al asunto y mandara a sus policías ministeriales a ejecutar la orden de aprehensión.
Dudo mucho que se anime el fiscal, pero por si las dudas ahí le va un dato para él y Monreal: las tanquetas tipo militar que tenía la Policía de los GOPES de Tamaulipas afuera de la Casa de Gobierno de Ciudad Victoria, las que por cierto funcionan con un permiso especial de la Sedena, ya fueron retiradas de las afueras del inmueble. Digo por si se animan.
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