El petróleo sigue siendo hoy la principal fuente de energía que hace funcionar el mundo en el que vivimos.
Y hasta que las energías renovables no logren sustituir el llamado oro negro, seguiremos dependiendo de él.
En 2018, de hecho, consumimos más petróleo que ningún otro año. Según datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el consumo diario a nivel global fue de 98,82 millones de barriles en 2018.
Y la tendencia es que siga subiendo hasta los 100,23 millones de barriles por día en el año en curso, según estimaciones de la misma organización.
Dada su alta relevancia como materia prima, la venta del petróleo y sus productos derivados constituyen una pieza fundamental para la política exterior y comercial a nivel global.
El costo de la producción del petróleo a veces es tan elevado que no resulta rentable.
Por eso, los Estados que poseen en su subsuelo este bien preciado tienen una situación privilegiada que, sin embargo, no siempre se traduce en mayor riqueza para sus arcas.
Los países con mayores reservas
Venezuela es, por excelencia, el país con las mayores reservas de petróleo del mundo. Tiene hasta 309.000 millones de barriles de petróleo, de acuerdo información estadística de la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA).
El segundo es Arabia Saudita, con una reserva de crudo de 266.005 millones de barriles y el tercero Canadá con 169.000 millones de barriles en provisiones.
Solo dos países de América Latina aparecen en el listado: tras Venezuela, ya nombrado, está Brasil, con una producción anual mucho menor de apenas 12.007 millones de barriles.
El costo de la producción
Pero tener oro negro no siempre es sinónimo de riqueza.
Uno de los ejemplos más claros es la propia Venezuela, que ocupa el primer puesto de países con mayores reservas pero está sumida en una crisis económica que ha hecho que hasta 3,4 millones de venezolanos, según datos de Naciones Unidas, abandonen su país.
Las razones del caso venezolano son varias y muy diversas, pero pese a que la naturaleza le ha otorgado importantes recursos, las reservas de crudo son apenas un factor que influye en si la explotación es realmente rentable.La dependencia del petróleo de Venezuela es total, pues supone un 96% de los ingresos que tiene el país.
No siempre un país con extensas reservas puede extraer y vender todo el petróleo que puede.
En el caso de Venezuela, la geología no se lo ha puesto del todo fácil. La mayoría de su petróleo es pesado (o procedente de arenas petrolíferas), que es más difícil y costoso de extraer porque necesita de disolventes para poder hacerlo circular.
Además, tras las sanciones económicas de Estados Unidos, Venezuela ya no puede comercializar su crudo tan fácilmente y su red de compradores se ha reducido considerablemente.
Canadá es otro ejemplo de país con importantes reservas de arenas petrolíferas pero cuyo coste de extracción es muy elevado porque su crudo es también mayoritariamente pesado.La facilidad para extraer el petróleo, las relaciones comerciales y exteriores del país y su política impositiva influyen en la rentabilidad de producir o no el oro negro.
Otros países tienen otro tipo de restricciones a la hora de producir petróleo: altas tasas impositivas, como en el caso de Brasil y Estados Unidos.
Todo esto añade montos al costo de producción y extraer un barril de crudo en Brasil cuesta casi cuatro veces más que en Arabia Saudita, por ejemplo, donde la mayor parte de su petróleo es líquido y más fácil de comercializar.
El costo de producir un barril de crudo en el reino saudita es de menos de US$9, según datos de la OPEP. En Venezuela y Brasil, según la misma fuente, es de US$27,62 y US$34,99 respectivamente.
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