Algunas opciones que tiene el Gobierno mexicano para atacar con tecnología el robo de combustibles es “marcar” la gasolina con moléculas químicas que la puedan hacer rastreable o enviar el producto incompleto, sin el oxigenante MBTE; sin embargo, expertos recomendaron a Pemex y al Gobierno actual recurrir a la tecnología de trazabilidad, hoy conocida como blockchain o cadena de bloques.
“Blockchain, a nivel mundial, es justamente una solución para tener la trazabilidad de distintos productos, tales como la gasolina; serviría como un método para verificar que no se afecte ni en calidad ni cantidad del combustible”, señaló Héctor Rocha, socio de EY y líder adjunto para el sector energético.
Rocha explicó que con estos sistemas encriptados se puede ir monitoreando el movimiento del producto desde que sale de la refinería, llega a las terminales de almacenamiento, cruza la ‘última milla’ en pipas, llega a las estaciones de servicio y se despacha al consumidor.
“Cuando sale un litro de gasolina del punto A se registra inmediatamente en la parte de blockchain, se le hace un digital token, que es como un gemelo digital y cada vez que ese litro de gasolina va pasando a través de la cadena de valor se va registrando”, explicó.
Oscar Sosa, director de mercadotecnia de Katun, señaló que el combate al robo de combustible no es solo una cuestión de delincuencia organizada, sino también de falta de controles a lo largo de toda la cadena de suministro, por lo que esta tecnología permite una ventana de transparencia y visibilidad de todo lo que ocurre desde la importación, almacenaje, tiempos en inventario, procesos, entre otros.
“Con blockchain se podría saber hasta en qué estación de servicio llega el litro que entra por la frontera e incluso en qué bomba fue despachado. Suena exagerado pero sí se puede hacer por control de lotes de producción”, comentó el ejecutivo de la empresa especializada.
Llegar al último eslabón
Otra de las ventajas con la aplicación de la tecnología es que la autenticación de cada transacción pudiera aportar a la lucha ‘antihuachicol’ desde identificar quiénes venden y compran el combustible hasta las vías de comercialización y distribución.
Actualmente, además del Sistema Supervisorio de Control y Adquisición de Datos (SCADA), Pemex ha implementado la adaptación mexicana de una táctica utilizada en Colombia que consiste en enviar por ducto la gasolina acompañada de unas pelotas de grueso material que en cuanto se detecta una presión por una perforación en la infraestructura de transporte, éstas sirven de ‘tapón’; también, ha apostado por el uso de drones para vigilar su red de ductos.
Sin embargo, resultaría insuficiente la estrategia si no se complementa con la ayuda de la máxima tecnología y si no existe en México una impartición de justicia efectiva, consideró Dwight Dyer, consultor independiente en temas de seguridad y energía.
“El problema del robo de hidrocarburos va más allá de lo que Pemex pueda hacer técnicamente para que sea más complicado el hurto per se. Se tiene que tener un Estado de derecho efectivo al igual que las instituciones de justicia”, señaló el experto.
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