Un ilustrador libro recién puesto en circulación pone a "descubierto" una verdad lastimosa, el gran negocio que representan los procesos electorales en el pais, que dibujan a la perfección la realidad Tamaulipas donde el gobernador panista Francisco Javier Garcia Cabeza de Vaca ha hecho del actual proceso electoral de 2019 un asunto donde lo que se juegan mas alla de candidaturas, es "dinero para obtener poder y poder con el que obtendrán mas dinero .
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En 2018 el INE informó que las elecciones costarían un total de 2 mil 148 millones de pesos y sin embargo, tres meses antes, el flujo de dinero efectivo en México ya había aumentado en más de 58 mil millones de pesos, según una investigación de la organización Mexicanos Contra la Corrupción e Integralia Consultores publicada en el libro "Dinero bajo la mesa" (Grijalbo).
Las elecciones son el gran negocio en México, un gran negocio donde por cada peso legal existen 25 ilegales debajo de la mesa. A eso se refiere el título del libro, firmado por María Amparo Casar, de Mexicanos contra la Corrupción, y Luis Carlos Ugalde, de Integralia y con el apoyo de investigación de Ximena Mata Zenteno y Leonardo Núñez González.
La investigación de campo y hemerográfica que duró un año y medio e incluyó 60 entrevistas da una radiografía del negocio con algunas conclusiones.
Por ejemplo, que la mayor parte del dinero ilegal proviene del instituciones de Gobierno que desvían los recursos para ganar impunidad una vez que el candidato gane, y de particulares, que así pagan una especie de "cover" para tener acceso a la nueva autoridad que pueda retribuirles con contratos.
"Quienes dan dinero no sólo lo hacen para que el candidato gane, sino para tener acceso una vez que gane, y si dan dinero y el candidato se lo queda, es mejor porque así generan mayor complicidad", dijo Ugalde en la presentación del libro esta noche en la Casa Lamm, de la Colonia Roma.
Según la investigación, los candidatos de todos los partidos reportan haber gastado incluso menos de lo permitido. Los investigadores concluyeron que para el tope presupuestal promedio entre 2016 y 2018 para una elección a gobernador en México es de 47 millones de pesos, pero los candidatos se gastaron realmente unos 500 millones y reportaron sólo 22 millones.
Si la autoridad descubre que se han rebasado los topes, la multa que impone por ley es el 3 por ciento del gasto.
Leonardo Núñez ejemplificó con el caso de la empresa Asismex que ayudó a ganar a Enrique Peña Nieto en 2012. Fue hasta 2018 cuando el Instituto Nacional Electoral comprobó que movió 2 mil 267 millones de pesos en 2012, 45 millones una semana antes de la elección y que el día de la votación repartió 18 millones a los representantes de todos los partidos, pero sólo recibió una multa por 36 millones.
"No hay fuerza que valga cuando tienes un partido, un candidato y un empresario que quieren violar la ley", dijo Amparo Casar.
Los investigadores afirmaron que la mayor parte de ese dinero no reportado es destinado para la construcción de redes clientelares que acarrean a los votantes, los compran o inhiben a los votantes contrarios.
Amparo Casar y Ugalde los llamaron "mercernarios" que están al servicio del partido en el poder.
Lo estaban al servicio del PRI, fueron superados por el fenómeno Vicente Fox del 2000 y luego se vendieron al PAN para ayudarle a ganar en la elección de 2006.
El PAN habría podido comprarlos, se dijo en la presentación, una vez que tuvo acceso al financiamiento público. No lo negó Carlos Ugalde quien fue presidente del INE de 2003 a 2007, cuando ganó Felipe Calderón.
Algo similar calcularon que exista con Morena, el partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Los investigadores contaron que en un estado donde habrá elecciones en 2019 preguntaron a dónde se habían ido esas estructuras mercenararias que antes estaban al servicio del PRI y les dijeron que a Morena.
En el futuro será el mismo, afirmó Ugalde: "La idea de que hay una honestidad valiente es mentira porque es el sistema el que contamina", afirmó.
¿Que soluciones puede haber? Los autores dijeron que Morena podría aprovechar el bono que significó López Obrador, pues muchos candidatos ganaron sin tener que comprometerse con nadie, igual que pasó con Fox.
Pero, añadieron, ahora tendrían que cambiar las reglas, romper "la lógica del negocio". Por ejemplo, bancarizar todos los ingresos y egresos de las campañas, pues los gastos de campaña se hacen casi siempre en efectivo para que no se les pueda seguir la pista.
