martes, 30 de abril de 2019

RECLUTAN "CARTELES de JALISCO" al "GUERQUERIO" para su EJERCITO de SICARIOS...2 millones de ellos de 8 a 17 en actividades "no permitidas".

Niños y jóvenes de entre 8 y 20 años son reclutados por células del crimen organizado en Jalisco.

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La dirigente de una asociación civil en esta ciudad que rescata niños en situación de calle -como ella misma lo fue de joven- asegura que los cárteles les ofrecen dinero, ropa, alimento o medicinas, a cambio de que empaquen o vendan drogas.

Hasta 2017, al menos 2 millones de menores de entre 5 y 17 años trabajaron en ocupaciones no permitidas en Jalisco, según el Inegi.

"Hacen sus negocios a toda hora frente a quien sea, no se esconden, pero si les estorbas, te truenan", cuenta un menor que ha colaborado para el narco y que contó su experiencia bajo anonimato.

"Son jóvenes y se les hace todo muy fácil porque les ofrecen dinero, trabajo, incluso droga y los narcos aprovechan para poderlos reclutar", lamentó Marco Antonio González Mora, secretario de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara.
'Uno no tiene qué hacer y se va a la mala vida'

"El monstruo de la calle tiene mil tenazas y de repente no sabes ni por dónde va a llegar, aunque tengas mucho cuidado, aunque no quieras tropezar, (...) tropiezas", refiere "O".

Ella fue niña de la calle y actualmente labora para una asociación civil que trabaja con menores de edad sin hogar o en extrema pobreza en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

"O" asegura que los niños y jóvenes que buscan un trabajo son la presa preferida de las células delictivas.

Jóvenes como "J", de 17 años, quien debe trabajar para ayudar a sus padres con los gastos del hogar.

"¿Un muchacho qué puede conseguir, un menor de edad? Puede ser que lavando carros, y no ve la ganancia, uno ya no tiene qué hacer y se va a los malos pasos, la mala vida", expresa.

"J" cuenta cómo las plazas reclutan a sus prospectos.

"Lo que hacen es ir a diferentes lugares como Tonalá, Tlajomulco (...) para recoger a muchachos que viven en la calle o andan en esos pasos (de la droga) para así llevárselos y los dejan en el cerro; como nadie los reconoce", refiere.

Una vez cooptados, los muchachos tienen alguien que cuide de ellos.

"No es de que día que trabajan día que les pagan, no (...) la plaza les paga cada semana, si se enferman les pagan medicamentos, ¡o sea, sí cumplen!, (...) cosa que el Gobierno no hace", relata "O" desde su experiencia.

"Es una empresa en donde el que no arma michas, está pesando, y para aguantar la rutina, pues hay que ponerse locos, para estar aguantando toda la noche", añade.

"Yo le trabajé hace muchos años, antes de que me rehabilitara (...) cuando yo decidí dejar y empezar a alivianarme (...) a una pareja, que era la que controlaba ciertos barrios, a él lo balearon y a ella la destazaron".

Su hogar durante 13 años ha sido la zona del Cerro del Cuatro, en Tlaquepaque, un escenario frecuente de ejecuciones y narcomenudeo.

Fuente.-


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