"YO le REPARTO a TODOS porque SI CAIGO ME los LLEVO a TODOS ?": "SOBRINO CONTRAALMIRANTE de Ex-SECRETARIO de MARINA y SOCIO del PRIMITO FUE DETENIDO 9 DIAS ANTES del ESCANDALO"...y dejado enseguida en libertad.

México presumia que la Marina era el último bastión. La institución de uniforme blanco, con su disciplina de “hierro”, siempre lista para los desfiles, pero nadie habla de la mugre bajo la alfombra. Porque cuando la corrupción viene de arriba, el hedor es tan fuerte que ni los amparos alcanzan para taparlo.

Familiares en el banquillo… o de vacaciones

¿Cómo explicar que el contraalmirante Roberto Farías Laguna, sobrino del ex secretario de Marina José Rafael Ojeda Durán, estuvo nueve días antes del escando en los separos y después, por arte de burocracia y un amparo mágico, se fue, tan campante, a disfrutar de su retiro dorado? Ni rastro. Nadie sabe. Y quién vaya a buscarlo seguro se extravía en el laberinto de la complicidad, donde el hilo familiar es siempre el mejor salvavidas.

No es cualquier sobrino perdido. Su hermano, el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, es señalado como “cabeza visible” de la red. Los dos, piezas clave de la mafia uniformada que abría la puerta de los puertos para que los barcos atracaran repletos, no de esperanza, sino de litros y litros de gasolina contrabandeado. ¿A quién le sorprende? El nepotismo es tan viejo en México como el maíz, pero ahora navega en grandes buques petroleros.

Empresarios de cuello blanco y manos negras

Detrás de los galones se asoman los empresarios audaces, como Roberto Blanco Cantú (o “el señor de los buques”), dueño de Metra Fletes, quien en marzo fue descubierto con la minucia de 10 millones de litros de combustible introducido ilegalmente. Un sujeto tan seguro de su impunidad que repetía: “yo le reparto a todos, porque si caigo, me llevo a todos”.

Mientras la FGR busca a Blanco Cantú, solo encuentra oficinas vacías: San Pedro Garza García, el epicentro de la opulencia, convertido en paraíso de la huida. ¿Y sus socios? Pese a la fachada de empresas con dueños fantasma, todo termina ligado a la misma red, en la que hasta el Departamento del Tesoro de Estados Unidos señala la existencia de nexos con el cártel Jalisco Nueva Generación y su operador, el “primito” César Morfín Morfín.

El contubernio inmortal: narco y Estado

El escándalo es viejo: funcionarios públicos, uniformados, empresarios, aduanales, todos bañados del mismo cochambre, actuando en sincronía. La lealtad, palabra favorita en las ceremonias del poder, aquí significa sólo una cosa: “que no te agarren, y si te agarran, no digas nada”. ¿O para qué repartir si no es para asegurar los silencios cómplices?.

El resultado: marinos que denuncian la red aparecen asesinados o muertos en accidentes sospechosos; marinos “suicidas” justo después de que sus nombres se filtran… Una red que se protege a sí misma mientras sangra al país y engrandece la fortuna de unos cuantos.

Epílogo: La náusea impune

México no se descompuso del todo en la base, sino en la cúspide. Aquí, la podredumbre huele a gasolina y a uniforme blanco, a familia y a amparos exprés. El crimen perfecto no es el que se oculta, sino el que se institucionaliza: funcionarios enquistados, empresarios emboscados, y un narco que siempre encuentra puerto seguro. ¿Desaparecen los marinos? ¿Se esfuman los empresarios? Solo queda la náusea, y el silencio oficial que, una vez más, huele a gasolina agria y dignidad podrida.

Con informacion: YOUTUBE/HECTOR DE MAULEON/