Además, se debe de combatir a las empresas fantasma y sobre todo hacer que todas las licitaciones sean públicas, para cancelar el "cover" de la iniciativa privada.
A pesar de todo, Amparo Casar fue pesimista, pues habló de de la "democratización de la corrupción", sin distinción de partidos y sin recibir fuertes sanciones por violar la ley.
Las elecciones son el gran negocio en México, un gran negocio donde por cada peso legal existen 25 ilegales debajo de la mesa. A eso se refiere el título del libro, firmado por María Amparo Casar, de Mexicanos contra la Corrupción, y Luis Carlos Ugalde, de Integralia y con el apoyo de investigación de Ximena Mata Zenteno y Leonardo Núñez González.
La investigación de campo y hemerográfica que duró un año y medio e incluyó 60 entrevistas da una radiografía del negocio con algunas conclusiones.
Por ejemplo, que la mayor parte del dinero ilegal proviene del instituciones de Gobierno que desvían los recursos para ganar impunidad una vez que el candidato gane, y de particulares, que así pagan una especie de "cover" para tener acceso a la nueva autoridad que pueda retribuirles con contratos.
"Quienes dan dinero no sólo lo hacen para que el candidato gane, sino para tener acceso una vez que gane, y si dan dinero y el candidato se lo queda, es mejor porque así generan mayor complicidad", dijo Ugalde en la presentación del libro esta noche en la Casa Lamm, de la Colonia Roma.
Según la investigación, los candidatos de todos los partidos reportan haber gastado incluso menos de lo permitido. Los investigadores concluyeron que para el tope presupuestal promedio entre 2016 y 2018 para una elección a gobernador en México es de 47 millones de pesos, pero los candidatos se gastaron realmente unos 500 millones y reportaron sólo 22 millones.
Si la autoridad descubre que se han rebasado los topes, la multa que impone por ley es el 3 por ciento del gasto.
Leonardo Núñez ejemplificó con el caso de la empresa Asismex que ayudó a ganar a Enrique Peña Nieto en 2012. Fue hasta 2018 cuando el Instituto Nacional Electoral comprobó que movió 2 mil 267 millones de pesos en 2012, 45 millones una semana antes de la elección y que el día de la votación repartió 18 millones a los representantes de todos los partidos, pero sólo recibió una multa por 36 millones.
"No hay fuerza que valga cuando tienes un partido, un candidato y un empresario que quieren violar la ley", dijo Amparo Casar.
Los investigadores afirmaron que la mayor parte de ese dinero no reportado es destinado para la construcción de redes clientelares que acarrean a los votantes, los compran o inhiben a los votantes contrarios.
Amparo Casar y Ugalde los llamaron "mercernarios" que están al servicio del partido en el poder.
Lo estaban al servicio del PRI, fueron superados por el fenómeno Vicente Fox del 2000 y luego se vendieron al PAN para ayudarle a ganar en la elección de 2006.
El PAN habría podido comprarlos, se dijo en la presentación, una vez que tuvo acceso al financiamiento público. No lo negó Carlos Ugalde quien fue presidente del INE de 2003 a 2007, cuando ganó Felipe Calderón.
Algo similar calcularon que exista con Morena, el partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Los investigadores contaron que en un estado donde habrá elecciones en 2019 preguntaron a dónde se habían ido esas estructuras mercenararias que antes estaban al servicio del PRI y les dijeron que a Morena.
En el futuro será el mismo, afirmó Ugalde: "La idea de que hay una honestidad valiente es mentira porque es el sistema el que contamina", afirmó.
¿Que soluciones puede haber? Los autores dijeron que Morena podría aprovechar el bono que significó López Obrador, pues muchos candidatos ganaron sin tener que comprometerse con nadie, igual que pasó con Fox.
Pero, añadieron, ahora tendrían que cambiar las reglas, romper "la lógica del negocio". Por ejemplo, bancarizar todos los ingresos y egresos de las campañas, pues los gastos de campaña se hacen casi siempre en efectivo para que no se les pueda seguir la pista.
Además, se debe de combatir a las empresas fantasma y sobre todo hacer que todas las licitaciones sean públicas, para cancelar el "cover" de la iniciativa privada.
A pesar de todo, Amparo Casar fue pesimista, pues habló de de la "democratización de la corrupción", sin distinción de partidos y sin recibir fuertes sanciones por violar la ley.
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