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jueves, 28 de noviembre de 2019

"JUNTELE,PIDALE a ALGUIEN": "POLICARPIOS" de TRANSITO lo ESCOLTARON MEDIA CIUDAD para "COBRAR una MORDIDA"...con las torretas y el "hambre encendidas".


Las historias y denuncias de actos de corrupción, que involucran a policías capitalinos, circulan por cientos en forma de videos, fotografías o escritos que se difunden en redes sociales; sin embargo, hay algunas que destacan.


La de Julio es una de ellas. Fue escoltado por dos patrullas de Tránsito desde Parque Delta hasta Villacoapa, en Tlalpan, (poco más de 15 kilómetros) para pagar una “mordida” a los oficiales que buscaron a toda costa evitar la imposición de la sanción debida al conductor.

Todo ocurrió el domingo 17 a las 00:30 horas, cuando el joven de 28 años dio una vuelta prohibida en la avenida Cuauhtémoc. Al circular por ésta, de norte a sur, se incorporó a Viaducto, cruzando de forma indebida los carriles del Metrobús.

Segundos después fue detenido por dos patrullas, una de ellas era una camioneta marcada con el número MX-756-C1 de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX.

Julio cuenta que la actitud de los patrulleros fue cordial en todo momento; le explicaron el motivo de la detención y las sanciones a las que se había hecho acreedor por violar el Reglamento de Tránsito: una multa de más de 2 mil 500 pesos y la remisión del automóvil a un depósito vehicular.

A pesar de que intentó explicar y justificar su falta, con el deseo de obtener el perdón de la autoridad, los oficiales no cedieron, ni un paso atrás. El conductor había cometido una falta grave, costosa, a decir de los uniformados, socialmente lacerante y evidentemente era difícil pasarla por alto.

Julio sabía que había una salida para este tipo de conflictos, pero su cartera estaba vacía, sus tarjetas bancarias también y se lo hizo saber a los oficiales como una última súplica.

— ¿Que corralón toca?, preguntó un oficial a otro.
— El del Centro, respondió su compañero mientras sacaba una libreta y revisaba algunos apuntes.

En tanto, Julio hacía algunas llamadas en busca de un amigo que tenía un conocido que podía evitar que el mal conductor terminara en el Centro Histórico, sin coche, sin dinero y de madrugada.

Las dos unidades de la SSC y el auto particular permanecieron algunos minutos detenidos en la lateral de Viaducto, mientras Julio y los agentes eran observados por decenas de conductores curiosos que con frecuencia reducen la velocidad para lanzar una mirada de lástima o burla a quien es detenido y se convierte casi automáticamente en víctima.

Finalmente llegó la resignación. “Lléveme al corralón, ¿manejo yo o traen una grúa?”, dijo Julio a los patrulleros y fue en ese momento que todo cambió; después de todo la falta no era tan grave, no había necesidad de dejar al conductor en el desamparo, pero todo tiene un precio.

“Júntele, pídale a alguien”, ofreció el agente como una salida pronta al conflicto. Julio le dijo que tenía dinero, pero éste estaba en su casa.

— ¿Y dónde vive?, cuestionó el patrullero.
— Al sur de la ciudad, en Villacoapa, contestó Julio mientras pensaba que sería imposible que le permitieran ir y regresar al punto de la detención.
—“Pues vamos”.
—¿Cómo… me acompañan?
—Sí, vamos.
Así comenzó el viaje desde el punto referido hasta Villacoapa pasando por un tramo de Viaducto, la Calzada de Tlalpan y Miramontes, siempre escoltado por ambos vehículos oficiales.

El traslado duró al menos 30 minutos en los que, de acuerdo con Julio, las unidades se mantuvieron cerca de él, con las luces de las torretas encendidas, como si estuviesen patrullando.

Así llegaron hasta el punto que se fijó como destino, donde el mal conductor entregó 500 pesos a los oficiales y éstos se marcharon, no sin antes pedir a Julio que condujera con precaución.

fuente.-

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