Cuando dejar de decir la verdad empezó a ser negocio,la prensa y el gobierno se "amafiaron" y el ciudadano resulto afectado, de tal forma que cuando esa complicidad soterranea se rompe, el ciudadano es el mas beneficiado,la mentira empieza a morir joven y la verdad se enseñorea en los medios, las paginas y las redes sociales, por ello no es ningun desperdicio leer aquellas plumas acostumbradas a  cobijar al poder una vez que los "convenio$" terminan, entonces decir la verdad es menester y responsabilidad...aqui el TEXTO INTEGRO de la COLUMNA del periodista ALBERTO GUERRA SALAZAR, publicada por el periódico El mercurio de Ciudad Victoria en alusión a la detencion de Policías Estatales comúnmente llamados "polinegros" autores materiales de "SECUESTROS" en REYNOSA y ahora identificados como Nabor Aguilar G.,Felix Martinez Alfaro y Juan Fernandez G.

La Serpiente de las Mil Cabezas...

""Siempre fue un secreto a voces, pero ahora esa realidad está confirmada: la policía estatal, uniformada y ministerial, usa los cargos públicos para secuestrar, extorsionar, robar, en Reynosa y seguramente, en otras ciudades.

El problema no es que existan agentes policiacos del gobierno estatal, panista, detenidos como presuntos responsables de la comisión de delitos. El problema es que serán investigados y juzgados por funcionarios de su misma filiación política, obligados a protegerlos, encubrirlos, exonerarlos.

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La solución es que la sociedad exija que una dependencia del sistema de seguridad y justicia federal, atraiga ese y otro caso de funcionarios policiacos estatales corruptos, para que los procesos penales sean imparciales, objetivos y realmente sancionadores.

Reynosa es una de las ciudades tamaulipecas más golpeadas por la delincuencia organizada, pero también por los mismos elementos policiacos, pues en lugar de proteger a los ciudadanos, los hacen víctimas de delitos.

Hace más de dos años le preguntamos a un periodista de Reynosa, especializado en espionaje político, por qué no podía el gobierno parar la ola de robos con violencia de vehículos, que ya duraba años.

“Son los poli-negros”, respondió, escuetamente. Pero no hubo necesidad de que hiciera agregados.

Desde la noche del domingo rodaron por redes sociales, versiones de la aprehensión de cinco policías estatales, en el hotel Virrey, donde tenían cautiva a una persona privada de su libertad, por la que exigían a su familia un cuantioso rescate.

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Una versión publicada por el periódico de más circulación de Reynosa, afirma que son sólo tres los policías detenidos, y atribuye la aprehensión a agentes de la unidad anti-secuestros, de la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas.

Esta es sólo una otra muestra de la rapacidad de los guardianes del orden en el gobierno de los vientos del cambio. Los casos de flagrancia se han repetido a lo largo de los casi tres años recientes, sin que ninguna autoridad estatal se digne tomar cartas en el asunto.

Los titulares de la Procuraduría y de la Secretaria de Seguridad Pública han tenido sobre sus escritorios, pruebas suficientes de las fechorías cometidas por sus subalternos, pero no han movido un dedo para castigarlas e impedir que se repitan.

“Es que los agentes no se mandan solos”, dicen los observadores, insinuando que cuentan con la protección de sus superiores.

Hace un año, en mayo de 2018, cuatro policías ministeriales (Gerardo, Abner, Natividad y Leonardo Daniel) fueron detenidos y consignados por el delito de secuestro agravado. Cobraron un rescate de cinco millones de pesos, a cambio de la vida de un empresario.

En mayo del mismo año, otro agente, pero de la Policía Estatal, Gamaliel, cayó preso por el delito de extorsión.

El mes anterior, un policía ministerial de la unidad anti-secuestros, participó en el asesinato de su propia jefa y superiora.

También está comprobado que policías estatales balacearon con sus armas oficiales, el edificio de la sede estatal del PAN y la misma casa de gobierno. Están detenidos y confesos.

En episodios por separado, policías estatales fueron suspendidos e investigados, pues permitieron la fuga de peligrosos delincuentes que permanecían detenidos, unos en un hospital, otros en las propias instalaciones oficiales.

Estos botones demuestran fehacientemente que los hechos delictivos que cometen los agentes policiacos de Tamaulipas, no son esporádicos, aislados ni accidentales, sino producto de una perversa maquinación urdida por los altos mandos, para usar a los tamaulipecos como blanco de enriquecimiento.

Los tres poderes del gobierno de Tamaulipas tienen una cohesión dictada no por el afán de hacer el bien, sino todo lo contrario, y más tarde que temprano, serán descubiertos y exhibidos.

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Con informacion de:
albertoguerra65@hotmail.com